Capitulo 2

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Con una sonrisa dibujada en mi rostro, me despedí de Carlos utilizando su apodo cariñoso, "Chili", lo cual provocó una chispa de complicidad entre nosotros. Mientras atendía mi teléfono móvil, supe que algo especial estaba por ocurrir al escuchar la encantadora voz de Kelly al otro lado de la línea. Su tono era como una melodía que envolvía mi corazón, infundiéndome una sensación de dicha y gratitud por tenerla en mi vida. En ese momento, me invadió una profunda sensación de fortuna y felicidad al darme cuenta de lo afortunado que era de contar con la presencia de Kelly en mi mundo. Sus palabras amables y llenas de entusiasmo resonaron en mi alma, avivando la expectativa de una noche que prometía ser memorable y llena de alegría compartida.

—Max, ¿dónde estás?—.preguntó, su tono evidenciando una mezcla de impaciencia y expectativa. Su llamada me sacó de mi ensimismamiento, recordándome la importancia de cumplir con mi compromiso. Con un rápido suspiro, prometí en mi mente no hacerla esperar más y me preparé para unirme a ella en el lugar acordado, consciente de la importancia de no hacerla esperar más.

—Ya voy yendo cariño—. Con un toque de cariño en mi tono, respondí rápidamente a Kelly, asegurándole que estaba en camino. Cada vez que hablaba con ella, sentía como si una nueva versión de mí mismo emergiera, lista para enfrentar cualquier desafío. A pesar de los desacuerdos y discusiones que habíamos atravesado en los últimos meses, seguía creyendo firmemente en el amor que compartíamos. Estaba convencido de que, con el tiempo, todo se resolvería y nuestra relación se fortalecería aún más.

Tras colgar la llamada, deslicé el teléfono en mi bolsillo y me encaminé hacia el paddock. Al llegar, avisté a Kelly cerca de la salida, concentrada en su celular. Una cálida sonrisa se dibujó en mi rostro al verla, y con pasos decididos, me acerqué a ella por detrás. Sin pensarlo dos veces, la rodeé con mis brazos en un abrazo amoroso, gesto poco común en mí pero que brotaba naturalmente en su presencia. Era evidente que Kelly despertaba en mí un lado tierno y cariñoso que, hasta entonces, había permanecido oculto.

—Hola mi vida—. saludé con una sonrisa, depositando un dulce beso en su mejilla. Mi corazón latía con fuerza, lleno de amor por ella. Era como si estuviera bajo un hechizo, completamente enamorado. Cuando decidí expresar ese amor con otro beso, esta vez en sus labios, noté un cambio en su comportamiento. Un leve sudor frío perlaba su frente, similar a lo que había notado en Charles antes. Aunque me pareció extraño, opté por no comentarlo y simplemente disfrutar del momento con ella.

Kelly simplemente sonrió, sus ojos brillando con cariño mientras acariciaba mi rostro con ternura. Sin decir una palabra, tomó mi brazo con suavidad, indicándome que era hora de dirigirnos hacia el coche. Juntos caminamos hacia el vehículo, compartiendo silenciosamente la complicidad que solo el amor verdadero puede crear. Una vez dentro del coche, nos dirigimos hacia la casa de Kelly. Aunque tenía su propia residencia en España, ella solía preferir vivir conmigo en Mónaco. Era un pequeño ritual que fortalecía nuestro lazo y hacía que nuestro hogar en Mónaco se sintiera aún más completo con su presencia.

Durante todo el trayecto, un denso silencio se apoderó de nosotros. Kelly apenas me dirigía la palabra y estaba absorta en su móvil, riendo ocasionalmente por alguna cosa que veía en la pantalla. Actuaba como si yo no estuviera a su lado, y esa sensación de ser ignorado me entristeció profundamente. Sin embargo, decidí concentrarme en la carretera, ya que era yo quien conducía, manteniendo mis emociones a raya mientras seguía adelante con determinación.

Al llegar a la casa de Kelly, no dudé en dirigirme directamente a la habitación y dejarme caer en la cama. El agotamiento me invadía, y es que no era para menos después de dar 71 vueltas en un coche de Fórmula 1, alcanzando velocidades vertiginosas. El desafío de controlar el vehículo a esa velocidad requería una concentración extrema, dejándome completamente agotado. Cerré los ojos, dejando que el cansancio se apoderara de mí, mientras mi cuerpo ansiaba el merecido descanso después de una jornada tan intensa en la pista.

La suave luz del atardecer se filtraba por la ventana cuando la puerta de la habitación se abrió con delicadeza, anunciando la entrada de Kelly. Con pasos silenciosos, se acercó a la cama y se sentó a mi lado, sus manos comenzaron a acariciar mi cabeza con ternura. Una cálida sensación de afecto se apoderó de mí, y una sonrisa se dibujó en mi rostro mientras sentía el rubor en mis mejillas por el contacto reconfortante de sus manos.

En medio de aquel momento especial, una idea repentina cruzó mi mente y decidí compartirla con Kelly. Con un susurro lleno de emoción, le revelé que esta noche planeaba salir de fiesta con mis amigos.

—Kelly, hoy voy a salir con mis amigos de fiesta, estaremos en la casa de Carlos así que probablemente voy a tardar, no me esperes por la noche—. Con una sonrisa en los labios, compartí con Kelly mis planes de salir de fiesta con mis amigos en la casa de Carlos, anticipando que regresaría tarde. Sin embargo, en lugar de recibir mi noticia con alegría, su rostro se ensombreció y su expresión se volvió más seria. Confundido, la miré con el ceño fruncido, preguntándome qué había causado su reacción.

—Como quieras, ve con tus amigos—. respondió Kelly con un tono de resignación mientras rodaba los ojos. Se levantó de la cama, cruzó los brazos y salió de la habitación, cerrando la puerta con fuerza. Su comportamiento me sorprendió, ya que durante el último mes había estado actuando de manera extraña: a veces me hablaba mal, llegaba a casa muy tarde y había momentos en los que sospechaba que me estaba engañando, aunque prefería guardar silencio al respecto.

Rodé los ojos al ver la reacción de Kelly. Solo porque ella no quisiera que saliera a celebrar con mis amigos por primera vez, no significaba que renunciaría a ello. Sin seguir detrás de ella, decidí recostarme en la cama y cubrirme con una manta, reflexionando sobre mi decisión de salir esa noche.

Cerré los ojos y me sumergí en mis pensamientos, repasando el día en mi mente. De repente, sin razón aparente, el rostro de Checo se infiltró en mis pensamientos, dejándome sin palabras. No esperaba que mi mente se enfocara tanto en alguien a quien detestaba con todo mi ser. Traté de apartar esos pensamientos, pero lo único que logré recordar antes de caer en un sueño profundo fue el inesperado eco de su imagen en mi mente.

Luego de un rato, a pesar de que mi cuerpo aún se sentía cansado, me levanté decidido a salir con mis amigos y compañeros. Me cambié a ropa más formal y bajé hacia el salón, donde encontré a Kelly sentada en el sillón, disfrutando de una taza de café. Cuando me vio, solo rodó los ojos en respuesta a mi sonrisa, aparentemente poco dispuesta a que mi ánimo festivo la contagiara.

Suspiré frustrado mientras recogía mis cosas y salía de la casa, cerrando la puerta con fuerza, siguiendo el ejemplo de Kelly. Caminé hacia mi coche y me dirigí hacia la casa de Carlos, donde se llevaría a cabo la reunión, o mejor dicho, la fiesta. Al entrar en la casa, me encontré con George y Lando, quienes me saludaron con un choque de manos y un abrazo, disipando un poco de la tensión que había sentido momentos antes.

—Tardaste en venir Max, Carlos se estaba quejando—. George me gritó en el oído sobre mi tardanza, ya que la música resonaba fuerte en el ambiente. Solo pude reír ante su comentario, consciente de que Carlos probablemente había estado impaciente.

Observé a mi alrededor y noté a Carlos junto a Charles, estaban muy cerca el uno del otro. Carlos tenía su brazo rodeando los hombros del monegasco, quien le susurraba algo al oído. Fruncí el ceño confundido al verlos en esa posición, sintiendo que había algo que Carlos no me había dicho. La escena despertó mi curiosidad y una ligera incomodidad se apoderó de mí mientras intentaba descifrar qué estaba sucediendo entre ellos.










Holiss, vengo a avisar que intentaré publicar cada dia🫶🏼✨

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