Necesito saber
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En definitiva, quien se me acerque a decirme algo con ese tema, se va a llevar un buen puñetazo de mi parte. Se sabe que soy capaz. Y mucho más ahora que, no estoy para nada de humor.
Por eso para prevenir problemas decidí traerme un suéter, muy especial, con capucha. Y digo especial porque este no me llega a la cintura; cubre parte de mi short; no es de algún color oscuro o fuerte, sino blanco; y no tiene para nada de mi perfume de fresas.
Tampoco es que hubiese podido usarlo porque, ¡Genial! no tengo y no me lo han pagado.
Y no te lo van a pagar por un tiempo.
Lo hice para picar a un más a Lisbeth. No me interesa lo que vaya a pensar o decir Damon porque es su suéter. Era.
Esa idiota podía hacer lo que quisiera, pero ¿Meterme en una mierda así usando a alguien de mi familia? Está más que jodida. Me importa una hectárea de mierda lo que vayan a pensar luego, a esa idiota la encuentro hoy.
Llego directamente al aula sin querer entrar en la cafetería. Cómo lo esperaba algunos me notan, otros no, y también algunos de los que me notan comienzan a murmurar entre ellos muy poco disimulados. Una pequeña parte vuelve a su propio mundo indiferente a mis cosas, y les agradezco por eso. Aunque como dije, una pequeña parte, ya que el resto, me sigue con la mirada, hacen señas de un lado a otro, sonrisas burlonas, miradas de desagrado.
Respiro hondo sentándome en espera de que llegue Sandra y solo me quedo mirando al frente sintiendo los murmullos crecer y crecer más. También comenzando a perder esta capa de "parsimonia" con una molestia en la nuca.
Molestia no es la mejor forma de decirlo. Cosquilleo. La mirada de alguien sobre mí. Y estoy a nada voltearme para decirle a Damon si se le perdió una igual o tiene algo que me debe, ya que me estresa sentirme tan pequeña en el puto salón.
Opto por fingir demencia a niveles que nunca había tenido que hacerlo, hasta que Sandra entra al salón con una mirada de muerte; sería normal, sino fuese porque repasa a todos con sus ojos y los murmullos se congelan. Al menos unos segundos hasta que vuelven a hablar, pero de manera más casual, y puedo asegurar que no hablan de mí.
Mira su celular caminando a mi mesa y pasa su mirada detrás de mi hombro. No presto atención, aunque tengo la impresión que hace una seña y no pensaría mal si es a Damon.
Se desploma a mi lado, en la silla que se corre, emitiendo un chillido y suspira con la mirada al frente también. De reojo noto el movimiento de su mandíbula y de nuevo es que está con un chicle. Últimamente ha agarrado esa costumbre.
—¿Que vas a hacer? —pregunta y repiqueteo los dedos en la mesa.
—Tal vez la busque, reprimiendo mi enojo. Voy por las buenas a ver qué excusa estúpida me da; así me enojo mucho más, y luego… dejar que las cosas fluyan.
—Querrás decir que tú mano fluya.
—Si no es el puño entero —murmuro—. Si admite que fue ella¸ quizás no sea tan fuerte.
Llega la profesora y la hora me parece que transcurre lenta, absorbiendo cada detalle de mi entorno y el ambiente. Me pregunto si los profesores sabrán del tema. No pillo miradas de desaprobación o por el estilo. Quizás este profesor no sabe nada, y el resto sí. Es imposible que no sepan.
Mi pierna se mueve de arriba abajo mostrando lo ansiosa que me encuentro.
Juego con el lápiz en mi mano. Saludo con la mano cuando Chad entra tarde, guiñándome el ojo con una sonrisa amistosa. Me siento bien porque él no lo cree y hasta me tira una bolita de papel diciéndome que me ayuda en lo que necesite. También de parte de Alexa. Y algunos en mi grupo de repostería. Ya extraño estar ahí.
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Errores
RomanceEl día a día "tranquilo" y "normal" de Tatiana se verá afectado tras ciertas cosas que, la dejarán al borde de su... poca estabilidad (literalmente) Damon, el chico que siempre le ha gustado y conoce desde kínder, vuelve a acercarse cambiando algo e...