Capítulo 21 🐲

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La noche había llegado y Visenya se encontraba dándose un baño, era una manera cómoda de relajarse y poder descansar, no dejaba de pensar en como su vida había cambiado en poco tiempo, se le venían cosas emocionantes y sabía que las disfrutaría al máximo, a su vez también había empezado la cuenta atrás para su futuro matrimonio, esperaba escoger a un buen hombre que desease casarse con ella y no con el título que poseía. Aún recordaba como su madre le relató su experiencia y que un hombre que había pretendido a su abuela y después a su madre, Aemma Arryn se presentó para pretenderla a ella también, su expresión de asco seguía estando ahí cada vez que recordaba la anécdota.
Enjabonaba su cuerpo tranquilamente mientras Aemond entraba en aquella habitación, se paseaba tranquilo por la estancia, se detuvo en un cuadro de un campo con una flor violeta, aún estaba a la mitad pero le sonaba la imagen, siguió el único sonido que había en la habitación y se apoyó en el marco de la puerta mientras la miraba, una parte de él estaría todo el día con ella pero debía empezar a asumir que algún día no muy lejano Visenya se marcharía y posiblemente casada. Ella se veía tan tranquila que transmitía esa paz que parecía tener.

-Aemond: Podía estar horas mirándote.

-Visenya: (Se sonrojó) No tendría problemas con ello.

-Aemond: En poco tiempo viene Aegon.

-Visenya: Con todo lo de hoy se me había olvidado.

Visenya se levantó de la bañera mientras su tío la miraba de pies a cabeza, se secó el cuerpo y se vistió rápidamente, Aemond aprovechó la ocasión para poder preguntarle.

-Aemond: ¿Que significa la flor violeta?

-Visenya: (Sonrió) ¿Por qué te interesa?

-Aemond: En todas tus pinturas hay una.

-Visenya: ¿Has observado todo lo que pinto?

-Aemond: La gran mayoría.

-Visenya: Te lo diré cuando regresemos.

-Aemond: ¿Cuál era el trato que hiciste con padre?

-Visenya: Casarme.

-Aemond: ¿Qué?

-Visenya: Debo casarme 6 lunas después de volver.

Aemond estaba impactado pensaba que podría pasar más tiempo con ella, pero a la vez Visenya tenía 15 días del nombre y ya estaba en edad de casarse, le hubiera gustado ser por un segundo un miembro de otra casa pero cualquier hombre que escogiera tendría una suerte inimaginable.

-Aemond: ¿Que te ha hecho decir que si?

-Visenya: Peldaños de Piedra y que en algún momento voy a tener que pasar por ello, debo dejar de aplazarlo.

Aegon apareció segundos después sorprendentemente se encontraba sobrio, no quería tener esta conversación pues se sentía humillante para él, Visenya le había rechazado y aún seguía prefiriendo a Aemond.

-Visenya: Hola Aegon.

-Aegon: Hola Vis, vengo a disculparme por mi comportamiento del otro día no sé que me pasó y también por lo que pasó hace años, como no te volví a ver no pude hacerlo.

-Aemond: ¿Que pasó hace años?

Visenya y Aegon se miraron, el mayor pensaba que su sobrina le había contado a su hermano y por otro lado la princesa había permanecido callada, le era incómodo recordarlo.

-Aemond: Visenya. -Frunció el ceño.

-Visenya: Aegon entró aquí alguna vez denudo, nunca se lo dije a nadie.

-Aemond: (Agarró con fuerza a su hermano) Era una niña.

-Aegon: Lo sé, no sé porqué hice eso.

-Visenya: (Agarró a Aemond para que soltase a Aegon) No te preocupes, todo solucionado eso sí no vuelvas a venir de noche y a solas.

-Aegon: Entendido, bueno me voy.

-Visenya: ¿A donde vas?

-Aegon: (Sonrió) A la ciudad. -Se giró y salió por el pasadizo.

-Aemond: Nunca me lo contaste.

-Visenya: Me preocupaba que pensarías de mí.

-Aemond: Nunca pensaría mal de ti.

-Visenya: Aemond ya lo has hecho.

Aemond sintió un leve dolor en el pecho, tenía razón aunque en aquel momento le hubiera creído, durante su adolescencia Aegon era un pervertido se paseaba desnudo, tocaba a las sirvientas, se masturbaba en su ventana donde le podían ver con facilidad, pero no se imaginó que no era la primera vez que su hermano entraba en la habitación de Visenya, aunque al menos aquella vez no le hizo nada.

-Aemond: ¿Cuando Aegon entraba que hacías?

-Visenya: Taparme con la manta, pero mejor dejemos el tema.

Visenya se puso de puntillas y besó la mejilla de su tío, mientras deshacía el nudo de su bata que tapaba de su desnudez. Había descubierto un mundo que le gustaba demasiado y del que Aemond parecía haberle vuelto adicta.
Desabrochó la chaqueta y se deshizo de ella arrojándola por la habitación, siguió con la camisa y por último sus zapatos, Visenya se puso de rodillas pretendía hacerle una felación.
Aemond se dejó y empezó a guiarla para después disfrutar de ello, el placer que sentía era maravilloso al igual que el empeño que ella ponía por complacerle, miró hacia abajo y la vio como le miraba mientras seguía dándole placer, eso le ponía aún más, decidió que quería terminar en su preciosa boca, Visenya continuó succionando y acariciando el miembro de Aemond, le gustaba como la miraba, unos minutos después el príncipe derramó su semilla en la boca y parte de su pecho.
Aemond cogió aire, estaba exhausto ofreció su mano a la princesa para poder levantarse, pasó un dedo por el labio inferior para quitar los restos que habían quedado.

-Aemond: Aprendes rápido. (Sonrió)

-Visenya: Tengo un buen maestro.

La besó apasionadamente para tumbarla en la cama y acercarse a su coño húmedo donde empezó a acariciarla suavemente en círculos para después introducir un dedo y sacarlo, después con dos. Se tumbó y empezó a besar la cara interna de su muslo para comenzar a chupar y lamer, le devolvería el placer que ella le había dado.
Visenya gemía y gemía, su mente se nublaba ser racional le era imposible, con el pie apartó a Aemond para subirse sobre su regazo y cabalgarlo.
Ajustó sus caderas y agarró el pene de él para comenzar a introducirlo en su interior, una vez esta por completo dentro de ella apoyó sus brazos sobre los hombros de él y le quitó el parche lanzándolo por la habitación, el príncipe azotaba el culo de la mujer que tenía sobre él, con su otra mano agarraba su cadera y la miraba a los ojos.

-Aemond: ¿Así que te gusta montarme?

Visenya asintió.

De un rápido movimiento de él, Visenya se encontraba boca arriba con el príncipe sobre ella envistiéndola con fuerza, agarrándole un pecho con una mano mientras con la otra sostenía el peso de su cuerpo.
Se miraban y disfrutaban de las vistas del otro, aquella pasión era única para ambos, el príncipe veía que estaba con Alys porque no había podido estar con quien él realmente quería, ahora que si era el caso no le apetecía estar cerca de aquella mujer.
Tras terminar Aemond se tumbó junto a Visenya y pasó un brazo por sus hombros para que ella quedara sobre su pecho. Ella le acariciaba su pecho y él disfuragaba la caricia, se durmieron en aquella postura, después de un día tan largo y aprovechando que podían estar juntos sin que nadie sospechase, aunque eso no era así, la reina comenzaba a tener una ligera sospecha y podía ser un fatal desenlace

El fuego del dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora