fourteen

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                    Capitulo 14 |Emma

           

Estaba enloqueciendo. ¿la razón?, la razón tenía nombre y apellido.

Estefanía Ross

No creí que algo así fuera a pasar. Después de meses de trabajar con ella, meses en los que la había visto plantarme la cara de mil maneras, si bien últimamente sus labios eran mi mayor distracción nunca pensé que terminaríamos así.

Sus labios, sus besos, su cuerpo y la manera en la que decía mi nombre. Todo en ella parecía haber sido hecho por dios mismo.

A los simples mortales como lo éramos los demás nos crearon ángeles con sobreexplotación laboral, pero a ella no, a ella la hizo dios, con sumo cuidado, era la más perfecta de sus creaciones y lo la tuve para mí.

Simplemente no había palabras para describir lo bien que esa mujer me había hecho sentir, y eso me estaba matando.

Mi mente era un laberinto sin salida y no sabía exactamente el porqué, pero cada segundo que pasaba aquello me confundía más.

Llamarle confusión a algo que siento es motivo para odiarme a mí misma, pero el admitir que siento algo me preocupa más.

Desperté por los rayos de sol que amenazaban con entrar a aquella habitación. La luz era demasiada así que me di la vuelta.

El dolor en el cuerpo iba a matarme, sentía cada uno de mis músculos rígidos, pero ver a Estefanía a mi lado, con los rayos del sol dándole un toque más pálido a su piel, me hipnotizo.

Su cabello rojo brillaba, aunque ahora estaba un poco desordenado se seguía viendo igual de hermoso.

Me tomé la libertad de observarla con toda mi atención, y le rogué a Dios un momento de paz.

Pero eso no pasó, mi mente trabajo más rápido, fue imposible no pensar en que había cometido un error. Mi mirada bajo hasta su espalda descubierta, con una sábana que solo cubría la parte baja de su cuerpo y sus perfectos pechos presionados sobre el colchón.

Me había acostado con ella.

Esto no estaba bien, éramos compañeras de trabajo, apenas y nos llevábamos bien, teníamos un caso juntas, esto tenía todo para salir mal.

¿cómo habíamos llegado a esto?, ¿fue el alcohol?, ¿realmente fuimos nosotras?, ¿ambas queríamos?

No tenía respuesta hacia ninguna de todas mis preguntas, perfectamente podría culpar a los múltiples tragos que Jack me hizo ingerir, pero yo maneje hacia acá, no estaba cien porcientos ebria.

Me límite a verla por un largo rato intentando que con aquella imagen mi mente dejara de pensar en lo que había pasado un minuto. Pero la mente es el mayor enemigo de los seres humanos y entre más tiempo pasaba más mal me sentía.

No ser su amiga, no acercarme a ella y sobre todo no terminar desnuda en su cama, había roto todas las reglas que me había auto impuesto hace años.

luego de un rato pensando pude sentir mis ojos picar, el recuerdo de sus besos sobre mi cuerpo hizo mi piel erizar, mi mente iba a mil kilómetros por hora.

El miedo en mi empezó a crecer más rápido de lo que creí.

Los recuerdos de lo que paso años atrás con aquella chica inundaron mi mente, ¿Qué pasaría si las personas supieran de esto?, ¿Cómo reaccionarían?

No podía arrastrar a Estefanía a esto, no podía arrástrala conmigo a aquel sentimiento de sentirse juzgada en cada paso que das. El miedo que sentía en ese momento me llevó a hacer que terminara sentada al borde de su cama.

El arte de sanarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora