Capítulo 6🐲

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8 dragones aparecieron en el cielo despejado, el rey junto a su esposa, Aemond y la mano del rey observaban como las enormes bestias se aproximaban.
Tras aterrizar, los miembros de la familia real se subieron a los carruajes que los llevarían hasta la fortaleza roja.
El rey veía con gran entusiasmo la entrada de los carruajes que se detuvieron frente a él y como las puertas empezaban a abrirse.
Los primeros en bajar fueron Daemon, Rhaenyra y el pequeño Aegon, se acercarcaron al rey, padre e hija se fundieron en un abrazo, luego sería el turno de Daemon que estaba alegre de ver a su hermano mayor, después se bajaron Baela, Rhaena y Joffrey que se aproximaron a los demás, por último, Lucerys, Jacaerys y Visenya.
El pulso de Aemond comenzó a acelerarse, Visenya era una joven muy hermosa, llevaba un vestido negro y su larga melena platinada estaba suelta con algunas trenzas.
Visenya y sus hermanos alzaron la vista y sus ojos conectaron con los de Aemond, la joven sorprendida cogió aire nerviosa, sabía perfectamente a quién estaba mirando y contempló la belleza de su tío, sus rasgos más marcados, su larga melena, el parche en el ojo le daba un ligero toque más atractivo, aquellos sentimientos que habían ocultado salían a la luz.
Sus hermanos por otro lado se tensaron al verle, sabía que esa visita no traería nada bueno, y les preocupaba su hermana.
Los tres rompieron el contacto visual con su tío y se acercaron a su abuelo para saludarlo, el primero fue Lucerys seguido por Jacaerys y por último Visenya.
El monarca se asombró al ver cuanto había crecido la mayor de sus nietos y lo bonita que era.

-Viserys: Mi querida Visenya, cuanto has crecido. -Procedió a abrazarla.

-Visenya: (Sonrió) Es lo que tiene el pasar del tiempo mi rey. -Hizo una reverencia a su abuelo.

-Daemon: Él sabe de lo que hablas. -Ríe.

-Viserys: Hermano, tu gusto por burlarte de este pobre viejo no ha cambiado.

-Daemon: Nunca cambiará. -Guiñó un ojo a su hermano.

-Alicent: Que bueno verte Visenya.

La mencionada dirigió la mirada hacia la reina y esbozó una sonrisa forzada.

-Visenya: Igualmente, majestad.

-Otto Hightower: Bienvenida princesa.

-Visenya: (Asintió) Lord mano.

Todos entraron y se dividieron por el castillo, por un lado Jace, Luke y Joffrey que salieron al patio, después Baela y Rhaena fueron a buscar a sus abuelos, la princesa Rhaenys y su marido Lord Corlys Velaryon, por otro lado Viserys, Rhaenyra, Daemon y Alicent, que fueron a una sala a beber y a conversar.

-Viserys: Mi pequeña como me alegro de verte.

-Alicent: Sí, estamos muy contentos de veros después de tanto tiempo.

El matrimonio más joven se miró tras el comentario de la reina, les irritaba lo cínica que podía ser, el príncipe canalla esbozó una sonrisa irónica, al ver la situación el rey procedió a hablar:

-Viserys: ¿Por cuánto tiempo estaréis?

-Rhaenyra: Un par de días padre.

-Viserys: (Hizo un gesto de tristeza) Quedaos un poco más, llevo sin veros mucho tiempo.

-Rhaenyra: Lo iremos viendo, padre.

Eso alivió un poco al rey aunque temía que la propuesta que le tenía a Visenya volviera a alejarlos.

-Alicent: Visenya ya está en edad de casarse ¿ya ha empezado a buscar marido?

Esto hizo que ambos progenitores de la mencionada se molestasen por la pregunta, era evidente el motivo, saber que aliados tenían.

-Rhaenyra: No, hemos decidido que sea ella quien decida cuándo y quién será.

-Daemon: Visenya no es la típica niña que su sueño sea casarse y tener hijos.

-Alicent: ¿Y con qué sueña?

-Daemon: Con ser una guerrera, como la antigua Visenya, una de las esposas de Aegon el conquistador.

Viserys sonrió, siempre supo lo mucho que le gustaba a Visenya la historia de Aegon el conquistador y sus esposas y hermanas Rhaenys y Visenya Targaryen, sabía con ese comentario que podía hacer muy feliz a su nieta con los planes que tenía para ella.
Por otro lado del castillo se encontraba Visenya, buscando una de sus estancias favoritas, la gran biblioteca que había, deseaba leer los posibles libros nuevos que podía haber o releer los que en su momento habían leído.
Abrió las enormes puertas y observó la gran estancia, estaba tan entusiasmada por llegar allí que no se percató de que estaba siendo perseguida y vigilada.
Entró muy emocionada y empezó a mirar en cada estantería, los títulos de los libros de los que había en aquella habitación, una gran fila de estanterías llenas de libros y en una esquina un par de mesas y sillas para poder disfrutar de la lectura en la más absoluta intimidad.
Visenya miraba emocionada los libros que llamaron su atención, ya sabía donde se ocultaría durante su estancia en la capital de Poniente.
Las puertas de la biblioteca se volvieron a abrir para dejar entrar a un príncipe que cerró las puertas con fuerza lo que provocó un gran estruendo lo que hizo que la princesa se asustase y se girara rápidamente hacía donde había sido aquel ruido, miro a la persona que tenía frente a ella, un remolino de sentimientos aparecieron, y sus piernas bajo el vestido comenzaron a temblar, había imaginado mil escenarios y miles de respuestas pero nunca esa.
Frente a ella está Aemond, más alto y algo más musculado, su cabello era más largo, y lo más llamativo de su cara era su parche negro de cuero que cubría lo que en su día hubo un ojo.
A su vez, Aemond se encontraba estupefacto al ver a su sobrina él tampoco se esperaba nada de lo que había pensado, verla bajar del carruaje hizo que sus ganas de estar lejos de ella se esfumasen, su corazón latía enérgicamente al ver a la primogénita de su hermana.

-Visenya: Aemond.

El fuego del dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora