Cap 34

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Con el tiempo agotándose y la situación cada vez más crítica, los médicos decidieron hacer un último intento por salvar a Gina antes de proceder con la cesárea de emergencia para sacar al bebé.

–Okey una vez más- dijo el doctor ordenando una desfribilacion.

Gina sintió una repentina descarga eléctrica recorrer su cuerpo, seguida de una sensación de ligereza y una extraña claridad. Abrió los ojos lentamente y se encontró con una luz deslumbrante que colgada del techo del quirófano. Las lámparas blancas y brillantes parecían formar un túnel de luz que la rodeaba.

Por un momento, Gina se quedó inmóvil,  en la luz que la rodeaba. Se sentía como si estuviera flotando. Las voces distantes de los médicos y enfermeras se desvanecieron en el fondo mientras ella se perdía en la luz del quirófano.

Entonces, una voz suave y tranquilizadora rompió el silencio. Era la voz del médico, llamándola de vuelta a la realidad, recordándole que  estaba en el quirófano, luchando por su vida y por la de su bebé.

El doctor observó con atención a Gina y con delicadeza, se acercó a ella y le habló suavemente

– Gina, ¿me puedes escuchar? Si puedes, por favor, sigue esta lámpara con la mirada.

Gina, aún sintiéndose en un estado de aturdimiento, hizo un esfuerzo por enfocar su mirada en la lámpara que el doctor sostenía frente a ella. Sus ojos seguían el movimiento de la luz, aunque su mente parecía estar en otra parte.

El doctor continuó observándola de cerca, buscando cualquier señal de respuesta en sus ojos. Sabía que este era un momento crucial, y esperaba que Gina pudiera mostrar algún signo de conciencia.

Después de unos momentos de tensa espera, Gina logró mantener su mirada en la lámpara, aunque parecía costarle un gran esfuerzo. El doctor asintió con aprobación, reconociendo el intento de Gina por responder a su estímulo.

– Bien hecho, Gina. Sigue así. Ahora necesito que intentes levantar tu mano derecha para mí, ¿puedes hacerlo? - dijo el doctor, esperando que Gina pudiera seguir sus instrucciones.

Gina hizo un ligero movimiento con su mano derecha, demostrando que aún conservaba cierto grado de control sobre su cuerpo. Aunque era un gesto débil, era suficiente para indicar que estaba consciente de su entorno y capaz de responder a las órdenes del médico.

Mientras el doctor continuaba evaluando a Gina, se giró hacia su compañero que estaba ocupado supervisando el cuidado del bebé en gestación.

– ¿Cómo está el bebé? ¿Está todo bien con él?

El doctor, quien estaba concentrado en los monitores que mostraban los signos vitales del bebé, levantó la mirada y respondió con una sonrisa.

– El bebé parece estar muy bien. Su ritmo cardíaco es estable. Todo indica que está respondiendo favorablemente a los tratamientos que le hemos administrado hasta ahora.

El doctor asintió con alivio, sintiendo un peso salir de sus hombros al escuchar las buenas noticias sobre el bebé. Sabía que, aunque Gina aún estaba en una situación crítica, al menos había esperanza para la vida de su hijo.

– Eso es un alivio. Mantengámonos atentos a cualquier cambio, pero por ahora, centrémonos en mantener a Gina estable -respondió el doctor

Gina luchaba por mantener los ojos abiertos mientras el médico continuaba examinándola. Con su voz débil y cansada, preguntó

– ¿Y James? ¿Cómo está él?

El doctor, al escuchar la preocupación en la voz de Gina por su pareja, le respondió con calma

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