Capítulo 50 🐲

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Larys Strong y Corlys Velaryon se dirigieron a los aposentos del rey para anunciarle el fallecimiento de Borros Baratheon pues era un fuerte aliado, al llegar se encontraron a Aegon en el suelo semi desnudo respirando con dificultad, trataron de auxiliarle avisando a los guardias para que fueran a por el gran maestre.

-Larys: ¿Qué ha pasado?

-Aegon: Vis...se...nya.-Exaló.

-Corlys: ¿Visenya ha estado aquí?

-Aegon: Si ha... ve... ni... do... a... ma... tar... me... per...so...na...al...men...te.

-Larys: Eso quiere decir que ella está aquí y vendrá a asesinarnos a todos por traición. - Su cabeza ya empezá a planear como actuar con ella.

-Corlys: Sabe ocultarse, conoce los pasadizos desde que es pequeña.

-Aegon: En...tró...por...ahí. - Señaló con dificultad la puerta.

-Larys: ¿Os dijo algo?

-Aegon:Me...en...ve...ne...nó...pa...ra...ga...nar....la...gue...rra.-Trató de coger más aire. - Me...en...tre...tu...vo...

-Larys: No os preocupéis, el maestre vendrá enseguida.

-Aegon:Me...de...jé...ca...u...ti...va...r...por...su...be...lle...za....y...he...per...di...do...la...gue...rra.

El maestre llego poco después pero nada se pudo hacer por él, lo subieron sobre la cama y esperaron a que llegase el momento de su muerte que no tardó en llegar pues a cada segundo sentía como su pecho se comprimía cada vez más, se ahogaba mientras los hombres a su al rededor se dedicaban a mirar a la vez que planeaban como lidiar con la posible aparición de Visenya quién ya vestida con su armadura ordenó a su ejército asaltar la Fortaleza Roja, que se encontraba muy desprotegida mientras ella junto a Baela surcaban los cielos sobre sus dragones y quemaban a guardias y arqueros. Cregan a la cabeza de los hombres de los distintas casas leales a su causa y capas doradas leales a Daemon Targaryen lucharon contra los pocos guardias que quedaban, la reina bajó del lomo de su dragón para buscar a su hermano Alyn y a Corlys para evitar que les hicieran daño, pero al pasar cerca de unas escaleras que conducían a las mazmorras se detuvo, su hermano pequeño estaba allí así que le pidió a su hermana que se encargará de ello mientras ella sacaba al pequeño. Cuando bajó las escaleras se lo encontró sentado en el suelo con la ropa sucia y algo más delgado, su pelo platinado deslumbraba por el lugar y a pesar de haber oído ruidos no levantó la mirada, los ojos de la reina se aguaron al ver a Aegon tan diferente que ni se imaginaba todo lo que había tenido que pasar, sabía que con la muerte de su madre tendría un gran trauma y que reparar aquel daño sería imposible.

-Visenya: Aegon...

El niño ahora si que levantó la mirada rápidamente reconociendo la voz de su hermana mayor y haciendo contacto visual con la diferencia que ahora tenía sobre su cabeza la corona que le había pertenecido a su madre en el pasado, se levantó y de sus ojos comenzaron a salir lágrimas de emoción por verla de nuevo, Visenya rompió el candado y abrió la puerta que lo separaba del joven para después fundirse en un gran abrazo que los unía luego de haber estado separados durante mucho tiempo, la joven se separó un poco para poder verle mejor.

-Visenya. Te he echado mucho de menos pero ya podremos estar juntos de nuevo.

-Aegon: ¿Qué ha pasado con nuestro tío?

-Visenya: Ya no está. - Suspiró. - Era la única forma de terminar cuanto antes esto y evitar que nadie más muriera además de que tenía que sacarte de aquí.

El fuego del dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora