38 - Sobre Prim.

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Gracias a los testimonios que se dieron, se declararon culpables a Delly y Clove por intento de secuestro. Ahora ellas iban a pagar con la justicia.

Ahora, mientras Katniss y Peeta veían por el monitor a su pequeño bebé, se sentían totalmente relajados y felices. Era un niño, y no podían caber de la alegría. Su hijo estaba sano y crecía sin problemas, lo cual era una gran fortuna.

Por la mejilla de Peeta resbalaba una lágrima, y luego otra, y otra. Katniss tomó su mano y la apretó, mientras sus ojos brillaban.

Cuando Katniss le contó a Prim que su sobrino sería un niño, ésta última reaccionó como si le hubieran dado el mejor regalo de su vida.

-¡Qué alegría, Kat! -le dijo emocionada Prim, mientras la estrujaba en sus brazos.

-¡Lo sé, patito! -coincidió Katniss, devolviéndole el abrazo con la misma fuerza.

-Será un gran chico -Prim comenzó a soñar despierta- Un gran chico. Caballeroso, atento, guapo... de chicas que le quieran.

Katniss sonrió, y pasó sus dedos por el cabello de Prim.

-Así será -dijo Katniss-. Y ya que hablas de chicos así, dime... ¿Tú y Rory?

Se separaron, y pudo ver cómo a Prim se le ponían sus mejillas rojizas mientras asentía lentamente.

-¿Cómo pasó? -preguntó Katniss, ensanchando aún más su sonrisa.

Prim poco a poco fue contagiada por el entusiasmo de su hermana.

-La noche en que se fueron a la misión -empezó Prim-, cuando me dejó Cato a mí en el departamento de Gale y Rory. Fue lindo. En cuanto llegué él me hizo sentir en casa. Me contó cómo fue el día en el que Gale y él habían perdido a sus otros dos hermanos y a sus padres, cómo quedaron como los únicos Hawthorne. Yo le conté todo lo que pasó con nosotras, que tú nunca fuiste una Everdeen, cómo pasé el día en el que te escapaste. Todo.

Katniss escuchaba con atención todas las palabras de su hermana, y se le encogió el corazón al pensar a Prim en ese día, el día en el que escapó junto con Peeta. Se había sentido tan poderosa y libre en ese momento que se le había olvidado por tiempos completamente Prim.

-Al final, él tomó mi mano -continuó Prim-, cuando comenzamos a llorar. Y seguimos llorando hasta quedar dormidos. Estábamos en el sofá y yo quedé dormida en su regazo. Cuando despertamos, él me miró por unos segundos de una manera en la que ningún otro chico lo había hecho,... y me besó. Yo me quedé paralizada... pero rompió el aire con su risa y con un "Te quiero, Prim" -rió, recordando- Y sentí el golpe de la verdad. Y yo también lo quería, lo sabía.

Katniss se sintió identificada. Imágenes de Peeta aparecieron en su mente, y estaba en el entendido de que en ese mismo instante, Rory estaba en la mente de Prim.

Prim recargó su cabeza en el pecho de Katniss. Ella pasó de nuevo sus dedos por los cabellos rubios de Prim, con el corazón latiéndole alegremente.

-¿Cómo fue? -preguntó Katniss- ¿Cómo fue el día en que me fui?

Prim suspiró y comenzó a hablar.

Flashback.

Prim estaba sentada en el sofá del salón, con las piernas abrazadas y mirando fijamente el reloj. Llevaba un corto vestido negro, de tela ligera.

Recordó lo que le había dicho Katniss: "Si algún día no estoy aquí para las cuatro de la tarde, no llores, pequeña, por favor. Ya me habré ido."

Las manecillas del reloj seguían girando y girando, y conforme se acercaban las cuatro, en silencio, los ojos se le llenaban más de lágrimas.

'No llores, Primrose, ya eres mayor', se decía a sí misma.

Se repitió lo mismo, hasta que la manecilla pequeña apuntó las cuatro en el reloj y aún la puerta no había sonado. En ese instante, no pudo retenerse.

Metió su rostro entre sus piernas, escondiéndose y llorando desconsoladamente.

Escuchó la puerta abrirse, y levantó la vista con esperanza. Pero sólo venía Haymitch, quien ya se acercaba a ella al verla en tal estado.

-¿Estás bien, Prim? -le preguntó. Ella negó con la cabeza, sincera- ¿Es por Katniss? ¿Te contó? -esta vez asintió- Estoy seguro de que la volverás a ver, créeme.

Oyeron cómo los tacones de la señora Everdeen se acercaban al lugar de donde estaban.

-Haymitch -lo saludó Alicia- ¿Primrose, que pasa contigo? -soltó, sin tacto alguno. Pasó su vista por todas partes, buscando a su hija mayor- ¿Y Katniss? ¿Dónde está Katniss?

Haymitch se giró a mirarla.

-Señora, ella escapó. Cuando llegué, ya se había ido -mintió.

Alicia Everdeen tomó una expresión de incredulidad.

-¿Qué? -soltó, buscando por todo el lugar- ¿Cómo? ¡Pero ella se va a casar! ¿Se fue con Peeta Mellark, no es cierto? ¡Sí! ¡¿Pero cómo no iba a ser otra cosa?

Los ojos de la señora Everdeen estaban encendidos de furia mientras llamaba al comandante de la seguridad real.

-Comandante, búsqueda. Katniss Everdeen se ha escapado, necesito que la busque hasta por debajo de la tierra -dio la orden al comandante cuando llegó- Mate a quien sea necesario matar. Mate a Peeta Mellark y tráigame viva a Katniss. Rápido, y por todo Panem, ¡todo Panem!

El comandante siguió las órdenes de su reina y comenzó a mover a sus soldados.

Alicia Everdeen se volvió hacia Prim, quien estaba aferrada a Haymitch.

-Tú, niña -le dijo- Lávate esa cara y ponte algo mejor. Hoy hay reunión con tu padre y conmigo en el despacho.

Fin flashback.

-... esa misma noche me dijeron que me iba a casar -siguió contando Prim- Pero no te lo quise decir sino hasta después.

Cuando Prim terminó, las lágrimas de Katniss comenzaron a caer.

-Lo siento tanto, patito -le dijo Katniss, acariciando su cabello suavemente- Perdóname, por favor.

-Está todo bien, Kat -Prim la tranquilizó- Ahora somos felices, y estamos juntas, y tendremos un buen futuro a partir de aquí, a pesar de todo.

Katniss la volvió a estrechar entre sus brazos, sintiendo la vida de su pequeña hermana bajo su piel.

Escapando con la princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora