Al ingresar a la casa de Carlos, sentí que mi corazón latía con fuerza, lleno de emociones encontradas. La tensión se palpaba en el aire, y apenas crucé el umbral, me abalancé sobre él en un abrazo repentino. Carlos, sorprendido por mi gesto, se quedó momentáneamente sin palabras antes de envolverme en sus brazos, ofreciéndome un apoyo silencioso pero reconfortante.
Mis pensamientos estaban turbados por la ansiedad y la incertidumbre. Sabía que tenía que enfrentar una conversación difícil con Carlos, pero al mismo tiempo, sentía la necesidad de compartir con él mis temores y preocupaciones. En ese momento, su presencia era un ancla que me permitía aferrarme a la calma en medio de la tormenta emocional que estaba experimentando.
A medida que permanecíamos abrazados, sentí cómo la tensión comenzaba a disiparse lentamente. La calidez del gesto de Carlos me recordaba que no estaba solo en esta situación. Aunque las palabras no fluían con facilidad, su presencia reconfortante me brindaba la fortaleza necesaria para afrontar lo que vendría a continuación.
—Hoy mismo, le voy a pedir matrimonio a Checo—. Al soltarme del abrazo, expresé con determinación mis pensamientos hacia Carlos.
Su mirada perpleja y sorprendida revelaba su desconcierto ante mi súbita determinación. Consciente de mi tendencia a prolongar las decisiones importantes, esta vez estaba decidido a actuar sin titubeos. Quería que quedara claro que no había espacio para la vacilación en mi mente; el deseo de casarme era genuino y firme.
La sorpresa en el rostro de Carlos me recordó lo poco habitual de mi actitud. Siempre había sido el tipo de persona que analizaba cada detalle y consideraba todas las opciones antes de tomar una decisión importante. Sin embargo, esta vez, mi mente estaba decidida, y no había margen para la indecisión o las dudas.
Aunque la sorpresa inicial de Carlos podría haberme desconcertado en otro momento, en ese instante, me sentí imbuido de una confianza renovada en mi decisión. Sabía lo que quería y estaba determinado a seguir adelante con ello, sin importar las incertidumbres o las reacciones de los demás.
—Está bien...la chica está en el salón, puedes elegir el anillo que quieras.
Con una mezcla de emoción y nerviosismo, seguí a Carlos hacia el salón donde nos esperaba la experta en joyería. Su sonrisa tranquilizadora me dio la bienvenida mientras desplegaba cuidadosamente una variedad de exquisitos anillos.
Al quitarme el abrigo, me sumergí en la contemplación de las opciones disponibles, cada una más impresionante que la anterior. Entre los brillantes destellos de diamantes blancos y los sutiles tonos grises, fue el encantador anillo adornado con pequeños diamantes celestes el que atrapó mi atención.
Con manos temblorosas, examiné detenidamente cada detalle de los anillos expuestos, consciente del peso que tendría esta elección en nuestro compromiso. Cada opción parecía cargar consigo la promesa de un futuro compartido, lleno de amor y compromiso. Mientras sopesaba las alternativas, una sensación de asombro y gratitud me invadió, recordándome la importancia de este momento en nuestra historia juntos.
Finalmente, tras una cuidadosa deliberación, mis ojos se posaron en el anillo de diamantes celestes, cuya belleza única y delicada capturó mi corazón al instante. Con una sensación de certeza y alegría, supe que este sería el anillo perfecto para sellar nuestro amor y compromiso mutuo.
—Me gustaría esta, ¿cuanto sería?—. Con una sonrisa suave y expectante, sostuve el anillo entre mis dedos, admirando su elegancia y belleza única.
Observé la reacción de Carlos, cuyos ojos se iluminaron al ver la combinación de diamantes celestes que adornaban la joya. Su aprobación silenciosa pero evidente me llenó de confianza y confirmación en mi elección.
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Meant to be [Chestappen]
FanfictionMax odiaba a su compañero de equipo, Sergio Perez con todo su ser, simplemente no lo podia soportar. Pero lo que Max no se esperaba era que el mexicano era la persona indicada para él. Estaban destinados a estar juntos. Fanfic Pareja principal: Che...