Al despertar, me encontré con la habitación inundada de luz que se filtraba a través de la ventana entreabierta. Mis párpados pesados se elevaron gradualmente, revelando una suave manta blanca que me cubría por completo. Al mirar a mi alrededor, noté que mi ropa yacía dispersa en el suelo, un desorden caótico que contrastaba con la tranquilidad de la habitación.
Un dolor punzante martillaba en mi cabeza, mientras que cada músculo de mi cuerpo parecía protestar con cada movimiento. La confusión se apoderó de mí mientras intentaba recordar cómo había llegado a esa situación, pero mis pensamientos se mezclaban en un embrollo confuso.
Mientras mi mente luchaba por recuperar los recuerdos, mis ojos se posaron hacia mi derecha, donde encontré a Checo aún dormido. En ese instante, la memoria regresó con una claridad cristalina, revelándome cada momento compartido entre él y yo la noche anterior. Cada caricia, cada palabra susurrada, cada roce llenaba mi mente con una intensidad palpable. Los recuerdos fluían como un río desbordante, recordándome cada gemido compartido en el éxtasis del momento.
Con una comprensión repentina, comprendí por qué nuestras ropas estaban esparcidas por el suelo. Un rubor cálido tiñó mis mejillas al revivir esos momentos, pero una sonrisa tímida se curvó en mis labios, impregnada de la dulce complicidad que compartía con Checo.
Consulté la hora en mi móvil, que reposaba en la mesita de noche, y me sorprendió descubrir que apenas eran las 8 de la mañana. Con una sensación de alivio y anticipación, comprendí que aún nos quedaba mucho tiempo para disfrutar juntos antes de tener que levantarnos y enfrentar el día.
Con una sonrisa juguetona y un rubor persistente en mis mejillas, me acerqué sigilosamente a Checo, quien aún dormía plácidamente. Lo rodeé con mis brazos, atrayéndolo hacia mí con un gesto de cariño y ternura, y cerré los ojos con la intención de dejarme llevar de nuevo por los brazos del sueño. A medida que me acomodaba junto a él, Checo se movió ligeramente, acercándose aún más a mí, como si buscara refugio en mi abrazo.
En ese instante, una claridad abrumadora se apoderó de mí: estaba profundamente enamorado de Checo. Lo que antes había sido resentimiento y conflicto, se transformó en un sentimiento indiscutible de amor. Consciente de este nuevo y poderoso vínculo, comprendí que lo quería exclusivamente para mí, a pesar de que seguía oficialmente en una relación con Kelly. Sin embargo, había llegado el momento de tomar una decisión: terminar con Kelly y entregarme por completo a este amor prohibido.
Aunque el miedo a la desaprobación de mi padre me atenazaba, el deseo de ser sincero con mis sentimientos prevaleció. Con un suspiro cargado de determinación, dejé que mis temores se disiparan mientras enterraba mi rostro en el cuello reconfortante de Checo, encontrando en él la paz y la calma que necesitaba para relajarme y volver a dormir.
En un último recuerdo antes de dejarme llevar por el sueño, me sumergí en los reconfortantes brazos de Checo, sintiendo la calidez de su cuerpo junto al mío. Una sensación de paz y seguridad me envolvió mientras una de mis manos instintivamente acariciaba su brazo, buscando aferrarme a esa conexión íntima y reconfortante.
Con cada respiración tranquila y cada latido acompasado, me adentré en un sueño reparador, confiando en que al despertar, seguiría compartiendo ese amor y esa complicidad con Checo a mi lado.
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Desperté con la sensación reconfortante de una mano acariciando mi cabello, y al abrir los ojos, me encontré con Checo despierto a mi lado. Su mirada estaba fija en su móvil, mientras con ternura me acariciaba el pelo con la otra mano.
La sorpresa de verlo aún junto a mí, sin haberse apartado durante mi sueño, inundó mi corazón de felicidad y gratitud. Sentí un cálido cosquilleo recorrer mi cuerpo al darme cuenta de lo especial que era este momento compartido con él, y me llené de una profunda sensación de bienestar al saber que su presencia continuaba a mi lado, brindándome su cariño y atención.
—Bueno días—. La voz ronca y suave de Checo rompió el silencio de la habitación, y al escucharla, no pude evitar sonreírle de vuelta.
Era como si todas las emociones que había estado experimentando desde la noche anterior se fusionaran en ese momento, inundándome con una sensación de calidez y complicidad. Al devolverle la sonrisa, me di cuenta de que me sentía como un adolescente que se acaba de enamorar por primera vez, con el corazón lleno de esperanza y emoción ante lo que el futuro podría depararnos juntos.
—Buenos días señor Perez, ¿disfrutaste la noche anterior con el señor Verstappen?—. Decidí romper el silencio con una pregunta traviesa, consciente del efecto que podría tener en Checo.
Con un gesto juguetón, me acomodé en la cama, observándolo mientras aún acariciaba suavemente mi cabello. Quería provocar una reacción en él, una sonrisa cómplice o un rubor en sus mejillas, al recordar juntos los momentos íntimos compartidos la noche anterior. Mi voz resonó con un tono ligero pero sugerente, tejiendo una atmósfera de complicidad entre nosotros.
Mis ojos brillaban con anticipación, ansiosos por capturar su atención y sumergirnos juntos en la dulce nostalgia de nuestros encuentros pasados. Con cada palabra, con cada gesto, fortalecíamos la conexión especial que compartíamos, celebrando la intimidad de nuestro vínculo con una simple pregunta juguetona.
—La pasé muy bien, pero me sorprendió mucho que no fueras el niño que yo siempre me imaginaba—. Checo, ahora decidido a devolver la jugada, me provocó de manera juguetona mientras se levantaba para vestirse.
Su tono travieso y su risa contagiosa llenaron la habitación de una energía alegre y ligera. Me quedé mirándolo con una sonrisa en los labios, disfrutando de su espíritu bromista y de la chispa de complicidad que siempre estaba presente entre nosotros. Su llamado de "niño" resonó en mis oídos, acompañado de una risa cómplice que compartí instantáneamente.
Era reconfortante saber que podíamos bromear y reírnos juntos, incluso en los momentos más simples y cotidianos. Nuestra conexión se fortalecía con cada interacción, cada broma y cada risa compartida, creando un lazo único y especial que nos unía aún más.
—Era un niño cuando te conocí por la primera vez, ahora ya soy un hombre para ti.
—Claro que lo eres.
Con una sonrisa en los labios, Checo se terminó de vestir, y yo seguí su ejemplo, levantándome de la cama para prepararme también. Mientras nos alistábamos, una idea comenzó a formarse en mi mente: dado que era nuestro último día en Las Vegas antes de partir hacia Baku al día siguiente, ¿por qué no pasar el día juntos, disfrutando al máximo de nuestra compañía?
Sin embargo, no estaba seguro si Checo también estaría interesado en la idea. La incertidumbre me invadió brevemente mientras consideraba cómo plantearle la propuesta, deseando que compartiera mi entusiasmo por pasar nuestro último día en Las Vegas juntos, creando recuerdos que atesoraríamos en el futuro.
—Oye Checo, ¿te gustaría pasar el día conmigo?—. Con timidez pero con entusiasmo palpable, formulé mi pregunta, esperando ansiosamente la respuesta de Checo.
Su respuesta fue una simple sonrisa, pero esa expresión fue suficiente para confirmar que estaba de acuerdo con la idea. Una oleada de felicidad inundó mi ser, haciéndome sentir como un niño pequeño que acaba de recibir la mejor noticia del mundo.
La simple sonrisa de Checo era todo lo que necesitaba para saber que pasaríamos el día juntos, creando recuerdos que perdurarían mucho después de nuestra partida de Las Vegas. Con una sonrisa radiante y el corazón lleno de alegría, me preparé para disfrutar al máximo de nuestro último día en esta vibrante ciudad del desierto.
Capitulo corto y bonito ❤️🩹
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Meant to be [Chestappen]
FanfictionMax odiaba a su compañero de equipo, Sergio Perez con todo su ser, simplemente no lo podia soportar. Pero lo que Max no se esperaba era que el mexicano era la persona indicada para él. Estaban destinados a estar juntos. Fanfic Pareja principal: Che...