15 - Qué decidir.

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La reina Alma Coin la pasó duro. Hace tres años, su marido había pasado un ataque al corazón gracias al gran tiempo que llevaba siendo fumador. Meses después, sus dos hijos sufrieron una depresión que los llevaron también a su deceso. Eso dejó a Coin destruida, pero, a pesar de la terrible depresión que conllevó estos sucesos, el trabajo de mantenerse al poder la ayudó a concentrarse en otra cosa. Y aquí estaba. Delante de Katniss y Peeta.

Por la mente de Katniss pasó todo lo que había sucedido con ella y su familia. Estaba muy consciente de ello, ya que ella en persona asistió a ambos funerales. Es el deber de una princesa estar presente en esas situaciones.

-¿Por qué nos citó? -preguntó Peeta, comenzando la reunión.

-Quería hacer negocios con los dos. Sé que estamos del mismo lado, del lado de afrontar al gobierno de Panem, en contra de Los Juegos Del Hambre. En contra de la esclavitud que se le da a las princesas.

Katniss bajó la cabeza.

"Usted también es del gobierno de Panem..." pensó ella.

-Y yo sé que estás de acuerdo conmigo, Katniss. Quería que te unieras conmigo para acabar todo esto. Eso es lo que quería negociar contigo, lo que quería negociar con usted -dice, ahora dirigiéndose a Peeta- es que ella sea la cara de la rebelión.

Al momento, él negó con la cabeza y frunció el ceño.

-Ella no va a ser eso. Si lo quiere, es aliada, pero no puedo exponerla de esa manera. Es demasiado, no está preparada y además ¿Cómo va a estar de acuerdo en que su hermana esté en peligro? No.

A Katniss la invadió una ola de miedo al pensar en Prim en peligro.

-Mire, señor Mellark, entiendo que es su pareja, pero usted no es Katniss Everdeen. Ella tendrá que decidir -discutió Coin- Es la indicada para ser nuestro Sinsajo: Es una princesa, cuando la población de Panem vea su rebeldía, va a ser impulsada a ser lo mismo. Una arma perfecta para unir a los Distritos.

De pronto, el enfado de Katniss se hizo presente.

-Él no es Katniss Everdeen -dijo en un tono alto y furioso Katniss, golpeando la mesa- Y yo tampoco. Katniss Everdeen no existe más y no soy una princesa ¿De acuerdo? Ni mucho menos un arma: No soy un objeto al cual moldear. Estoy cansada de que los demás me hayan querido moldear ¡Por eso escapé! Y no voy a permitir que usted venga a hacer lo que desee conmigo.

Cuando esperaba ver un rostro de enojo en la cara de ella, Coin sólo se limitó a sonreír. ¿Por qué sonreía?

-¿Lo ve, señor Mellark? Ella es la indicada. La seguirán. Tiene carácter, poder, acto de presencia vistoso, tiene que ser el Sinsajo.

Peeta la miraba con la mandíbula apretada. Claramente en desacuerdo.

-Cualquiera puede tener esas virtudes -escupió él- Busque otra persona.

-Pero no cualquiera tiene la fama que tiene ella. Es un acto de rebeldía increíblemente puro: Una princesa que escapó. Que, no es una princesa ahora, pero el país la ve así, y podemos usar eso a nuestro favor.

-¿Por qué no utiliza a Johanna? -preguntó Peeta.

-Johanna siempre ha salido de las reglas, Katniss no lo fue hasta ahora. Cualquiera podría tomar a Mason normal haciendo eso, a Katniss no. Tendría más impacto que una Everdeen fuera el Sinsajo que una Mason.

Peeta no respondió, sólo la miraba duramente. Katniss tenía la misma expresión.

-Piénselo, señorita Everdeen -dijo Coin, ahora dirigiéndose a ella- Usted podría cambiar el futuro de un país entero. Volverlo desinteresado, sin discriminación, de la que claramente ha sido testigo.

Katniss se levantó de su lugar y Peeta la siguió. Antes de marcharse, se inclinó sobre Coin y la miró con unos ojos de advertencia.

-¿Cuándo le quedará claro que no soy una Everdeen, sino una Mellark? Espero que pronto: Le iría en ventaja.

Después, dicho esto, salieron.

Entraron a su habitación, ubicada en la sección "M".

-¿Hasta cuándo estaremos aquí? -preguntó Katniss, sentándose en la cama.

-Hasta que tú decidas algo -respondió Peeta.

Katniss no sabía qué decidir: Coin la había convencido con el hecho de que quería acabar con la discriminación del país y evitar el regreso de Los Juegos Del Hambre. Pero también era cierto que en definitiva no confiaba en Alma Coin. Debería de estarlo, después de todo tenían los mismos deseos, pero algo no encajaba bien al pensar en ella. Además, si aceptaba ser el Sinsajo, estaría abriendo una puerta llena de peligro hacia Prim. Aunque... ¿Esa puerta ya no estaba abierta?

-¿Por qué tu desconfianza hacia Coin? -se interesó Katniss.

Peeta se sentó a su lado, tomó sus manos y respondió.

-Es una reina. ¿Quién dice que después de que consiga lo que quiere, no se irá a apoderar de todo el país para ella sola? No confío en la realeza al igual que tú. Creo firmemente que la única alma desinteresada entre las ramas de esto es Prim.

Katniss se sintió identificada. Tal vez la razón de Peeta era su razón de desconfianza también, sólo que no la había encontrado.

-Coin es una reina -le dijo Peeta- Y las reinas son ambiciosas.

Escapando con la princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora