Katniss no supo cómo reaccionar.
-Te estoy preguntando, ¿Qué se supone que estás haciendo? -repite su madre.
Ella sólo puede girarse a mirar a Peeta, quien en su mirada transmite miedo.
-No... no es nada... Señora Everdeen -responde con la voz temblorosa él, al ver que ella se ha quedado sin palabras.
-Ah, ¿No es nada, pobrezuelo? -dijo con total desprecio su madre.
Sintió su sangre hervir en ese mismo instante.
-No le llames así -Katniss apenas se podía escuchar.
Peeta y su madre la miraron sorprendidos, su madre con el ceño fruncido a más no poder. Sería la primera vez que le contestaba a su madre, que no la llamaba de "usted".
-No le llames así -repitió, más alto, demasiado enojada para contenerse.
-¿Entonces, cómo? No hay otra palabra -dijo de manera grosera.
-¡No le llames así nunca más! -gritó ahora, enfurecida y levantándose del borde de la fuente; Peeta se levantó también. Sería la primera vez que le gritaba a su madre...- ¡Te lo prohíbo! ¡Estoy con él te guste o no, sea príncipe o no!
La señora Everdeen parecía más que sorprendida, y ofendida. Peeta no daba crédito a lo que veía y escuchaba.
-A mi llámame de "usted", no soy cualquiera, jovencita. No me vuelvas a gritar y quiero que él -dijo su madre apuntando a Peeta- Salga de aquí. No quiero verlo nunca más contigo.
-Te voy a llamar como yo quiera -Katniss habló en tono duro- Y jamás me vas a separar de él.
-Pero Katniss, ¿Para qué lo quieres? No es más que un chico de La Ciudad. ¿Por qué lo quieres a él, teniendo a tu disposición a cualquier príncipe de prestigio? -preguntó su madre, aún frunciendo el ceño.
Katniss tomó la mano de Peeta y avanzó hasta su madre, quedando frente a frente. La miró fijamente.
-Porque lo amo -respondió.
Después, pasó por su lado y salió del jardín, dejando a su madre con la palabra en la boca. Buscó a Haymitch por el salón y cuando lo encontró, se dirigió hacia él casi corriendo al lado de Peeta.
-Quiero largarme de aquí -el tono de enojo de Katniss no le pasó desapercibido a Haymitch.
-¿Qué te pasa, Kat? -preguntó él.
-Luego te cuento, quiero largarme Haymitch -respondió.
Sin poner objeciones, Haymitch siguió las órdenes de Katniss, aún confundido.
Cuando llegaron a la casa de Peeta, éste bajo del coche y lo siguió Katniss.
-Te veo hasta mañana -se despidió Peeta.
Ella asintió.
-Siento todo esto, amor, de verdad... Odio que mi madre quiera mantener su reputación por encima de todo -se lamentó Katniss.
-Está bien -dijo Peeta sinceramente. Sonrió- Te entiendo ¿De acuerdo? Te entiendo.
Posicionó su mano en la mejilla de Katniss y ella sobrepuso su mano sobre la de él.
-Te amo -susurró Katniss.
Peeta se olvidó de los problemas y de pronto, al escuchar eso, la felicidad se apoderó de su pecho.
-Te amo -le dijo también, dejando un suave beso sobre sus labios.
Suspiraron a la par y sonrieron cariñosamente.
-¿Te veo mañana? -preguntó Katniss.
-Me ves mañana -afirmó Peeta.
Le dejó un último beso.
-Dulces sueños -se despidió ella.
-Dulces sueños -le devolvió él.
En cuanto llegaron, sus padres ya estaban ahí junto con Prim. Ella ignoró su presencia y subió sin decir nada hasta su habitación, a encerrarse, sin deseos de ver a nadie.
Escuchó sus llamados, pero mantuvo su decisión de ignorarles.
Se tumbó sobre su cama y respiró hondo, cerrando los ojos.
"Todo esto apesta", pensó Katniss, "Apesta ser una princesa".
Muy en el fondo, deseó nunca haber sido destinada a ser de la realeza. Quería salir, ser libre, correr, respirar y ver el mundo que Peeta le ofrecía ver.
Se desnudó y cambió de ropa a una más cómoda.
Llamó a Peeta y él contestó en el primer timbrazo.
Habló con él de sus deseos de no pertenecer más a donde pertenecía. Le habló de sus aspiraciones, de sus ilusiones de ser un poco libre. Aunque fuera sólo un poco. Se desahogó con él y Peeta estuvo dispuesto a escuchar cada una de sus palabras. Su voz le relajaba.
Se desearon las buenas noches luego de platicar por unas horas y colgaron. Katniss suspiró y aspiró en olor a flores que desprendían sus sábanas.
¿Sería aquel sentimiento que invadió a Johanna antes de irse? ¿Fue lo que sintió antes de marcharse?
Abrió los ojos de golpe al escuchar que llamaban a su puerta. Ella dejó que siguieran llamando a ella, no tenía ganas de abrir.
-¿Katniss? -escuchó la voz de Prim.
Su patito.
Se levantó y abrió la puerta.
-Prim, pasa -le dijo Katniss con una sonrisa y después se fue a sentar a su cama.
Prim cerró la puerta tras sí y se sentó al lado de Katniss.
-¿Estás bien, Kat? Mamá nos contó a mi padre y a mí lo que pasó -dijo Prim.
-No todo está bien, patito -admitió ella.
Prim supo comprender.
-¿Lo amas? -se interesó ella.
Katniss sonrió y asintió.
-Como no he amado en mi vida.
Prim también sonrió.
-¿Lo seguirás viendo?
-Claro que lo seguiré viendo -respondió Katniss.
-¿Por encima de nuestros padres? -Prim parecía no creérsela.
-Por encima de nuestros padres -confirmó ella.
Katniss rodeó a Prim con sus brazos.
-¿Y qué vas a hacer? -preguntó Prim.
Katniss se juntó más a ella y habló en susurros.
-He pensado algo ¿Sabes?
-¿En qué has pensado? -preguntó de nuevo Prim.
Katniss habló muy bajo, de manera que sólo ellas pudieran escuchar.
-En escaparme -susurró.
En ese momento, a su hermanita se le llenaron los ojos de lágrimas. Katniss la apretujó más contra ella.
-¿Hoy? -le preguntó Prim.
-No. No hoy -se apresuró a decir Katniss- ¿A qué horas ves que llego de la universidad normalmente?
-A las... tres de la tarde -respondió Prim.
Katniss suspiró y habló:
-Si algún día no estoy aquí para las cuatro de la tarde, no llores, pequeña, por favor. Ya me habré ido.
Prim derramó una lágrima.
-Pero quiero que recuerdes, patito mío, que siempre ¿Si? Siempre te voy a querer -susurró Katniss para ella- Y que unos años después, algún día, me volverás a ver. Lo prometo.
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Escapando con la princesa.
FanfictionLa real familia Everdeen tenía entre sus miembros a la mejor princesa que pudiera tener Panem: Katniss Everdeen. En su nuevo instituto, al conocer a Peeta Mellark, él le muestra el mundo y las aventuras que tiene por conocer, algo que Katniss tiene...