fifteen

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                   Capitulo 15 |Estefanía

           

lento ahora, las cosas entre Emma y yo estaban mal e iban de mal en peor cada día, pero ese era el precio que debía pagar.

Había sido una estúpida, no podía creer como es que había terminado con ella en mi cama, realmente no pensé, no pensé en nada y me dejé llevar, había Sido un error, las palabras de Emma aún se repetían en mi cabeza.

No había vuelto a ir a mi departamento y Alex empezaba a preguntarse qué había pasado y porque no quería estar allí.

Aún no se lo había dicho, pero lo tenía que hacer, tenía miedo, rompí mi promesa, la promesa que me hice a mí misma, no había sido capaz de cumplirla.

Me encontraba en la azotea del hospital, sentada en el suelo solo observando el cielo como si el me fuera a dar respuestas, pensé en todo lo que había perdido, quizás en una vida pasada yo fui la que le puso los clavos a Jesús.

Vi la sombra de Alex llegar hacia mí y se sentó con los pies estirados hacia el frente, aproveché la oportunidad y recosté mi cabeza en su hombro.

—¿Qué paso?, ¿te sientes mal? —pregunto con una clara preocupación.

Me quede callada sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas.

—yo rompí mi promesa Alex —dije separándome de él

—¿promesa?, no me has prometido nada—sus cejas se levantaron y su boca se abrió

—¿hablamos de esa promesa? —dijo con obviedad

Asentí y bajé mi cabeza

—Alex yo, me acosté con Emma.

La boca de Alex se separó más, y por poco vi como su mandíbula se esforzó más en abrirse

—no estarías así si hubiera pasado algo bueno, ¿Qué hizo?

—se fue Alex, se fue y me dejó allí, sola, no quería que me prepara el desayuno, pero al menos despedirse.

—Quizás se asustó, no sabemos, pero tranquila, ¿sí?, no tienes por qué estar mal tú, ve y demuéstrale que puedes seguir con tu vida —dijo Alex pasando su brazo sobre mi hombro.

Los recuerdos de aquella noche me llegaron de golpe, cada beso, cada caricia, cada suspiro y gemidos que salió de su boca, todo aquello empezaba a rondar en mi cabeza.

Mis manos empezaron a temblar y las lágrimas a salir.

Alex se separó de mi —¿estás bien?

Negué —Estefanía, mírame estoy aquí, ¿okey?

Está vez asentí y simplemente me dejé envolver por sus brazos.

Sus manos acariciaban mi espalda dándome todo el consuelo que necesitaba, lo he dicho antes y lo repito ahora, Alex es todo lo que tengo.

—¿quieres ir a casa? — pregunto después de un rato

Negué y pasé mis manos por mi pantalón limpiando el sudor en ellas

Alex se levantó y extendió su mano hacia mi —ven conmigo.

—¿a dónde? —pregunte confundida.

—iremos a buscar a Jack para que te ponga un calmante y duermas un rato —dijo empezando a caminar con mi mano entrelazada con la suya

—tengo pacientes—dije

—yo los cuidare por ti, tu dormirás fin de la discusión —sentenció

—si Emma me ve dormida, me meteré en problemas —susurré

El arte de sanarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora