Bienvenidxs al principio del fin.
Capitulo 34| Estefanía
Han pasado tres meses desde el día que desperté en la UCI, rodeada por las miradas ansiosas de Alex y Jack, con Emma sentada a mi lado, aferrando mi mano como si su vida dependiera de ello. Los recuerdos de esos momentos son borrosos, fragmentos de voces y rostros que se mezclan en mi mente como un sueño del que apenas puedo recordar detalles. Sin embargo, lo que no puedo olvidar es el dolor que sentí al ver el miedo en los ojos de Emma, un miedo que reflejaba la desesperación que ambos compartimos en esos días oscuros.
Ahora, estoy de pie en el balcón de la casa de Emma pues no dejo que volviera a mi departamento, al principio fue porque según ella me cuidaría, pero luego se negó completamente a dejarme ir, la ciudad que se extiende ante mí, llena de vida y posibilidades. Las heridas físicas han sanado, pero las cicatrices emocionales aún persisten, recordándome lo frágil que puede ser la vida y lo mucho que ha cambiado en tan poco tiempo.
Emma y yo hemos pasado por tanto juntas desde entonces. El hospital, el trabajo, las responsabilidades... todo ha cambiado, y aún así, ella ha estado a mi lado, fuerte y decidida, incluso cuando yo dudaba de mi propia fortaleza. Pero ahora, con esta nueva oportunidad ante nosotras, es momento de dejar atrás el pasado y mirar hacia el futuro.
Aun no puedo abrir a una persona y tocar su corazón por lo cual mi bella novia me ha tenido trabajando en pediatría con la excusa de que estar en urgencias me haría querer ayudar, y no se equivocaba, pero igual me indignaba.
—Amor, ¿nos vamos? —la voz de Emma tras de mi me saco de mis pensamientos. Aun no me acostumbro a esa manera de llamarme.
Que ironía tener a Emma diciéndome amor, ¿no?
Tome mis cosas del sofá y me acerque a ella dejando un corto beso en sus labios. Lo que hizo que gruñera al intentar alejarme. Me tomo d la cintura y me halo hacia ella profundizando aquel beso.
Emma manejo hasta el hospital, con una de sus manos en el volante y la otra peligrosamente sobrepuesta en mi muslo dejando caricias con su pulgar. Era fascinante verla conducir solo con una mano, pero ella no tenia por que saber.
Llegamos al hospital tomadas de las manos. Todos allí parecían haberse acostumbrado, aunque al inicio había sido difícil lidiar con las miradas curiosas de todos.
Jack y Alex nos esperaban como de costumbre en recepción con aquellas sonrisas características hablaban animadamente entre ellos y al vernos se pusieron alerta para soltar cualquier comentario fuera de lugar como ya era costumbre.
—llego, llego, la doctora juguetes— canto Alex acercándome un café.
—cállate estúpido —dije dándole un sorbo mientras Jack saludaba a Emma
—aun no me acostumbro a verte de rosado, pero te queda bien —dijo Jack dejando un beso en mi mejilla.
—pero ella no entiende —murmuro Emma a mi lado
Voltee mi mirada hacia ella, entrecerrando mis ojos como amenaza y ella rio.
Caminamos hacia dentro del hospital y nos detuvimos frente urgencias. —acá se separa el grupo —murmuro Alex fingiendo tristeza —nosotros si tenemos pacientotes.
Aquello ultimo ocasiono una gran risa de parte de Jack, y lo apunte con mi dedo.
—Jack no es doctor, la anestesia no cuenta —dije sacándole la lengua
—no la escuches, amor, vamos —dijo Alex cubriendo sus oídos y empujándolo para que caminara.
—ni li iscichis imir —murmure y el levanto su dedo medio en respuesta
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El arte de sanar
Romansael ajetreado mundo de trabajar en un hospital no es nada fácil. la jefa de urgencias, Emma, se destaca por su habilidad y dedicación. su vida cambia cuando conoce a Estefanía, una cardióloga apasionada por salvar vidas y romper estereotipos, a medid...