Capítulo 2 🐲

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Visenya se encontraba entrenando desde muy temprano con Daemon y sus hermanos, Jace, Luke y El pequeño Joffrey, mientras que Rhaenyra los miraba con ternura, sabía que cuando les enseñara el cuervo que acababa de recibir por parte de su padre, aquellas caras alegras y relajadas se transformarían en tensión y amargura.
En la carta, el rey exigía a su hija y a su hermano que fueran a Desembarco del rey a visitarle, ya que quería verlos al igual que a los niños después de tanto tiempo, y ya que lo había intentado en varias ocasiones y ambos habían declinado la oferta, el monarca no tuvo más opción que exigirlo ya que sentía la necesidad de ver a su familia, y con el pasar del tiempo el rey Viserys se hacía cada vez más mayor, y sentía la necesidad de pasar sus días con su hija Rhaenyra y sus hijos.
La princesa también había rechazo ir a visitar a su padre por la esposa de este y su mano Otto Hightower, ya que constantemente la hacían sentir incomoda, al igual que ordenaban a sirvientes a que la vigilasen, y les informaran de lo que hacía. Rhaenyra tenía que soportar los rumores que había de que sus hijos Jacaerys, Lucerys y Joffrey eran bastardos y no hijos de su difunto marido Laenor Velaryon sino del capitán de la guardia de la ciudad por aquella época Harwing Strong, que había muerto años atrás en un incendio. Además de tener que aguantar los conflictos de sus hijos con sus hermanos, ella sabía que detrás de esto no había otra persona que Alicent Hightower, la reina.
Además que tampoco quería ir por la relación que hubo en el pasado entre Aemond y Visenya, aunque ella no hablaba de él desde hacía mucho tiempo la conocía, era su hija y no tenía ninguna duda de que su hija veía a Aemond como ella vio a Daemon en su época, parecía que la historia se repetía.
Empezó a bajar las escaleras y cuando sus hijos la vieron fueron a saludarla enérgicos, a la vez que le entregaba la pequeña nota a su marido, para que este pudiera leerla antes de comunicárselo a sus hijos.
Baela y Rhaena bajaban las escaleras junto al pequeño Aegon, el hijo más pequeño de Rhaenyra y Daemon, mientras el padre de éstas leía la nota y fruncía el ceño poco a poco a medida que iba leyendo, el príncipe canalla no estaba muy contento de tener que volver y miró a su esposa, la cual asintió, ya que había entendido lo que quería decir aquella mirada, que después hablarían del tema.
Rhaenyra puso la mirada en sus hijos y suspiró antes de decir :

-Rhaenyra: He recibido un cuervo de vuestro abuelo.

La mirada de Visenya y sus hermanos no podía estar más fija en su madre, y es que el aquel hecho no les sorprendía ya que había pasado en otras ocasiones, sino que les causaba curiosidad la expresión que tenía su madre, ya que era diferente a la que solía poner.
Jacaerys al esperar la pausa que hizo su madre decidió preguntar.

-Jacaerys: ¿Qué pasa madre?

-Rhaenyra: Sabéis a la perfección que, durante estos años vuestro abuelo me ha pedido que regresaríamos a Desembarco del rey, pero siempre me había negado, pues consideraba que era lo mejor para todos. - Tras decir esto miró fijamente a Visenya.

-Visenya: ¿Qué ha cambiado está vez? - Preguntó con una cierta tensión en su cuerpo, le preocupaba lo que estaba por decir su madre.

-Rhaenyra: Que ha dejado de ser una petición, para convertirse en una orden a la que no podemos declinar.

Los hijos de la princesa se tensaron después de oír la petición del rey, pues sabían que volverían a ver a sus tíos. Daemon al ver la reacción de su pequeña dragona, puso una mano sobre sus hombros para tratar de tranquilizarla un poco.

-Rhaenyra: No os preocupéis. - Dijo acariciando suavemente el hombro de su hijo Luke. - Solo iremos unos pocos días.

-Daemon: En la nota no especifica por cuanto tiempo tenemos que estar allí, así que estaremos unos días para que esté contento, y así veremos poco a esos malditos verdes.

Al oír al marido de su madre, los tres hijos mayores se relajaron y vieron un lado más positivo al asunto.
Al poco tiempo todos regresaron al castillo, excepto Baela y Visenya, que se quedaron admirando la vistas al mar mientras la mayor, se encuentraba sumergida en sus pensamientos y la más joven le hacía compañía para no dejarla sola. Baela decidió romper el silencio.

-Baela: Vis, ¿qué te preocupa?

-Visenya: (suspira) Todo, mis hermanos, mi madre...

-Baela: Saber que le volverás a ver después de tanto tiempo, te remueve sentimientos ¿verdad?

-Visenya: (Cerró los ojos por un momento y tragó saliva al pensar en su tío). Lo hace, en todos estos años no ha habido un día en el que no pensase en él y ahora tendré que volver a verle. (Dirigió su mirada al suelo). Una parte de mí está feliz por volver a verle pero, por otro lado, triste porque me odia porque cree que me posicioné a favor de Lucerys, cosa que no es verdad, nunca me puse de ningún bando.

-Baela: (Le pasó un brazo por los hombros a modo de abrazo). Parece que los dioses quieren que puedas explicárselo.

-Visenya: (Miró a su hermana) No me arrastraré más Baela. (Cambió su mirada hacía el mar, pues se sentía un poco vulnerable al hablar del tema). Estuve un año escribiéndole todos los días y nunca recibí respuesta, yo intenté explicárselo, pero nunca quiso escucharme.

Baela la miró con tristeza, al saber que Visenya se había callado todo el sufrimiento que había sentido por el rechazo de Aemond.

-Baela : ¿Y que harás cuando le veas?

-Visenya : No haré nada. (En su voz se podía notar el dolor que sentía). Trataré de pasar algo de tiempo con Helaena y por supuesto con vosotros.

Visenya procedió a agarrarle la mano a Baela y darle un ligero apretón mientras la miraba con una sonrisa, prefería ocultar lo que pasaba por su mente. Ambas princesas regresaron al castillo poco después para comer en familia.
Hacía poco tiempo que Daemon y Rhaenyra le contaron a Visenya quién era su padre y que Baela y Rhaena eran también sus hermanas, desde que las conoció estuvo muy unida a ellas por lo que aquella noticia no pudo alegrarle más, su conexión con Daemon nunca había tenido explicación pero, a saber que él era su padre pudo entenderlo.
Para la princesa tanto Laenor como Daemon eran sus padres, aunque era algo que debía mantener en secreto.

El fuego del dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora