12 ˖ ִֶָ࣪ ┋insomnio.

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LA HABITACIÓN ESTÁ EN PENUMBRAS, apenas iluminada por la débil luz de la luna que se introduce por la ventana entreabierta

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LA HABITACIÓN ESTÁ EN PENUMBRAS, apenas iluminada por la débil luz de la luna que se introduce por la ventana entreabierta. Me encuentro sentada en mi cama, con la espalda apoyada contra el cabecero y los ojos clavados en la pared frente a mí. Es una pared ordinaria, pintada de un color lila desgastado que ahora parece más oscuro de lo habitual. 

Pero no veo la pared. 

No realmente.

Mi mente está en otra parte, reviviendo una y otra vez los mismos momentos, las mismas escenas de aquellos días de horror que parecen haberse incrustado en lo más profundo de mi ser. El secuestro. El miedo. La sensación de impotencia y desesperación. Intento apartar esos recuerdos, pero regresan una y otra vez, como si estuvieran grabados a fuego en mi mente, aunque no es en realidad el secuestro que no puedo olvidar, sino los sucesos que sucedieron después de mi escape.

Hace semanas que no duermo bien. Las pesadillas me persiguen cada vez que cierro los ojos, y cuando logro conciliar el sueño, el descanso es tan ligero que apenas me siento descansada al despertar, o a la vez me obliga a despertarme de golpe y termino por no poder dormir absolutamente nada. Mis ojeras son cada vez más pronunciadas, y mi rostro, antes radiante, ahora luce opaco y cansado. 

No me reconozco en el espejo y es difícil para mi verme de esa manera, no he salido de mi pijama en semanas, para reunirme con los chicos debo arreglarme aunque sea un poco pero no es lo mismo porque ante tal cansancio, agarro lo más simple y lo más gastado sin darme cuenta, y ellos me lo hacen saber.

Sospechan que algo no anda bien conmigo.

Mis pensamientos se ven interrumpidos abruptamente por el sonido de la puerta de mi habitación al abrirse de golpe. Levanto la mirada y veo a mi padre parado en el umbral, con una expresión de preocupación pintada en su rostro. Sé que me ve diferente, que nota el cambio en mí, pero no puedo permitir que se preocupe más de lo necesario, no puedo torturarlo aun más con todo esto, se supone que el secuestro fue hace meses, no quiero hacerle pensar que aun no lo he superado.

—Hola, papá.—Murmuro, tratando de sonreír con naturalidad, aunque sé que mi intento no tiene demasiado sentido al juzgar por su rostro.

Él se acerca y se sienta a mi lado en la cama, dejando un espacio entre nosotros que de repente parece demasiado grande. Me mira fijamente, como si intentara leer mis pensamientos en mis ojos cansados, y siento el peso de su preocupación sobre mí.

—¿Cómo estás, cariño? —Pregunta con voz suave, llena de afecto y preocupación genuina.

Quiero decirle la verdad. Quiero abrirme y contarle todo, dejar que el peso de mis preocupaciones se disipe en el aire. Pero algo me lo impide, la parte de los hombres lobos, la parte de la verdadera tortura detrás de todo esto, ni siquiera yo puedo asimilarlo porque se volvería real y al final me perderé a mi misma, aunque ya lo hice tiempo atrás.

HOT AS HELL ❪ wolf pack. ❫ ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora