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                            Capitulo 2 |Emma

Las guardias eran una tortura, el hospital manejaba un horario que estaba compuesto por grupos, pero por desgracia del destino las emergencias más complicadas siempre sucedían en mi guardia.

Ser la jefa de urgencias tiene muchas cosas en contra, es complicado tener que vivir en un constante estrés por pensar que no lo estas haciendo bien, la poca suerte que tengo la use en encontrar a mis compañeros de grupo, si bien no soy la persona mas amigable del universo podía tolerar estar rodeados de ellos al menos 24 horas antes de sentir que el mundo me abrumaba, al parecer ellos lo entendían pues compartíamos momentos juntos de vez en cuando.

Acababa de salir de una cirugía importante de un paciente que había tenido un choque y necesitaba cirugía pues sus órganos estaban comprometidos. Reitero en mi turno siempre pasan las peores cosas.

Mientras me dirigía a la sala de descanso del hospital solo pensaba en tomarme un café cambiarme de ropa y esperar a que mi guardia terminara lo que era menos de media hora, quería llegar a casa tomar un baño caliente y dormir doce horas seguidas, talvez compraría algo para comer, ¿seria buena idea comer sushi a las 9 de la mañana?, si, eso probablemente haría que me enfermara, pero eso significaría faltar a mi próxima guardia, quizás me lo considere, dios, estoy sonando como si odiara mi trabajo, yo amo mi trabajo, definitivamente la buena suerte me persigue pero yo soy más rápida.

Iba tan metida en mis pensamientos que no me fije en que momento una tipa choco conmigo.

—lo siento —susurre y estoy segura que no lo escucho pues siguió caminando como si nada, parecía perdida por lo que supuse que era familiar de un paciente

Al llegar a la sala de descanso todo parecía estar en silencio lo cual no duro mucho al verme cruzar la puerta, allí estaba casi todo el grupo menos Alexandre y otra anestesióloga de la cual no recordaba su nombre por mi falta de sueño por lo cual supuse que ellos aun estaban ocupados, habían personas acostadas en los sillones, otras viendo sus celulares y otras que simplemente dormían con sus cabezas en los hombros de alguien más, me quite mi bata y la deje sobre un sofá mientras me sentaba en ese mismo.

—Emma, ¿café? —pregunto Jackson ya con mi tasa en sus manos

—si, por favor —dije mientras ponía mi muñeca sobre mi cuello intentando aliviar la tención

Jackson se acercó a mí con mi café y al parecer uno para el igual, alargue mi mano hacia él y tome la tasa que me correspondía mientras me acomodaba para quedar sentada, Alexandre y la anestesióloga faltante entraron a la sala cerrando la puerta tras de ellos lo que hizo que me diera cuenta que al entrar la deje abierta.

—¿sabían que vendrá una cardióloga nueva? —pregunto Sofía, claro Sofía, así se llamaba ella era nueva y por alguna razón ella siempre era la primera en enterarse de todos los chismes y pasárnoslos a los demás

—claro, mi mujer —dijo Alexandre sentándose en el piso

—¿tu no eras queer? —pregunto Jackson mirándolo mientras fruncia su seño

—lo soy, pero si no lo fuera ya estaría casado con ella

La conversación entre ellos siguió mientras yo me concentraba en tomar mi café y contar los minutos para irme a casa.

La puerta se abrió y por ella se somo una chica baja, con cabello pelirrojo que caía sobre sus hombros. Alexandre se levanto casi de un brinco y corrió a abrazarla mientras ella sonreía, tuve el descaro de observarla mejor me di cuenta que era la tipa con la que choque cuando venía hacia acá, tenía unos hoyuelos en sus mejías y se veía muy arreglada para ser tan temprano

El arte de sanarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora