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                           Capitulo 5 |Estefanía

     

Estaba cansada, había sido un turno muy largo y para ser el primero bastante pesado, juraba que si me quedaba quieta 5 minutos caía dormida, me la había pasado revisando pacientes y leyendo sus expedientes las ultimas 3 horas, termine el ultimo expediente que era el que debía inspeccionar así que me disponía a ir al piso de arriba y quizás en el paso ir a hacerme un café.

Media hora después me encontraba en la sala de descanso mientras intentaba no dormirme porque si lo hacia probablemente no me despertara hasta el final de la guardia.

—doctora Estefanía Ross, se le solicita en urgencias —la voz de una enfermera en los altavoces del hospital hizo que todos mis sentidos se activaran

Me levante de inmediato y empecé a caminar hasta urgencias, en el camino me encontré a Alex el cual al parecer quería hablar, pero la enfermera llamando hizo que se frenara en seco y me indicará con la mano que caminara más rápido y fue lo que hice.

Cuando llegue al cubículo que la enfermera me indico me encontré con la imagen Emma y Jackson intentando reanimar a un joven en la camilla, Jack fue el encargado de decirme todo lo que necesitaba saber mire el marcador de los latidos estaba en las nubes eso definitivamente estaba mal. Así que los aparte, saque mi estetoscopio mientras me acercaba al chico que por milagro de Dios estaba consciente.

Revise sus pulsaciones su corazón latía de una manera muy irregular, eran muy aceleradas como para ser por nervios o miedo.

—¿tienen su expediente? —Jack extendió el documento hacia mi mientras Emma observaba en silencio, lo revise y por ningún lado decía que tenía antecedentes de problemas cardiacos lo cual era bastante extraño pues lo que el joven presentaba era completamente un fallo cardiaco.

Una hipótesis se me vino a la cabeza mientras me volvía a acercar al joven en la camilla, quite las sábanas que lo cubrían mientras mis ojos viajaban a sus tobillos y piernas ya inflamados. Suspire ya frustrada.

—necesitamos operar —dije mientras me giraba hacia los dos doctores que ahora estaban frente a mi

—¿Cómo? —Emma quien había permanecido en silencio todo el tiempo que yo tenía allí hablo

—que hay que operar —repetí sintiendo como la frustración en mi crecía

—claro que no, te llamamos para que nos dijeras que medicamentos necesita, no para una cirugía, de ninguna manera harás eso—dijo esta misma mientras me atravesaba con la mirada

—¿disculpa? —fruncí mi ceño —necesita un marcapasos, ¿sabes que pasara si no se lo colocamos?, no, claro que no sabes así que déjame hacer mi trabajo y pide que preparen un quirófano.

—no —todo su cuerpo gritaba lo molesta que estaba ya —no vas a operar Ross

—okey, entonces ve y dile a su familia que este joven de 19 años va a morir porque no quieres que le realice la operación —la frustración se hizo presente en mi voz mientras señalaba con el brazo la salida del cubículo

—Emma —Jack hablo por primera vez y eso ocasionó que la ya mencionada me otorgara una mirada fuerte, de esas que ponen de rodillas hasta al guerrero más valiente

Ayúdame dios

—Diles que les preparen el quirófano —Jack salió apresurado mientras yo me colocaba el estetoscopio en el cuello y me dirigía a hacerme el lavado quirúrgico para estar lista y proceder con la operación.

Mientras las enfermeras que iban a asistir la operación me ayudaban a colocarme todo lo necesario Emma entro por la puerta a un lado mío, con sus manos extendidas mientras estas mismas aun se notaban húmedas, fruncí mi ceño al verla allí pues ella no era especialista en el tema y si bien entendía no estaba permitido que alguien que alguien mas estuviera en el quirófano a menos de ser estrictamente necesario.

El arte de sanarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora