Meant to be [Chestappen]

Capitulo 35

𝙆𝙚𝙡𝙡𝙮.

La llamada con Jos había sido el punto de inflexión que necesitaba para poner en marcha mi plan. Desde que descubrí la traición de Max con Sergio, había estado buscando una forma de hacerle pagar a Checo por haberse inter puesto en nuestro camino. Jos, con su resentimiento hacia Checo, estaba más que dispuesto a ayudarme en mi venganza. Juntos, ideamos un plan que aseguraba herir a Checo donde más le dolía: su relación con Lucas.

Observar las fotos en Instagram de Checo junto a Lucas en el parque me dio la idea perfecta. Sabía que el niño me conocía como la novia de Max, y eso sería suficiente para atraerlo hacia mí en el momento adecuado. Planeamos esperar a que Checo estuviera distraído y luego, de manera disimulada, me acercaría a Lucas, ofreciéndole alguna excusa o regalo para ganar su confianza. Jos y yo estábamos seguros de que el niño no dudaría en seguirme, y una vez que estuviera bajo mi control, sería el instrumento perfecto para infligir el dolor a Checo.

No tenía intención de causarle ningún daño físico al niño; mi objetivo era manipularlo emocionalmente, aprovechándome de su amor por su padre. Cuando estuviera conmigo, Lucas sería tratado con cuidado y atención, pero estaría bajo mi control total. Mi verdadero plan era usarlo como cebo, aprovechando su conexión con Checo para atormentarlo aún más.

Jos, mi cómplice en esta venganza, tenía un papel crucial que desempeñar. Mientras yo mantenía a Lucas cerca y lo distraía, Jos se encargaría de provocar el sufrimiento de Checo. La idea de amenazarlo para que se alejara de Max resonaba en mi mente como la pieza final del rompecabezas. Sabía que Checo, desesperado por el bienestar de su hijo, cedería ante cualquier demanda para protegerlo. Y así, mi venganza se materializaría, dejando a Checo destrozado y sin posibilidad de recuperar lo que más ama.

Con una sonrisa retorcida en los labios, me acomodé en la cama, sintiendo la satisfacción de saber que mi plan estaba en marcha. Mañana sería el día en que el orgulloso Sergio "Checo" Pérez se enfrentaría a su peor pesadilla. Mis pensamientos se llenaron de anticipación por el sufrimiento que le esperaba a Checo, y esa idea me llenó de un placer oscuro y perverso. Cerré los ojos, saboreando la venganza que estaba por venir, y me dejé llevar por los dulces sueños de la malicia y el triunfo sobre mi ahora enemigo.

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Con determinación en cada paso, me preparé para llevar a cabo mi plan. Vestido de negro y ocultando mi rostro tras unas gafas oscuras, me sentía como un verdadero agente secreto, listo para ejecutar mi misión. Cada detalle estaba meticulosamente planeado en mi mente: el momento preciso en que interceptaría a Lucas, las palabras exactas que le diría para convencerlo de acompañarme, y cómo mantendría mi identidad oculta para evitar sospechas.

El tiempo apremiaba, y sabía que debía actuar con rapidez si quería tener éxito. Las manecillas del reloj parecían moverse más rápido de lo habitual, y mi corazón latía con la emoción de lo que estaba por venir. Con cada paso hacia el parque, la anticipación crecía dentro de mí, mezclada con una pizca de nerviosismo por el riesgo que estaba a punto de tomar. Pero estaba decidido a seguir adelante, dispuesto a hacer lo que fuera necesario para llevar a cabo mi plan.

A medida que me acercaba al lugar de encuentro, mi mente se concentraba en el objetivo final: hacer que Checo sufriera y ruegue por la seguridad de su hijo. Estaba dispuesto a jugar sucio, a aprovechar cualquier oportunidad para lograr mi cometido. Con determinación en cada paso, me adentré en el parque, preparado para enfrentarme a lo que sea necesario para cumplir mi objetivo.

La visión de Checo con Lucas en sus brazos y Max a su lado provocó un torbellino de emociones dentro de mí. Por un lado, sentí una punzada de celos al ver a Max tan cercano a Checo, sonriéndole de una manera que nunca lo hacía conmigo. Su complicidad era evidente, y me llenó de rabia pensar que Max estaba interesado en Checo de una manera que nunca lo estuvo conmigo. El dolor de la traición y la humillación comenzaron a burbujear en mi interior, alimentando mi determinación de seguir adelante con mi plan.