7 - Sus sentimientos.

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Afortunadamente, nadie además de sus padres habían preguntado si era un príncipe. Mientras cenaban, los demás reyes y princesas le hacían plática a él. No preguntaban porque, Peeta era demasiado guapo y educado, así que daban por sentado que era un príncipe hecho y derecho. Tenía características de ser uno, su porte y presencia era igual de importante que la de uno de verdad. Lo notabas, quisieras o no.

Katniss se sentía sorprendida de que la esencia de Peeta no sólo funcionara en la universidad, sino también en un evento tan importante como el Panem Gala.

En su plática con los padres de Rue, Madge y hasta Glimmer, siempre metía a Katniss de alguna u otra manera. La hacía participar, algo que se veía muy raro, ya que Katniss era una de esas princesas que no veías hablar.

Ahora, mantenían una charla sobre los postres finos entre él y los reyes -tema que le viene como anillo al dedo a Peeta, por la panadería de sus padres- y de verdad todo el que lo escuchaba sentía interés por lo que contaba. Su plática era muy amena, tanto, que Katniss no se resistía en entrar en momentos.

-Es un arte, indudablemente -expresó el rey Undersee, líder del Distrito 12.

Los distritos en Panem eran comunidades encargadas de tareas específicas para mantener al país en pie. Katniss siempre ha vivido en La Ciudad, el centro del país. Habían 13 distritos, un Capitolio y La Ciudad, donde habitaba más gente además del Capitolio.

Ella siempre se había interesado por el Distrito 12 en especial, a pesar de no ser de los más importantes como lo eran el 1, el 2 o el Capitolio.

-Por supuesto, es un arte. El maravilloso proceso que se tiene que hacer, todo, para llegar a un único fin: La delicia -Peeta habló, y Katniss notó pasión al verlo hablar del tema. Sonrió.

Todos se vieron sorprendidos por su comentario, como lo hacían cada que hablaba. Katniss reparó en el babear de Glimmer y Cashmere, quienes no le quitaban un ojo de encima.

Siguieron su plática y Katniss se desentendió de ella. A su mente vino el tema de qué es lo que iba a pasar con sus padres ahora que sabían quién era su pareja. Tenía miedo de que decidieran prohibirle el verle o que le obligaran terminar su relación. No se quería ir de su lado, era imposible. Estaba enamorada de él, así como él de ella. Se podía notar en sus miradas, en el brillo de los ojos de cada uno cuando se tenían cerca.

En ese momento, se comenzó a escuchar la lenta música en la cual bailaban las parejas. Se podían ver a las personas acercarse al centro de la mano de su amado a bailar.

Katniss siempre en esa parte de la noche se quedaba sola con su hermana y las demás, pero ahora, vió a Peeta levantarse y ofrecerle su mano. Gustosa, con una sonrisa y ante la mirada de envidia de Cashmere y Glimmer, aceptó la mano de su novio.

Avanzaron entrelazando sus dedos hasta el centro, seguidos por los padres de Katniss. Se pararon frente a frente, se miraron a los ojos con ternura y él puso su mano en la cintura de ella. Comenzaron a bailar al ritmo de la elegante música.

Peeta, para su sorpresa, bailaba bastante bien aquél ritmo, y Katniss al ser princesa tenía muy buena práctica. Ambos eran a los cuales mirar danzar valía la pena.

Se complementaban tan bien, que podías jurar habían bailado juntos toda su vida.

En ese momento, para Katniss era imposible perderse en los brillantes ojos azules de Peeta. Ante la baja luz, parecía irreal. Sentir la cálida mano de Peeta en su cintura la hacía estremecer, aunque la separara una capa de tela.

Cuando se acaba la música y le sigue una un poco más animada, Katniss toma de la mano de Peeta y se lo lleva a otro lugar sin que muchos se den cuenta. Lo dirige hasta el jardín del lugar.

Lleno de hermosas plantas y con una fuente con la leyenda de Panem grabada en un lado, relatando los Días Oscuros, el jardín resulta acogedor. Eso lo había descubierto ella en un momento de aburrimiento en uno de los tantos Panem Gala de cuando era niña, y se había prometido en ese entonces, que llevaría ahí al príncipe del que se enamorara en un futuro para disfrutar de la tranquilidad a su lado, que resultó no ser un príncipe, si no alguien mucho mejor.

Se sientan al borde la fuente, y una vez estando ahí, ella siente en su desnuda espalda las gotitas que suelta ésta al salpicar.

-Me gusta más esta parte -reconoce Peeta, mirando su alrededor hasta que su mirada termina en la de ella.

-Siempre he pensado eso -le dice ella, con una sonrisa.

Él suspira, y le acaricia una mejilla con su mano delicadamente.

-¿Y sabes que me gusta aún más? -le pregunta Peeta, sin borrar su cariñosa expresión.

-No lo sé... -responde Katniss, con un tono más bajo que el anterior.

-Tú. Tú me gustas más que nada entre todo lo que pueda encontrar en mi vida -dice él, entre susurros.

Sonrieron y juntaron sus manos, que descansaban ahora unidas en la falda azul oscuro de ella. Él pasó uno de los mechones que se habían escapado del peinado de ella tras su oreja.

-Te amo -dijo por primera vez él.

Y en ese momento, el corazón de Katniss se aceleró.

-Peeta yo... yo... también te quiero -dijo ella.

Peeta rió bajito.

-Acabas de romper mi corazón ¿Sabes? -bromeó él.

Ella rió nerviosamente, y dejó que su corazón hablara libre.

-Te amo -soltó, liberando la verdad que sentía.

Sin resistirse más, lo besó. Fue uno de los besos más reales que sentiría Katniss. Acariciaron sus labios, bebieron de ellos con el amor que se tenían, hasta que una voz les interrumpió.

-Katniss, ¿Qué se supone que estás haciendo? -dijo en tono duro, su madre.

Escapando con la princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora