Capitulo 4 |Emma
El día de descanso se paso volando realmente casi nunca tenía días tranquilos e irónicamente este fue uno bueno, había dormido bien y me sentía con todas las energías del mundo, me replantee mi existencia mientras tomaba mi café sentada en el mesón de la cocina, tenia pacientes a los cuales ir a revisar, dar de alta y verificar que los internos estén haciendo bien su trabajo, todos en algún momento fuimos ellos y se que es horrible decir que a La fuerza aprenden pero así es la manera de enseñarles si quieres que en algún momento sean buenos en lo que hacen.
De camino al hospital pasé por Jackson porque insistió tanto que no le pude decir que no, en todo el trayecto se dispuso a contarme como el si había disfrutado de su día y se había ido de fiesta, al parecer aún seguía borracho o tenia una cruda que lo iba a matar de a poco pues traía con el un termo de café con el que le podía dar de tomar a todo el hospital y aun le sobraría.
—¿no encontraste mas café? —pregunte mientras intentaba no reírme en su cara
—no grites que me duele la cabeza —hablo mientras se recostaba en le asiento.
mientras Jack me seguía arrastrando los pies al caminar, llegamos a la recepción del hospital, marque mi entrada mientras Jack bromeaba con la recepcionista, sentí una presencia detrás de mi pero no me dio tiempo para girarme a ver de quien se trataba pues esta misma hablo.
—buenos días —dijo y en su voz se notaba la alegría que tenia, por dios eran las 7 de la mañana nadie era feliz un lunes a las 7 de la mañana.
—buenos días alegría —Alexandre fue quien hablo esta vez ocasionando una risa de parte de aquella mujer y como no de Jack también
—buenos días a ambos por parte de ambos —este ultimo mencionado fue quien hablo suponiendo que yo no les diría buenos días, no me culpen mi mañana había sido demasiado tranquila definitivamente algo malo pasaría y ya no sabia si era por intuición o trauma. —¿Qué es eso? —pregunto Jack señalando una especie de tasa con pajita que Estefanía sostenía en sus manos.
—un macchiato doble —dijo dándole un sorbo.
—¿puedo probar? —le pregunto Jack, a leguas se le notaba que estaba intentando coquetear con ella y eso me hizo querer girar los ojos, pero me contuve solo para ver la respuesta de aquella mujer
—si, supongo —respondió esta y aunque sonrió pude ver como dudo un poco en extender el vaso hacia el.
Cuando extendió su brazo para tomar el recipiente de regreso algo llamo mi atención, traía una camisa manga larga bajo la bata, lo cual se me hizo extraño, lleve mi vista mi vista hacia ella y logre ver como no era una camisa manga larga era un suéter de cuello de tortuga y eso era aun mas extraño, este sobresalía de el cuello de su filipina, no hacia tanto frio como para usar tres capaz de ropa, pero decidí no darle importancia.
—firma Jack —dije sacándonos a todos de el silencio incomodo que se había formado entre los cuatro pues Alexandre que había permanecido en silencio al lado de la chica pelirroja tenía el ceño fruncido y miraba a Jack extrañado por su actitud.
Hui del lugar para ir a guardar mis cosas colocarme la bata y empezar mis labores del día.
Llevaba apenas 12 horas de las 48 que nos correspondían y ya me sentía más que cansada, si bien ya era bastante pesado, pero por algo éramos los mejores, estaba en el piso de observaciones revisando a algunos pacientes que necesitaban más medicamentos y firmando las salidas de otros, termine de explicarle a algunos residentes lo que necesitaría que hicieran en este turno por cada paciente.
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El arte de sanar
Romanceel ajetreado mundo de trabajar en un hospital no es nada fácil. la jefa de urgencias, Emma, se destaca por su habilidad y dedicación. su vida cambia cuando conoce a Estefanía, una cardióloga apasionada por salvar vidas y romper estereotipos, a medid...