Capitulo 43

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Con Lucas en mis brazos, sentí un profundo sentido de responsabilidad y amor. Cada beso que le daba era un compromiso silencioso de ser el padre que nunca tuve: amoroso, presente y comprometido. Sabía que no sería fácil, pero estaba decidido a darle a Lucas todo el amor y la atención que merecía, construyendo una relación sólida y significativa con él a lo largo del tiempo.

Al mirar a Lucas, me recordó mi propia infancia y la falta de amor y atención que experimenté. Sin embargo, en lugar de dejarme consumir por el dolor del pasado, decidí convertir esa experiencia en algo positivo al comprometerme a ser un padre diferente, uno que estuviera siempre ahí para su hijo, brindándole el amor y el apoyo que necesitaba.

Con Checo a mi lado, sabía que no estaría solo en esta nueva aventura de la paternidad. Juntos, formaríamos un equipo sólido, criando a Lucas con amor, cuidado y valores sólidos. Este era el comienzo de un nuevo capítulo en nuestras vidas, uno lleno de amor, familia y la promesa de un futuro brillante juntos.

Checo salió de su habitación con aspecto cansado pero tierno, con el cabello revuelto y un bostezo escapándose de sus labios. Observé cómo escudriñaba la habitación en busca de mi presencia, y cuando finalmente sus ojos se posaron en mí, su expresión cambió por completo. Una sorpresa y alegría genuinas iluminaron su rostro al ver a Lucas en mis brazos, sano y salvo. Esa mirada de asombro y felicidad hizo que el corazón se me llenara de alegría.

La presencia de Lucas en mis brazos parecía ser una revelación para Checo, como si hubiera sido recibido por una grata sorpresa. La expresión en sus ojos reflejaba una combinación de incredulidad y alegría al darse cuenta de que nuestro hijo estaba allí, seguro y protegido. Era evidente que este momento era profundamente significativo para él, y verlo así me llenó de emoción y gratitud.

La sorpresa y la alegría en el rostro de Checo fueron un recordatorio del amor y la conexión que compartíamos como familia. Este encuentro inesperado con Lucas era un recordatorio de que estábamos juntos en esto, listos para enfrentar los desafíos y celebrar las alegrías de la vida juntos. Era un momento que atesoraría para siempre, una confirmación de nuestro vínculo como familia unida y amorosa.

Checo se acercó a mí con lágrimas de felicidad en sus ojos, irradiando amor y gratitud mientras me miraba. Sus brazos rodearon a Lucas en un abrazo protector y lleno de cariño, demostrando su emoción por tener a nuestro hijo sano y a salvo. Observé con ternura cómo se aferraba a Lucas, sintiendo una oleada de amor y felicidad al verlos juntos.

Mientras Checo abrazaba a Lucas, aproveché la oportunidad para acariciar su pelo rizado y desordenado, apartándolo delicadamente de sus ojos. Cada gesto era una expresión de mi amor por él, un recordatorio de nuestra conexión y compromiso el uno con el otro. Sentí una sensación de calidez y plenitud al tocar a mi futuro esposo, anticipando con ilusión los momentos que compartiremos juntos en el futuro.

Ver a Checo y a Lucas juntos, abrazados en un momento de felicidad y alegría, llenó mi corazón de gratitud y amor. Era un recordatorio de las bendiciones que teníamos y del hermoso camino que teníamos por delante como familia. En ese momento, me sentí profundamente agradecido por tener a Checo a mi lado, y emocionado por el futuro que construiríamos juntos como pareja y como padres de Lucas.

—Gracias a dios, estas bien...—. Checo abrazaba a Lucas con una mezcla de alivio y emoción palpable en sus gestos.

Sus brazos rodeaban al pequeño con una intensidad que revelaba la angustia que había experimentado durante el tiempo en que Lucas estuvo desaparecido. Ahora, con su hijo sano y a salvo en sus brazos, la felicidad y el alivio se reflejaban claramente en su rostro.

Cada abrazo de Checo parecía transmitir un mensaje de amor y protección, como si quisiera asegurarse de que Lucas nunca más se separara de él. Sus ojos brillaban con lágrimas de felicidad mientras acariciaba el cabello del niño, agradecido por tenerlo de vuelta y prometiéndole en silencio que nunca más lo dejaría solo.

Para Checo, cada momento con Lucas era una oportunidad para recuperar el tiempo perdido, para expresarle todo el amor y cuidado que había guardado durante su ausencia. Ahora que su hijo estaba nuevamente en sus brazos, su determinación de protegerlo y cuidarlo solo se fortalecía, y su corazón se llenaba de gratitud por tenerlo de vuelta en su vida.

—¡Estoy bien papá! ¡Voy a jugar con tito Carlos!—. Después de recibir muestras de cariño tanto de su hijo como de mí, Checo se veía emocionado y aliviado.

Observé cómo Lucas le daba un beso tierno en la mejilla antes de tomar mi mano y depositar un dulce beso en ella. Era un gesto pequeño pero significativo, uno que reflejaba el lazo especial que estábamos construyendo.

Cuando Carlos se llevó a Lucas entre risas, quedé a solas con Checo en la habitación. Sentí un momento de intimidad compartida, como si estuviéramos en nuestra propia burbuja de afecto y complicidad. Era reconfortante estar juntos después de todo lo que habíamos pasado, y el silencio entre nosotros hablaba volumes de la conexión que compartíamos.

Nos quedamos allí, enfrentándonos el uno al otro con sonrisas cálidas y miradas llenas de amor y gratitud. En ese momento, supe que no importaba lo que el futuro nos trajera, mientras estuviéramos juntos, podríamos superarlo todo. Era un sentimiento reconfortante, saber que teníamos el uno al otro para apoyarnos y amarnos incondicionalmente.

—Te amo.

Las palabras "te amo" fluían con sinceridad y calidez, expresando el amor que sentía por Checo en ese momento. Abrí mis brazos, invitándolo a acercarse, y él se recostó en mi pecho mientras rodeaba su cuerpo con mis brazos protectores. A pesar de ser mayor, su estatura más baja que la mía me parecía adorable, y comencé a acariciar su cabello con ternura, disfrutando de la sensación de tenerlo cerca.

En ese momento de intimidad compartida, el mundo exterior parecía desvanecerse, dejándonos a nosotros dos en nuestra propia burbuja de amor y afecto. Era reconfortante sentir su presencia, su calor, y saber que éramos uno en ese abrazo, unidos por el lazo inquebrantable del amor.

Suspiré profundamente, lleno de gratitud por tener a Checo a mi lado. En sus brazos, encontré paz y felicidad, y en sus ojos vi reflejado el mismo amor y devoción que sentía por él. En ese momento, no había lugar para el dolor ni la preocupación, solo existía el presente, lleno de amor y promesas de un futuro juntos.

El beso de Checo transmitía una sensación de calma y felicidad que me reconfortaba profundamente. Por primera vez en mucho tiempo, lo sentí libre de preocupaciones y cargas emocionales. Era evidente que la presencia de Lucas y nuestro amor le habían devuelto la alegría y la serenidad que tanto anhelaba. Cada movimiento de nuestros labios era un recordatorio de la fuerza de nuestro vínculo y de la dicha de estar juntos.

Al separarnos momentáneamente, sentí una leve sensación de nostalgia por la conexión perdida, pero esa sensación se desvaneció rápidamente cuando Checo volvió a unir nuestros labios con renovado fervor. No había duda de que este beso estaba impregnado de amor puro y genuino, libre de las sombras del pasado y las preocupaciones del presente. Nos sumergimos en ese momento con total entrega y pasión, conscientes de que estábamos escribiendo un nuevo capítulo en nuestra historia de amor.

Encontrarse solos en la cocina, lejos de las miradas indiscretas, creó un ambiente íntimo y especial entre Checo y yo. Al acorralarlo suavemente contra la encimera, sentí la conexión profunda que compartíamos mientras nuestros labios se encontraban en un beso suave y apasionado. No había urgencia ni deseo carnal en ese momento, solo el deseo de expresar nuestro amor de la manera más pura y sincera posible.

Cada contacto de nuestros labios era una expresión de nuestro vínculo profundo y la complicidad que compartíamos. Nos sumergimos en el momento, disfrutando de la tranquilidad y la cercanía que solo podíamos encontrar el uno en el otro. En la atmósfera tranquila de la cocina, nos permitimos entregarnos completamente a nuestros sentimientos, dejando de lado cualquier preocupación o duda.

Ese beso suave y sin pretensiones fue una afirmación de nuestro compromiso mutuo y la certeza de que estábamos destinados a estar juntos. En ese momento, la cocina se convirtió en nuestro refugio de amor, donde podíamos expresar libremente nuestros sentimientos y fortalecer nuestro vínculo inquebrantable.








Un momento bonito porque el siguiente es el ultimo capítulo ❤️‍🩹

Meant to be [Chestappen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora