El fuego del dragón

Capítulo 43 🐲

La princesa se encontraba de parto sus gritos se oían por todo el castillo además de los rígidos de Caníbal por el lazo tan fuerte que tenía con su jinete, todos sabían el destino de aquel bebé al que aún le faltaban un par de lunas para nacer sano y fuerte Visenya se encontraba sola pues esa había sido su decisión, a pesar de que su madre intentara convencerla para que al menos ella pudiera estar al lado de su hija pero no había querido a excepción de su marido quien era el único que podría ver al bebé, lloraba de dolor por el alumbramiento, la pérdida de su hermano y por Aemond que le había hecho aquello por vengarse de la pérdida de su ojo que sin duda había sido trágica pero la venganza no era la situación, nada de lo que hiciera se lo devolvería. Visenya tuvo un pequeño niño que tenía escamas y lo que parecía una cola, se decía que los bebés de la familia Targaryen parecían pasar de dragones a bebés humanos pues los niños prematuros solían nacer con escamas, cola e incluso alas de dragón además presentaba malformaciones propias de un prematuro que aún necesitaba desarrollarse más, lo miraba mientras lloraba en silencio había nacido muerto, Cregan se acercó y se sentó junto a ella para darle apoyo estaban en silencio, las palabras sobraban, no había nada que pudiera cambiar la situación tan trágica. Rhaenyra y Daemon lloraban la pérdida de su nieto, y por su hija quien estaba sufriendo mucho en aquel momento y por la pérdida de Lucerys. Empezaron a organizar el funeral para ambos, Visenya envolvió el cuerpo del pequeño y lo llevaron al lugar en el que Caraxes lo incendiaría, todos estaban allí apoyando a la próxima heredera que agarraba con fuerza la mano del norteño, no había vuelto a decir ni una sola palabra, algo que preocupaba a sus padres y hermanos pero que veían que podía ser normal por lo que estaba viviendo, Daemon miró a su hija con tristeza, seguía llorando en silencio y su rostro se veía demacrado, ella al sentir la mirada del príncipe levantó la mirada, haciendo contacto visual con él para después asentir diciéndole que ya era el momento, miró una última vez el pequeño cuerpo de su hijo Aegon y al ver a Caraxes desvío la mirada antes de que el dragón rojo pudiera expulsar su fuego, no soportaría ver aquella imagen, se secó las lágrimas y salió de allí sola, dejando a todos preocupados pero comprendiendo que igual necesitaba un poco de espacio para ella poder aclarar su mente, Aemond no solo había asesinado a su hermano sino que también a su hijo y quería venganza por ello, ahora comenzaba una guerra que Visenya tenía muy claro que no pensaba perder, por Luke por Aegon, por su abuelo Viserys, su lado más sádico aparecería gracias a los verdes.

Por otro lado Aemond regresó a Desembarco del Rey para contar lo que había hecho, sentía lástima por Visenya, ni se quería imaginar lo que debía de estar sufriendo, para ella sus hermanos eran muy importantes y él le había arrebatado uno de ellos, jamás se lo perdonaría. Se reunieron en los aposentos de su madre, allí se encontraba su familia al completo, al narrar lo sucedido Alicent pidió clemencia por los suyos asegurando que la ira de Rhaenyra caería sobre ellos.

-Otto: Para solo haber perdido un ojo que ciego que estás.- Reprochó.

Helaena se tapo la boca al oír lo que su hermano había hecho, pensaba que la rabia que le tenía Aemond a Lucerys no llegaría tan lejos, a pesar de que había intentado aconsejarle para que dejase el pasado al lado parecía que no funcionó. Aegon por su parte celebraba la noticia con la frase de "un bastardos menos" y mandó a organizar un banquete en honor a su hermano.

Visenya se encontraba mirando las vistas, le era dificil de creer que con lo cerca que se encontraba Bastión de tormentas su hermano no hubiera podido salvarse, Arrax era un dragón más pequeño pero sin duda más rápido y ágil que Vhagar que ya era una dragona bastante vieja y grande lo que la hacía volar más despacio. Rhaenys comenzó a caminar hacía ella, iba despacio y conociéndola podía llegar a ser muy bestia con sus palabras, se quedó a su lado mirando las vistas también en silencio.