Capítulo 10 🐲

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De repente Visenya vio por el rabillo del ojo a varias personas así que rompió el contacto visual con su tío y miró hacía la puerta de la estancia, allí estaban sus hermanos y su padre mirándolos fijamente por el ceño fruncido de los príncipes sabía que aquella escena les molestaba.
Aemond también dirigió su mirada hacía donde lo hacía su sobrina, se planteaba si ahora que habían llegado sus hermanos se iría con ellos o se quedaría ahí con él.
Su impulsividad lo había llevado allí, con ese ataque de celos al ver a Visenya con Aegon, su reticencia a estar con ella no le había durado ni un día, se había esforzado por hacer lo que su madre le había pedido pero, no había sido capaz, sabía lo que le esperaba después de la cena.
Visenya suspiró y volvió a dirigir la mirada a su tío y después a las vistas.

-Aemond: ¿También quieres que esta cena sea eterna?

-Visenya: Sin ninguna duda.

-Aemond: (Rió) ¿Ya has empezado a buscar marido? -Se tensó un poco.

-Visenya: ¿Quieres amargarme la cena pequeño príncipe? -Sonrió.

-Aemond: No era mi intención princesa.

-Visenya: (Le miró a la cara) Respondiendo a tu pregunta, no. Espero que los dioses me libren de eso un tiempo. ¿Qué hay de ti?

-Aemond: Tampoco, no deseo hacerlo por ahora.

-Visenya: ¿Y qué te apetece por ahora?

-Aemond: (Esbozó una sonrisa mirando atentamente a su sobrina) Divertirme. -Miró los labios de la chica.

-Visenya: (Se sonrojó) Es bueno divertirse un poco.

-Aemond: Y con la persona adecuada.

-Visenya: Y con la persona adecuada también. -Su comentario provocó que el príncipe también se sonrojara.

Todos ya habían llegado y se habían fijado en la complicidad que había entre Aemond y Visenya, por un lado estaba Helaena, Baela, Rhaena y Viserys que les alegraba la situación pero, por otro lado estaban Otto, Alicent, Rhaenyra, Daemon, Jacaerys, Lucerys y Aegon que no les hacía ni pizca de gracia.
Una sirvienta avisó a los dos príncipes que entraran y se dirigieron a sus respectivos lugares, casualmente les tocó frente a frente en ambos extremos de la mesa.
Visenya saludó a su madre y se sentó al lado de su hermano que estaba notablemente enfadado, le había hecho una promesa y ya la había incumplido el primer día.
La cena procedió con normalidad el rey hablaba con su hija, la reina con su padre, los jóvenes entre ellos excepto Aemond y Aegon que solo observaban a la princesa.

-Viserys: Visenya mañana me gustaría pasar el rato un contigo y que me pintes.

-Visenya: Por supuesto mi rey.

Al final no hubo ninguna disputa, Aegon y Aemond no querían que hubiera ningún enfrentamiento con Visenya ahora que se estaban llevando bien.
Al terminar cada uno fue a sus aposentos excepto Daemon y Jacaerys que fueron con Visenya, Aegon con Helaena y su madre a los de Aemond.
Visenya entró seguida por su padre y su hermano y resopló.

-Visenya: Lo sé, lo sé no hace falta que me digáis nada.

-Jacaerys: Visenya, me lo prometiste esta mañana.

-Daemon: ¿Qué hacías con él?

-Visenya: (Se giró para enfrentar la situación) Solo hablábamos de dragones, no tenéis nada de que preocuparos.

Visenya estaba mintiendo descaradamente, pero sabía que decirles que habían hablado más hubiera hecho que ambos entraran en cólera y debía reconocer que estar al lado de Aemond le había hecho muy feliz.
Estuvo recibiendo una charla de ambos acerca de que era un verde y no eran de fiar, los dos príncipes salieron de allí suspirando. A Daemon le preocupaba su pequeña y por otro lado estaba Jacaerys celoso, él nunca sería Aemond y su hermana nunca lo vería como lo hacía a su tío, sentía cosas por su hermana mayor pero esta no lo sabía, las únicas personas que lo sabían eran Baela y Luke.
La primera se había enterado al oir a Jace y Luke hablando sobre el tema y el segundo tras la confesión de su hermano mayor.
Baela si que estaba enamorada del que en un futuro sería su marido, pero que no fuera recíproco hizo que la joven no sintiera celos de su hermana mayor.
En otra estancia se encontraban Alicent, Aemond, Helaena y Aegon. La reina le gritaba a su hijo menos por su conversación con Visenya, la princesa Helaena estaba contenta de haberlos visto hablar y, aunque ahora su hermano estaba recibiendo una injusta reprimenda, sabía que para él también había sido algo que le había hecho muy feliz. Por otro lado Aegon que bebía vino mientras observaba la escena ante sus ojos, estaba molesto por la atención que su hermano menor había recibido por parte de Visenya, Aegon no estaba enamorado de ella sino que más bien estaba encaprichado con su sobrina, el único amor del príncipe era él mismo, pero el no poder tener a quien elige por primera vez le hacía ser adicto a tratar de que Visenya fuera suya, pero el ver lo cómplices que fueron su sobrina y su hermano le hizo ver que sería difícil tenerla, pero lo complicado lo hacía ver más interesante y ganarle eso a sí hermano lo haría disfrutar aún más.

El fuego del dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora