Capítulo 24 🐲

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El día había llegado, después de estar mucho tiempo fuera de casa hoy sería la última vez que saldrían, esas lunas habían sido duras, había visto cosas horribles, Visenya sabía que nunca podría olvidar eso sin embargo lo llevaba bien, Daemon había tratado de ayudar a que ella no sufriera más de lo necesario, les había demostrado a todos los que fueron que era una gran guerrera y líder.
Había estado muchas veces al frente, incluso en muchas ocasiones había bajado del lomo de Caníbal para ayudar a los soldados mientras la gran bestia quema desde el cielo, nadie podía negar que lo hacía muy bien y que a pesar de lo duro que era, trataba de que nadie se hundiera además de que ayudaba a quien lo necesitase.
Visenya se despertó, estaba asustada como cada vez que Daemon y Aemond ponían su vida en peligro además de que en esta ocasión se sumaba Corlys lo que la hacía estar tensa por quienes quería.
Al salir de su tienda fue directa a la mesa donde se reunía con todos para dar las instrucciones, se reuniría por última vez y mientras los demás se levantaban comenzó a idear como lo haría y, como obtendría la corona del líder que sería un orgullo para su abuelo.
El primero en despertarse fue Aemond que tendía a madrugar, se acercó a Visenya para hablar con ella.

-Aemond: Hoy es el día.

-Visenya: ¿Puedes salir?

-Aemond: Sí, no ha sido nada.

-Visenya: Bien, cuando estemos todos explico que haremos.

Saldrían por la tarde, Caraxes sería el único dragón que se dejaría ver, mientras que Vhagar y Caníbal sobrevolarían las nubes para no ser vistos, mientras los barcos inundaban las playas enemigas.
El fuego del dragón rojo sería la señal para que los jóvenes aparezcan y aprovechar el factor sorpresa.
Aquella playa era un mar de gritos, sangre y fuego, cuando Visenya vio que su ejército había avanzado más decidió bajar y espada en mano se enfrentó en el cuerpo a cuerpo, Daemon y Aemond vieron eso y procedieron a seguir los pasos de la joven, aunque el hijo del rey era el único que no tenía aquella conexión con su dragona, el príncipe canalla y la princesa podían dar órdenes sin decirlo en voz alta, no era algo que se viera con facilidad, pero aún así bajo mientras Caraxes y Caníbal quemaban el lugar.
Visenya hizo contacto visual con el líder del bando contrario y salió corriendo a por él, que tenía una sonrisa en la boca, los demás se encontraban en múltiples batallas pero Aemond la observó marchándose corriendo hacía la cueva, cuando volvió a mirar ya no estaba por ningún lado, quedaban pocos así que terminaron con ellos y Daemon comenzó a buscar a su hija pero no la veía por ningún lado, comenzaba a preocuparse por su bienestar, se acercó a Aemond para preguntarle.

-Daemon: ¿¡Donde está Visenya!?

-Aemond: Entró allí. - Señaló el lugar

-Daemon: Tenemos que entrar

Un enorme rugido de Caníbal alertó a los hombres allí presentes, el animal sobrevoló la zona y aterrizó cerca de ellos, la conexión que tenían hacía saber al dragón el dolor de su jinete, cuando volvieron a mirar vieron a Visenya con una corona sobre su cabeza y en una de sus manos lo que parecía ser por la distancia la cabeza del antiguo líder, pues ahora el control estaba sobre el rey de los siete reinos, Viserys I Targaryen.
Levantó su mano y todos comenzaron a vitorear, habían puesto fin a aquella batalla y eran los ganadores después de tanto trabajo además de vidas perdidas.
Todos se reunieron al rededor de la princesa, Daemon la cargó sobre sus hombros, Visenya estaba algo débil, lo que nadie había visto era que antes de poder acabar con él le había clavado un cuchillo en su mano izquierda y no dejaba de sangrar.
Buscó a su abuelo con la mirada pero al no ver bajos los ánimos intuyó que estaba bien, los demás coreaban su nombre y se abrazaban felices.

-Visenya: ¡Escuchadme todos! - Gritó. - ¡Después de ganar nos merecemos celebrarlo, volvamos al campamento!

Cuando los soldados emprendieron su camino al barco para regresar y beber a modo de celebración, bajó con dificultad de los hombros de el príncipe.

-Visenya: ¿ Donde está la serpiente marina? -Su voz comenzaba a ser un hilo.

-Daemon: Esta bien, pero le han herido y se lo han llevado para atenderle.

Aemond bajó la cabeza y vio como un río de gotas de sangre caían sobre la arena húmeda, provenían de la mano de Visenya, que tenía una enorme herida, el príncipe agarró su muñeca y la miró, se veía algo más pálida estaba seguro de que el dolor era demasiado fuerte.

-Aemond: Debes ir ahora con el maestre.

-Daemon: (Miró a su sobrino) ¿Por qué?

-Visenya: Iré. -Se debilitaba más.

-Daemon: (Preocupado buscó la herida hasta que vio la mano ensangrentada) Pequeña, debemos ir ahora. -La cargó y la intentó subir como pudo sobre Caraxes para regresar.

Nada más emprender el vuelo Caníbal siguió al dragón rojo, Aemond también regresó le había dejado impactado la mano de Visenya, durante ese tiempo había recibido pequeños rasguños pero en esta ocasión su mano había sido atravesada.
Al llegar Daemon se encontraba frente a la tienda del maestre, se aproximó a su tío.

-Aemond: ¿Cómo está?

-Daemon: Se desmayó por el camino, el maestre cree que aunque se ve mal no es tan grave, pero le llevará tiempo volver a usar la mano como antes.

-Aemond: Bueno, podría haber sido peor.

-Daemon: En eso llevas razón.

Corlys Velaryon salió de su tienda, tenía el hombro vendado, se acercó a los príncipes.

-Corlys: ¿Donde está Visenya?

-Daemon: (Señaló la tienda) Ahí dentro, ha perdido mucha sangre.

-Corlys: ¿Qué? - Estaba muy preocupado.

-Aemond: Se metió en una de las cuevas y al salir su mano no dejaba de gotear sangre.

-Daemon: Esperaré a lo que diga el maestre.

Unas horas más tarde la princesa se despertó, por la leche de amapola no sentía dolor, se levantó y salió de allí.
Aemond fue el primero en verla, se acercó rápidamente para ver como se encontraba.

-Aemond: ¿Te duele?

-Visenya: Bebí leche de amapola.

-Aemond: ¿No sería mejor que regreses a descansar? Nosotros nos ocupamos.

-Visenya: No gracias, estoy bien. - Le sonrió.

Se acercaron a los demás, Daemon al verla corrió a abrazarla con fuerza se sentía mal por la herida que tenía su pequeña, prefería que le pasase a él en vez de a alguno de sus hijos.

-Visenya: (Rio) Estoy bien, tranquilo.

-Daemon: ¿Estas segura? Sabes que quemaría los siete reinos por vosotros.

Aemond veía la escena con envidia, él nunca había tenido esa relación con su padre por lo que hubiera deseado que su progenitor mostrase un mínimo de afecto, que tanto Daemon y en su momento Laenor habían dado a sus hijos.

-Visenya: (Rio) No es necesario, sobreviviré.

-Daemon: (Abrazó a su hija) Lo has hecho muy bien mi pequeña dragona, estoy tan orgulloso. - Sonrió.

-Visenya: Gracias.

Tendrían una noche de celebración por la victoria que habían conseguido, en honor a los caídos y por la que proclamaron ellos mismos, Visenya Velaryon reina de los Peldaños de Piedra.

El fuego del dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora