Aemond estaba de pie con sus brazos cruzados tras su espalda, hizo un amago de dar un paso para estar más cerca de ella pero, en ese momento le vinieron recuerdos de lo que le dijeron y su abuelo y su madre.
El príncipe tenía un conflicto interno, no sabía que hacer, la parte racional le decía que se marchase de allí pero, su parte irracional deseaba seguir allí con ella después de tanto tiempo, hacerle innumerables preguntas, salir juntos a montar a sus dragones, ver a Visenya pintar que era una de sus grandes pasiones mientras él admiraba su arte, sentarse bajo el árbol de coraza blanca y hojas rojas que había en uno de los tantos jardines que había en la Fortaleza Roja.
Visenya veía la duda en su ojo, ella tampoco sabía que hacer, deseaba que dijera algo, lo que fuera, pero sabiendo que él nunca volvió a comunicarse con ella, la relación que tenían ahora era inexistente.
Esos segundos se estaban haciendo eternos para ambos pero ninguno se atrevía a moverse, poder verse mutuamente los hacía felices y sus corazones latían frenéticamente, estaban enamorados y era recíproco pero, la codicia, la ambición y los enfrentamientos que hubo en el pasado entre los adultos condicionaron el futuro de los jóvenes.
Aemond le dio un último vistazo y salió de allí sin decir nada, azotando con fuerza las puertas. Algo en Visenya se descompuso, aunque sabía que él ahora la despreciaba ver su actitud hacía que doliera más.
Al final decidió coger un libro y marcharse de allí, el lugar en el que pensaba que podía pasar buenos ratos leyendo se había convertido en todo lo contrario, se dirigió a sus aposentos temporales, se sentó en uno de los sofás y comenzó aquel libro.
Al llegar la tarde, unos ligeros toques en su puerta hicieron que despertase del trance en el que se encontraba, aunque trató de concentrarse no pudo, en su cabeza no dejaba de resonar él, se acomodó y fue a abrir la puerta encontrándose con su tía Helaena que al verla fue a abrazarla.-Helaena: (Sonrió) ¡Vis! Cuantas ganas tenía de verte.
-Visenya: Yo también Hel, ansiaba conversar contigo, no sabes lo que deseo poder conocer por fin a tus hijos. -Le hizo un gesto para que entrase dentro.
-Helaena: (Se sentó en el sillón) Ahora se encuentran con mi madre y Aemond así que después te los presentaré al fin.
-Visenya: (Sonrió) Sé que me vas a preguntar por Aemond.
-Helaena: Me conoces muy bien. (Sonrió)
-Visenya: No ha pasado nada, le vi cuando llegué y poco después en la biblioteca.
-Helaena: (Frunció el ceño) ¿En la biblioteca?
-Visenya: (Suspiró) Sí, fui a ver que libros había y apareció, estuvo un par de segundos y se marchó.
-Helaena: Que raro, pero no te puedo dar una respuesta.
-Visenya: No importa, salgamos a pasear.
Las dos princesas salieron a pasear por los jardines, comentando de todo, ambas jóvenes evitaban hablar del hermano de la mayor, hasta que Visenya se acordó de Aegon.
-Visenya: Por cierto ¿y Aegon?
-Helaena: No lo sé su ausencia es muy común, no se qué pensó madre al casarme con él, no te lo había querido contar por carta por si alguien las leía.
-Visenya: No te preocupes por eso, ¿puedo preguntar el por qué? - Frunció el ceño.
-Helaena: (Suspiró) Puedes, en general por todo, no hace falta que te explique las razones pues las conoces, desde el principio todo ha sido horrible, en la boda Aegon coqueteaba abiertamente con las sirvientas, después con la consumición del matrimonio también fue algo que no deseo volver a vivir.
-Visenya: (Abrazó a su tía de manera cariñosa, se entristeció al oír a su tía y lo que vivió) Lo siento mucho Hel, no merecías este destino ni haberte casado con él, eres quien más merece todo lo mejor del mundo. - Se paró frente a ella y le secó la lágrima que empezaba a caer por su mejilla.
-Helaena: Gracias Vis. -Tomó aire para seguir hablando.- Poco tiempo después el gran maestre me dijo que estaba en cinta y unas lunas más tarde nacieron los niños, no te negaré que fue horrible y me dolió muchísimo sin embargo son lo que más quiero.
-Visenya: (Sonrió con la mención de los pequeños) ¿Al menos pasa tiempo con ellos?
-Helaena: Tampoco, nunca está con ellos a no ser que madre lo obligue pero normalmente están conmigo o... con... Aemond. -Titubeó
-Visenya: (Le restó importancia) Bueno al menos tanto tú como ellos tenéis a alguien.
-Helaena: Eso me sirve de consuelo, ser madre no es fácil.
-Visenya: (Suspiró) Sí, me lo imagino.
-Helaena: ¿Aún no tienes pensado casarte?
-Visenya: No, aún no. Intento aplazarlo todo lo que pueda.
-Helaena: Disfruta el tiempo, después tus hijos serán el centro del mundo.
Estuvieron paseando hasta que unas criadas llevaron a los niños con su madre, Visenya pudo conocerlos por fin y se puso a jugar con ellos, corrieron por el jardín, cogieron un par de flores, etc...
Al llegar la noche la princesa Visenya se encontraba agotada de jugar con los niños, Ser Harrold Westerling avisó a la princesa para que bajase a la cena familiar que los reyes habían organizado.
Visenya suspiró, ahora lo que menos le apetecía era una cena familiar, cuando se reunían se mascaba la tensión en el ambiente.
Si ya había sido un día lleno de emociones, la cena no haría mejorar el ambiente.
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El fuego del dragón
RomanceUn romance bastante complicado entre Visenya Velaryon y Aemond Targaryen, con mucho drama y a la vez muy apasionada. Una historia en el que la lealtad a quienes amas se ve complicada cuando el amor que sientes es tan fuerte e intenso, pero que a su...