Capitulo 37

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Al despertarme con ese fuerte dolor de cabeza, mi primera reacción fue buscar a Checo en la cama, pero no lo encontré. La habitación estaba vacía, y solo quedaban algunos remanentes del placer de la noche anterior. Supuse que Checo se había levantado temprano, probablemente para dar un paseo o hacer alguna tarea pendiente. La sensación de soledad en la habitación me golpeó de repente, recordándome lo mucho que había disfrutado de su compañía la noche anterior.

Al ver la hora en el reloj, me sorprendió darme cuenta de que ya era la 1 del mediodía. Había dormido mucho más de lo habitual, sumergido en un sueño profundo después de la intensidad de la noche anterior. El tiempo parecía haberse desvanecido mientras estábamos juntos, y ahora me enfrentaba a la realidad de un nuevo día, con un dolor persistente en la cabeza y recuerdos entrelazados de pasión y éxtasis.

Decidí levantarme y dirigirme al baño para darme una ducha y enfrentar el día con renovada energía. Mientras el agua caliente caía sobre mi cuerpo, dejé que los recuerdos de la noche anterior se desvanecieran lentamente,
reemplazados por la necesidad de afrontar lo que vendría a continuación. Aunque Checo no estaba a mi lado en ese momento, su presencia aún resonaba en mi mente, recordándome la conexión intensa que compartíamos y la profundidad de nuestros deseos compartidos.

Después de la ducha reconfortante, me vestí con ropa cómoda y salí de la habitación, asegurándome de dejar todo en orden. Mientras caminaba por los pasillos, me di cuenta de que las miradas curiosas y los murmullos susurrantes ya comenzaban a seguirme. Era evidente que la intensidad de la noche anterior no había pasado desapercibida para los demás pilotos, y ahora me enfrentaba a las consecuencias de nuestros actos.

A pesar de sentirme un poco incómodo por las miradas y los comentarios, decidí enfrentar la situación con dignidad y sin arrepentimientos. Después de todo, lo que había compartido con Checo era genuino y profundo, y no me avergonzaba en lo más mínimo. Mantuve la cabeza en alto mientras me dirigía hacia donde creía que estarían los demás, preparado para cualquier reacción que pudieran tener.

A medida que avanzaba, me encontré con algunos de los otros pilotos, quienes me lanzaron miradas significativas y sonrisas cómplices. No había necesidad de palabras; el conocimiento compartido de lo que había ocurrido la noche anterior estaba presente en el aire entre nosotros. Aunque podía sentir el peso de sus miradas, me sentí seguro en mi decisión de seguir adelante con Checo, sin importar lo que los demás pudieran pensar o decir.

—Al parecer alguien tuvo una buena noche—. A pesar de las miradas y los susurros, el ambiente entre los demás pilotos era sorprendentemente ligero.

Los comentarios bromistas de Fernando hicieron que todos nos riéramos, incluyéndome a mí. Aprecié la forma en que mis amigos abordaban la situación con humor, lo que me hizo sentir aún más seguro y respaldado en mi relación con Checo.

La complicidad y el apoyo de mis compañeros de equipo me recordaron que, al final del día, éramos una familia en el mundo de las carreras. Aunque nuestras vidas personales a veces se entrelazaban con nuestra vida profesional, la camaradería y el respeto entre nosotros seguían siendo fundamentales. Me sentí agradecido por tener amigos que podían compartir risas y bromas incluso en situaciones inusuales como esta.

La atmósfera relajada y amistosa alivió cualquier tensión que pudiera haber sentido inicialmente, permitiéndome disfrutar del momento y aceptar con confianza mi relación con Checo. Sabía que tenía el apoyo de mis amigos y colegas, lo que me dio la fortaleza para enfrentar cualquier desafío que pudiera surgir en el camino.

Después de disfrutar de una taza de café preparada por Valtteri y compartiendo risas con los demás, me senté en el sofá preparado para relajarme un poco más. La atmósfera tranquila se vio interrumpida por el timbre insistente del teléfono, y al ver que era una llamada de mi hermana, la contesté con un tono animado y cariñoso, esperando una charla habitual. Sin embargo, me encontré con un sonido inesperado: el llanto de Victoria al otro lado de la línea. De repente, mi estado de ánimo cambió drásticamente, la preocupación se apoderó de mí mientras trataba de entender qué le estaba sucediendo a mi hermana y cómo podía ayudarla.

Meant to be [Chestappen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora