Capítulo 22 🐲

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Aemond se despertó y giró su cabeza, allí se encontraba Visenya mirándole con una sonrisa, se veía bien hasta recién levantada con el pelo enmarañado, acarició su cabeza y le sonrió.

-Aemond: ¿Llevas mucho despierta?

Visenya negó.

-Visenya: Prefería esperar a que te despertaras para levantarme, no quería despertarte.

-Aemond: Esta bien, ya es hora de que nos levantemos.

-Visenya: Prefiero quedarme un poco más.

Aemond se levantó y rodeo la cama para llegar al lado de Visenya que observaba sus movimientos, se puso sus pantalones y azotó el culo de la princesa provocándole una carcajada.

-Visenya: ¿Tan rápido te vas?

-Aemond: Voy a por el té, no te vayas.

-Visenya: (Se acomodó en la cama) Está bien.

Aemond fue con el maestre para que preparase el té de luna, el hombre anciano intentó preguntar a que joven le preparaba eso, por orden de la reina que ya había sido informada de ello. La pregunta molestó al príncipe el cual increpó al maestre con una simple amenaza de que sería devorado por Vhagar contó todo lo que pasaba, corrió a los aposentos de Visenya que estaba sentada en su cama terminando de ponerse las botas, la princesa al ver su reacción se asustó.

-Visenya: ¿Qué ha pasado?

-Aemond: Mi madre está sospechando, sabe que cada día el maestre hace té de luna por orden mía.

-Visenya: ¿Qué? ¿Cómo?

-Aemond: Él mismo se lo comentó y al yo no heberle dicho nada quiere saber para quien son.

-Visenya: Esto no puede saberse, hay que hacer algo.

-Aemond: Le he amenazado, pero tenemos que vernos en otros lugares y con menos frecuencia.

-Visenya: Bien. -Agarró la taza. -No me imaginaba que podrían descubirnos tan fácil. -Bebió el té

-Aemond: Ya te has vestido.

-Visenya: Tengo que presentar todo lo que planeo por estar al mando al rey,lo más probable es que nos vayamos en unos días.

-Aemond: ¿Te preocupa estar al frente?

-Visenya: No, me preocupa que le pase algo a Daemon, la serpiente marina o... a ti.

-Aemond: (Sonrió) No me pasará nada.

-Visenya: Más te vale. -Le apuntó con el dedo. -Tu madre me mataría.

Los jóvenes siguieron con su día, Visenya junto a su abuelo y Daemon planeando lo que harían allí y por otro lado Aemond con Helaena.

-Aemond: ¿Madre te ha preguntado algo sobre mí?

-Helaena: No ¿Qué debería preguntarme?

-Aemond: Le ha ordenado a un maestre a que me pregunte para quien son los tés de luna que le pido.

-Helaena: (Abrió los ojos con sorpresa) ¿Ella?

Aemond asintió y su hermana celebró la noticia, estaban juntos, solo rezaba a los dioses para que no los descubriesen.
A la hora de la cena la familia se reunió y el rey anunció que en tres días partirían a Peldaños de Piedra por lo que aprovecharían el tiempo para estar en familia. Algo de lo que nadie era consciente es de que la salud del rey se estaba deteriorando y es que la mano del rey junto al gran maestre eran la razón de ello, Otto Hightower empezaba a desesperarse ya que quería que su nieto Aegon se sentase en el que él creía que era su derecho de nacimiento, aunque Viserys no pensase lo mismo.
Durante tres días las familias se reunieron entre si, la felicidad del rey era lo más importante para Rhaenyra y Daemon, pero esos días terminaron y a la mañana siguiente se despidieron para partir a su nuevo destino.
Después de lo que parecía una eternidad llegaron, montaron las tiendas, cenaron rápidamente y se fueron a descansar, sería un tiempo bastante intenso.
A la mañana siguiente Visenya fue la primera en despertarse, estaba algo nerviosa aunque trataría de ocultarlo, colocó en la gran mesa lo que necesitaba para explicar lo que harían tenía planeado salir ese día junto a Daemon, cada miembro que se poseía un dragón saldría dos días seguidos para no agotar tanto a los grandes animales que no tenían mucho alimento. Daemon salió con el tiempo, vio a su hija y se dirigió hacia ella, se sentía increíblemente orgulloso de ella y su dedicación.

-Daemon: Pequeña dragona, veo que has madrugado.

-Visenya: (Suspiró) Si, no he podido dormir mucho.

-Daemon: Tendrías que descansar más. ¿Qué tienes pensado hacer?

-Visenya: Hoy saldremos tú y yo además, he dividido a los soldados en varios grupos de los cuales hoy saldrá el primero.

-Daemon: ¿Cómo has pensado gestionar los demás?

-Visenya: Fácil, mañana saldré con Aemond y al día siguiente saldrás tú con él, así sucesivamente, cuando hayamos dominado parte del territorio saldremos con Vaemond y un dragón.

-Corlys: ¿Qué hay de mí?

-Visenya: Os prefiero aquí serpiente marina.

-Corlys: ¿Te lo ha pedido Rhaenys?

-Visenya: No, sois demasiado sabio y por el momento os dejaré aquí, puedo prometeros que en algún momento saldreis.

-Corlys: Estoy conforme por el momento.

A lo largo de la mañana se organizaron y el barco zarpó, mientras tanto Visenya y Daemon se dirigieron a sus respectivos dragones bajo la mirada de Corlys y Aemond, estaban nerviosos por la princesa sin duda la apreciaba mucho aunque de formas diferentes. Desde que Daemon se casó con Rhaenyra, el hombre a la cabeza de la casa Velaryon observó la complicidad de Visenya y el marido de su madre incluso en ciertos momentos veía reflejado al hermano del rey en ella, ese día se dio cuenta de quien era el padre de aquella niña que conoció cuando acababa de nacer. Aunque realmente no lo fueran Corlys Velaryon quería a Visenya y a sus hermanos como nietos, otro caso era su mujer.
Daemon y su hija se animaron el uno al otro, hacían un buen dúo juntos y podían a llegar a ser demoledores contra sus adversarios sin contar con los dragones que cada uno poseía, la furia de Caraxes y la destreza de Caníbal.

El fuego del dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora