Capítulo 22|Emma
El ultimo día había llegado, era hora de volver a la rutina de siempre, pero me quedaba con los buenos momentos que había pasado los últimos días.
Quizás no estaba del todo preparada, pero era lo mejor, había disfrutado mucho, me la había pasado genial con mis amigos haciendo cosas que probablemente en los ángeles no haría.
No sabía que pasaría allá, y quería creer que podía seguir como hasta ahora, no tenía idea de que haría con Estefanía, pues hasta el día de hoy no había si quiera pensar en que mañana en la noche seriamos las mismas de antes.
Mentí al decir que no quería que fuera mi novia y que solo era atracción, no era atracción, pero tampoco era enamoramiento, simplemente me gustaba.
Me costaba admitirlo, pero me gustaba todo de ella desde sus bonitos ojos hasta la manera de tratar a los demás, en el poco tiempo que compartimos ayer me di cuenta de muchas cosas, hablaba tres idiomas casi y era una niña prodigio, me gustó mucho pasar tiempo con ella, el ver sus mejillas enrojecidas por los nervios o quizás el sol.
Estaba recostada en el sofá frente a mi cama mientras Jack estaba en esta en posición de estrella desparramado en toda la superficie mirando el techo
— ¿Qué harás? —pregunto luego de escucharme hablar de ella quizás la última media hora
—no se Jack, ¿Qué hago? —me empezaba a frustrar pues aquello era nuevo para mi
—¿quieres un consejo? —asentí —. según Alex, Estefanía es una gran persona, digo, lo es pero si no aprovechas el que las dos sien-
—¿Qué? —las dos que, Estefanía sentía lo mismo por mi
—que deberías hacer algo —dijo poniendo una almohada en su rostro
—no, antes de eso, ¿las dos qué? —negó aun con su cabeza —Jack...
—no diré nada, has de cuenta y caso que es negligencia médica —murmuro pues la almohada distorsionaba su voz
—no seas ridículo, soy tu mejor amiga
—él es mi novio y fue un secreto —le tire una almohada directo a su estómago —. Solo... dile lo que sientes ¿sí?
—¿Cómo? —suspire
—¿te gusta mucho? —pregunto y asentí mientras el se levantaba aun con las piernas estiradas al frente —estas pérdidas querida Emma, debería buscarte un nuevo sobrenombre, futura señora Ross
—cállate Jack no digas estupideces —murmure, señora Ross por favor, ¿Emma Ross? Eso no se escuchaba bien
—¿quieres ayuda? —me estaba empezando a marear con tantas preguntas
—conociéndote, no —realmente era malo para las ayudas, aunque misteriosamente su romance salió bien
—le podemos pedir ayuda a Alex —dijo y levante su rostro
—claro, Alex, su mejor amigo, su otra mitad, que buena idea Jack —pase mis manos por mi rostro
—entonces piensa Emma, debes hacer algo porque no eres la única que quiere con ella —dijo tomando su celular para empezar a revisar lo que sea que veía allí.
Mi mente no se quedaría en paz con aquello así que empecé a darle vueltas al asunto, era obvio que ella tenías más pretendientas, era una mujer hermosa en cualquier de los aspectos que quisieran ver.
Que tan buena opción era yo ante todas esas hipotéticas personas, puede que esto suene demasiado posesivo, pero quería a Estefanía para mí, quería que el brillo en sus ojos fuera por mí, sus risas por mí, no por alguien más y si debía hacer algo para que aquello fuera una realidad lo haría.
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El arte de sanar
Romanceel ajetreado mundo de trabajar en un hospital no es nada fácil. la jefa de urgencias, Emma, se destaca por su habilidad y dedicación. su vida cambia cuando conoce a Estefanía, una cardióloga apasionada por salvar vidas y romper estereotipos, a medid...