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Azul

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Después de la llamada con Wilmer, fuimos averiguando por las cámaras, pero está vez buscando el auto de Ian al que reconocí no muy lejos de la zona. Tratamos de seguir sus movimientos anteriores guiándonos a unos departamentos lujosos a donde fui con Braiden pidiendo información. Como esperaba ahí vive… vivía Ian. Me dijeron que no estaba cosa que era más que obvia. Traté de ir directo al grano sin informar mucho a la vez.

Me dijeron que había recibido visita por parte de Wilmer y otra chica que iba con él. Después salieron en sus respectivos autos. Me confundí demasiado¸ pero preferí seguir el auto de Ian que claramente iba a la casa de Tatiana a la misma hora que yo la estaba dejando ahí.

Horas más tarde el auto volvió aparecer, pero perdimos el rastro al igual que con el coche de Wilmer del cual no supimos más.

Ahora, espero ansioso que aparezca. Estiro los dedos de mis manos, tratando de soltar la tensión. Largo un suspiro estresado. Sé que me va a decir algo. Me lo debe. Lo unico que me tranquiliza es que Erick y Sandra están al tanto de cualquier movimiento en los aeropuertos. Tampoco han salido de la ciudad. 

Sonríe cuando me ve y me limito a tomar el teléfono en la pared a mi lado. Se sienta frente a mí, con un cristal y una pared de concreto separándonos. Me da también paz que este ahí. Entre esas paredes grises, con poca iluminación. Detallo su rostro y lo tiene todo amoratado.

Igual que yo, agarra el teléfono de cable¸ pero con una diferencia muy grande. Las esposas tintinean entre ellas con cada movimiento.

De nuevo observo los golpes y me pregunto si a eso se refería Wilmer. Ese tipo me tiene demasiado confundido.

—Supongo que vienes a ver si hay una mínima posibilidad de sacarme.

—Grande, genio —contesto con sarcasmo y el trata de sonreír.

—¿Tu novia? ¿Ya la desaparecieron?

—Venía a conversar contigo de ello —soy honesto—. Pero ahora tenemos tiempo limitado así que yo pregunto y tu contesta ¿Bien?

—¿Y lo haría por qué? —respira hondo—. ¿Qué voy a recibir a cambio?

—¿Dónde está Tatiana? —pregunto, ignorando su descaro.

—No lo sé.

—Tú lo sabes. Dime donde mierda la encuentro. Está con Wilmer. Aun no se han ido.

—¿Qué tanto sabes? —indaga , curioso.

—Lo que le contaste a Lisbeth.

—¿Cómo fuiste con ella? —parece interesado.

—Conectando puntos.

—Vaya no eres tan idiota entonces —expresa subiendo las cejas y hace una mueca de dolor—. Te creía menos inteligente.

—¿Dónde está?

—¿Para qué quieres saber?

—¿Por qué quieres cubrirlo?

—No es por Wilmer. Es por ti. En el fondo me preocupas. Y no quiero que te juntes con gente de esa clase como lo son los García. Que se la lleve sería bueno para ti.

—No sabes lo que es bueno para mí.

—Te conozco desde pequeño, al final de la historia seguiré siendo tu padre, viví tres años contigo. Se perfectamente lo que es bueno para ti. Y ella es una tormenta que va a arrasar contigo.

ErroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora