5 - Un día antes.

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Si antes las chicas del instituto fulminaban a Katniss con la mirada, ahora, después de que se corrió inevitablemente que era novia de Peeta, la asesinan con los ojos.

Caminaba tomada de la mano de él, ignorando por completo aquellas miradas y concentrándose en lo que de verdad valía la pena.

-Hey -le dijo Katniss, llamando la atención de él- ¿Te puedo preguntar algo?

-Claro -respondió Peeta, sonriendo.

Katniss carraspeó, y sin que lo pidiera, una sonrisa apareció en su rostro.

-¿Quieres venir conmigo al Panem Gala? -le preguntó.

Peeta frunció el ceño.

-¿El Panem Gala es donde se reúnen las familias reales,no? -preguntó.

Ella asintió.

-¿Y por qué tendría que ir? No soy de familia real -preguntó de nuevo.

-Lo eres si estamos juntos -Katniss le sonrió- Y puedo llevar a quien yo quiera, y te elegí a ti.

Le devolvió la sonrisa a ella.

-Entonces, si no hay problema con ello, pues yo más que encantado -respondió, dejándole un beso en sus labios- ¿Cuándo es?

-Mañana -contestó Katniss.

Sonó el timbre de fin de clases. Caminaron juntos hasta la salida. Haymitch ya estaba allí.

-Preciosa. Peeta -los saludo. Con éste último, chocó los puños.

-Hay -lo saludó ella.

Se abrazaron.

-¿Y cómo van a ir los planes mañana? -se interesó Peeta.

-Pues, nos vamos a ir juntos de aquí hasta el palacio, para arreglarnos con tiempo, ya sabes. Luego, nos van a llevar hasta donde va a ser el evento y de ahí lo que siga -le respondió ella.

-¿Vamos a ir al palacio Everdeen? -Peeta parecía asustado.

No entendía porque se ponía así.

-Sí ¿Qué pasa con eso? -preguntó.

-No, nada -dijo él- Sólo que, voy a conocer a tu hermana, a tus padres...

Katniss ahora lo comprendía. Rió un poquito.

-No te preocupes, amor. Son agradables, no habrá problema -dijo Katniss, aunque muy dentro de ella dudaba de sus propias palabras.

Pero al parecer, eso hizo a Peeta suspirar de alivio. Seguía mostrando un poco de preocupación, lo notaba.

Se despidieron con un beso y lo vió partir. Tomó rumbo al lado de Haymitch.

-Yo no estoy cien por cien seguro de "no habrá problema", Katniss -le dijo Haymitch mientras caminaba.

Ella tampoco.

Peeta no era de la realeza. Era un simple chico normal. No un príncipe.

Pero lo amaba, como no había amado a nadie más nunca antes. Y lucharía por estar a su lado, sin importar qué.

Sabía que no iba a ser fácil con sus padres.

Katniss se sentó frente a Cinna. Estaban solos e iban a hablar de cómo la arreglarían para mañana.

-Tengo un acompañante -le notificó a Cinna- Y necesito algo elegante e ideal para él.

-¿Un acompañante? -Cinna se mostró interesado- ¿Cómo se llama? ¿Quién?

-Sí. Se llama Peeta... es mi novio -respondió, ruborizándose.

Cinna le sonrió.

-Peeta es un afortunado -dijo Cinna- Prepararé algo para él. Y a ti, ¿Qué te gustaría llevar?

Katniss se quedó sin habla.

-No sé qué responder -admitió- Nunca me han dejado elegir, y ahora mismo no sé qué decir...

Él asintió.

-Bien -se levantó, dirigiéndose al closet de vestidos de Katniss- Creo que éste será el indicado.

Cinna traía en su mano un vestido clásico, color azul oscuro, casi negro. Era precioso. De corsé y falda que caía suavemente, sin adornos. Hermoso y sencillo.

Katniss sonrió al verlo.

Hace ya un rato que la habían dejado por fin en paz. Decidió salir de su cuarto para ir a instalarse en el cuarto de música.

Cuando entró, lo primero que hizo fue sentarse en el banquillo del piano. Acarició las teclas y sonrió.

Era una de sus habitaciones favoritas del palacio. Katniss había aprendido a lo largo de su niñez a tocar toda clase de instrumentos. Dominaba el piano, la guitarra, el violín y estaba aprendiendo a tocar la flauta.

Su favorito de todos, era el piano.

Tocó la primera canción que aprendió gracias a su abuela, Mags. Era la que mejor le salía, y cada que la tocaba, al recordar a su abuela, unas lágrimas traicioneras bajaban por sus ojos.

Esta vez no fue la excepción. Mientras seguía la canción con sentimiento, sólo podía pensar en su abuela y unas cuantas lágrimas le rodaban por las mejillas. La extrañaba tanto...

Ella había muerto serenamente mientras dormía. Fue la mejor muerte que pudo tener.

Recordó cuando era pequeña, cuando Prim ni siquiera nacía. Estar entre sus brazos y escuchar sus canciones de cuna cada noche. A su mente a diario regresaban las cosas que le había dicho. Le decía que estaba orgullosa de ella, que era valiente, que no dejara morir a la autentica Katniss con modales. En ese momento, se preguntó si la autentica Katniss seguiría ahí. La Katniss que no obedecía y tenía libertad de pensamiento. La rebelde.

Quedó tan afectada, que decidió llamar a Peeta para poder escuchar su voz y relajarse. Él la tranquilizó y la hizo sentirse segura. Mantuvo su celular cerca de su oído escuchándolo aún estando en la cama a oscuras. Algo claramente prohibido: Ya debería estar dormida. Hasta que ambos se quedaron dormidos.

Sería la primera vez de tantas ocasiones en las que Peeta haría que Katniss rompiera las reglas.

Escapando con la princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora