Capitulo 19|Estefania
Turnos pesados si tenía que describirlos en una palabra seria esa creí que la peor parte nos la llevábamos nosotros y aunque no era totalmente una mentira los del otro turno si la pasaban raro, todos eran raros, tenían un humor y una manera de hacer las cosas a la cual yo claramente no estaba acostumbrada, aunque las pocas enfermeras que conocía estaban allí y sin duda hicieron que aquellos dos días fueran menos estresantes.
Necesitaba a Alex, había hablado con él en los cambios, cuando él iba saliendo y yo llegando siempre me llamaba, como cuando estuve en Francia y adaptaba mis horarios a sus días para jugar en línea mientras hablábamos de cómo nos iba. Aunque él siempre tenía las historias más entretenidas, hasta el momento en que llegue acá pensaba que Alex se inventaba el que su turno estaba maldito, pero no era así, en verdad, nosotros éramos los más ocupados.
Mientras estuve con los demás conocí a los cardiólogos, en realidad lo único que me importaba del otro grupo eran esos, no había llegado allí a hacer amigos, definitivamente no, conocí a las personas y me centre en ver quien era el mejor para dejarlo como mis ojos y oídos allí, necesitaba a alguien capaz de hacer 50 reportes en una noche y efectivamente lo encontré, un tipo de lentes en cual llevaba casi dos años allí, tenía mucho potencial y su historial médico era casi perfecto, no tenía un historial de muertes extenso fuera de alguna complicación o enfermedad genética no detectada, así que lo elegí a él, muy, buena persona si quieren mi opinión, compartí mis almuerzos con el tratando de darle la confianza de contarme como habían sido los años allí y lo logre.
Todo iba bien, o eso parecía hasta el último día, justo cuando mi último turno iba a acabar y estaba por irme apareció ella. Rachel, creí que se iría pues es lo que dijo la vez que me dio la cadena de Emma, por lo cual se me hizo extraño verla allí y quizás mi cara se lo reflejo pues empezó a hablar.
—así que, ahora estas acá —señalo— ¿rotación por, jefa de departamento?
Asentí
—felicidades, ¿ya encontraste a la persona?
—muchas gracias, si, ya la encontré —terminé de guardar mis cosas.
—sabes, hay algo que quisiera decirte —se acercó a mí y se sentó al lado de mi mochila
—claro, ¿Qué paso? —me desconcentro la manera dura en la que me hablo
—es sobre Emma, debes alejarte de ella —murmuro con su mandíbula apretada.
—¿alejarme de ella? —repetí y ella asintió
Mi mente trabaja diez veces más rápida que mi sistema inmunológico, me empezó a poner ideas en mi cabeza, quizás el que fuera ella quien tuviera mi cadena no había sido un error, quizás ahora ellas tenían algo, o eran algo.
—¿tú y ella, tienen algo? —pregunte sin mas
Ella negó, y mi corazón sintió por un instante paz. Un instante que ni duro mucho.
—no, pero hubo, y créeme cuando te digo que te alejes de ella—fruncí mi ceño y me levanté tomando mis cosas. Aquella conversación empezaba a ponerse rara.
—claro —ironicé
Justo cuando iba a empezar a caminar aquella mujer tomo mi brazo con fuera haciendo que mi piel comenzara a arder por la fuerza ejercida, si era fuerte o me estaba apretando demasiado no los sé con certeza.
—aléjate o te arrepentirás— murmuro, para luego soltar mi brazo y sonreír de una manera tétrica —. feliz noche, doctora.
Sali de aquel lugar con una presión en mi pecho alertándome que algo estaba mal, definitivamente aquella mujer estaba mal, no conocía a Emma demasiado para desmentir aquello, pero Alex si, y Alex decía que era una buena persona entonces lo era.
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El arte de sanar
Romanceel ajetreado mundo de trabajar en un hospital no es nada fácil. la jefa de urgencias, Emma, se destaca por su habilidad y dedicación. su vida cambia cuando conoce a Estefanía, una cardióloga apasionada por salvar vidas y romper estereotipos, a medid...