23 - Su misión.

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Iban en empate. Osadía 3 puntos, Tributos 3 puntos.

Katniss miraba cómo Peeta evadía a sus contrincantes. Él, Finnick y Cato hacían un excelente equipo, claro, complementados con los demás chicos. Se veían totalmente dispuestos a ganar.

Finnick se movía ágilmente por la cancha, como si nadara en ella sin dificultad alguna. Peeta era el maestro burlando a los demás y Cato era un tirador ejemplar, ya que dos de tres puntos habían sido apuntados por él.

Justo cuando estuvieron a punto de anotar el punto, escuchó una voz.

-Katniss Everdeen -y era la voz de Delly.

Katniss suspiró pesadamente y giró su cabeza hacia ella, mordaz.

-Me llamo Katniss Mellark -soltó, mirándoles con unos ojos asesinos.

Delly y Clove fruncieron el ceño.

-¿Es en serio? ¿La princesita fugada se cree esposa de Peeta Mellark? -dijo en un tono de burla Clove.

Katniss apretó los puños. A su alrededor, todos festejaban por un nuevo punto de los Tributos.

-No me creo. Lo soy -mintió.

El par tenía una expresión de incredulidad. No respondieron, pero luego de un pequeño rato, cuando Delly habló, lo hizo con un odio intenso en su voz:

-Mira, princesita, no me quieres ver enojada. Si sigues con él, te arrepentirás -le amenazó- Recuerda que eres considerada una criminal, una fugada. Y ellos también. Así que tienes que tener cuidado conmigo, con lo que haces y dices.

Y con esto, se dio la media vuelta y fue seguida por su amiga.

Katniss tenía las uñas clavadas en las palmas, y sus dedos comenzaban a tener un color amarillo junto con uno rojo por la fuerza que contenía. Prim le tomó la mano y le relajó las manos para que no se hiciese daño.

-Tranquila, Kat, ignóralas ¿Si? -le dijo.

Katniss asintió y aceptó las palabras de su hermana menor, a pesar de que se sentía muy enfadada por lo que acababa de pasar y por lo que había pasado ayer. Sentía un odio profundo por cuatro personas: Delly, Clove, Cashmere y Glimmer.

Se sentía sorprendida consigo misma, ya que pasó de no haber odiado nunca a nadie en su vida a odiar a cuatro personas.

Se concentró en el juego de nuevo.

Cayó en cuentas de que habían tenido 4 y 4 puntos. Casi se terminaba el tiempo y tenían que desempatar antes de irse a extras.

Minutos antes de que terminara el tiempo, Finnick lanzó el balón con precisión, haciendo una tirada y un punto limpio.

Las gradas que apoyaban el equipo de Peeta se volvieron locas, incluyendo a Katniss, Annie y Prim. Se abrazaban entre ellas, llenas de felicidad. El equipo estaba unido en un abrazo grupal, haciendo el mismo festejo con la dorada copa que Katniss los había visto hacer el primer día que se presentó en la universidad.

Desde la mitad de la cancha, Peeta buscó la mirada de Katniss y, cuando se encontraron sus ojos, se sonrieron el uno al otro. Peeta le sopló un beso a su amada y ella sólo fue capaz de sonreír más abiertamente.

Se sentía como regresar al pasado, pero afortunadamente, sin regresar.

Todos cenaban en la barra de la cocina de Finnick. Hablaban entre ellos de el partido y las dificultades que tuvieron en el. Sonó el teléfono de la casa.

Finnick fue a contestar y después de un rato regresó con el teléfono.

-Coin -avisó, y activó el altavoz- Listo.

-¿Quién escucha? -escuchó Katniss decir a Coin.

-Katniss, Peeta, Cato, Annie y Prim -respondió Finnick.

-Bien -dijo Coin- Excelente que tenemos al Sinsajo, porque necesitamos que conozcan una misión.

Todos aguardaron a que continuara.

-Como rebeldes que son y como el Sinsajo pidió que mantuviéramos informe, voy a hablarles del plan, del inicio de la revolución en su máxima etapa -continuó Coin- Necesitamos hacer unas grabaciones con Katniss para difundirlas por Panem. También, les informamos que tendremos un bombardeo en el centro de La Ciudad. Más concretamente donde se alojan los palacios.

Katniss sintió un frío que le invadió el cuerpo en cuestión de segundos. Ahí estaban sus padres, Madge, Rue, Gale, Cinna, los Everdeen...

-No -dijo Katniss firme.

-Es un informe, señorita Mellark, para que no se acerquen a esa zona -siguió Coin.

-Acordamos que tenían que avisarme antes de tomar cualquier decisión. Y digo que no -objetó Katniss.

-Es una estrategia que decidimos hacer por nuestra cuenta, ya que si le decíamos iba a decir que no, como lo hace ahora -se explicó Coin.

-Cancelen la misión. Van a arruinar todo, se va a hacer un desastre en todo el país. Cancele la misión -gritó Katniss.

-No -contestó solamente Coin.

-¿En serio quiere ganar el poder así de fácil y rápido? ¿Matándolos a todos de una vez? ¡Cancele la misión! -su pecho estaba oprimido.

-¿Por qué lo quiere, Mellark? No hay nadie que le importe ahí, ya ha sacado a su hermana.

-¡Madita sea! ¡AHÍ ESTÁN MIS PADRES! -gritó completa y totalmente furiosa Katniss- ¡Está Cinna, Madge Undersee, Rue, los Everdeen! -al mencionar a los Everdeen se sintió rara, después de todo, aún les quería luego de que ellos la criaron a ella y a su hermana- ¡Ahí está uno de sus soldados, Gale Hawthorne!

-Uno menos no es nada -respondió Coin.

Katniss no daba crédito a lo que acababa de escuchar. Ni ella ni los demás.

-¿Y qué pasa con mis padres y los demás? ¡Cancele la estúpida misión! -Katniss sentía el rugir de su alta voz en la garganta.

-Los aerodeslizadores ya han ido en camino, llegarán en dos horas. Imposible -y con esto dicho, Coin finalizó la llamada.

Se miraron entre ellos.

Tenían que actuar rápido y sacar a todos de ahí, o una masacre iba a azotar.

Escapando con la princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora