Capítulo 30 🐲

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Regresaron con sus familias, Visenya hizo contacto visual con Jacaerys el cual le sonrió, ella le devolvió la sonrisa y fue junto a él, Aemond veía la escena, sabía de los sentimientos del joven por su hermana eran demasiado notorios para todos, excepto para la princesa.
Al llegar la noche el príncipe se coló en la tienda de ella, para pasar la noche juntos con el riesgo de que alguien entrase en la tienda, para la mañana siguiente ir de caza.
Visenya fue con Ser Harrold y con Ser Eric para que estuviera más segura, solo iba para evitar entablar una conversación con Loreon Lannister, detestaba a los Lannister pues los consideraba demasiado egocéntricos y ambiciosos. Ser Harrold rompió el silencio:

-Ser Harrold: Me extraña que hayáis aceptado venir princesa.

-Visenya: Evito cortejos, Ser Harrold.

-Ser Eric: ¿Puedo preguntar la razón princesa?

Ser Harrold regañó a Ser Eric por preguntar.

-Visenya: (Rio) Ser Harrold no os preocupéis, contestándoos Ser Eric, es molesto escuchar palabras vacías cuando lo único que buscan es lo que puedes proporcionarles.

-Ser Eric: Entiendo princesa.

Cambiaron su dirección, se alejarían del resto para observar las vistas y estar en un lugar tranquilo. El sol comenzaba a caer, podían oírse los ladridos de los perros a lo lejos cuando un enorme ciervo blanco apareció.

-Visenya: Quietos.

El animal hizo una reverencia y tranquilamente se marchó por donde había venido, ese era el ciervo que buscaban y el que sabía que su madre también había visto. El venado blanco tenía un significado, poder y realeza, la princesa se encontraba estupefacta y dichosa, era un honor haber podido ver al majestuoso ciervo, sin dudas lo pintaría pero debía regresar con los demás.
Al llegar bajó del caballo y se dirigió a ver a su madre para contarle su pequeña anécdota, pero delante de ella se interpuso George Graceford, cabeza de la casa Graceford, se le conocía como un hombre cruel y de gustos salvajes, ya había estado casado en una ocasión pero su mujer murió de causas desconocidas, lo que si se sabía era cuando se encerraba con su mujer en sus aposentos se la oía gritar de dolor y que cuando volvían a verla se quedaban impactados por las heridas que él le proporcionaba.

-George: Princesa Visenya. -Hizo una reverencia.

-Visenya: Buenas tardes Lord...

-George: Soy George Graceford mi lady.

-Visenya: Un placer. -Sonrió por cortesía.

-George: El placer es mío. -Besó su mano.

-Visenya: Si me disculpais, debo irme.

-George: ¿Os apetece dar un paseo?

-Visenya: (Cerró los ojos con fuerza pues debía hacerlo) Claro. -Miró a Ser Harrold. - Ser ¿Podéis avisar a Daemon que pasearé con Lord George Graceford?

-Ser Harrold: Por supuesto princesa.

-Visenya: Ser Eric venid conmigo.

-George: ¿Es necesario?

-Visenya: Si.

-George: Bien. -Bufó.

El fuego del dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora