14 - Lo que quería.

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Katniss tomó el teléfono que Peeta le tendía.

-¿Sí? -dijo, confundida.

-Estoy hablando con Katniss Everdeen -Coin habló- Tranquila, no te delataré. Estoy en tu mismo lado.

¿Mismo lado?

-No soy Katniss Everdeen, soy Katniss Mellark ¿De acuerdo?. Gracias y no sé a qué se refiere con "el mismo lado".

Katniss se sorprendió a sí misma de ser tan directa.

-Increíble, tienes garra desde un principio -dijo Coin- Katniss, necesito hablar contigo en dos días. En cuanto te escapaste quise hablar contigo. Y con el "mismo lado", es de lo que justamente vamos a hablar. Sé que lo estás desde ahora.

¿"Sé que lo estás desde ahora"? Katniss no estaba muy convencida de eso por un muy simple punto: Coin es de la realeza, la reina total del 13. De lo que Katniss acababa de huir en ese momento era de la realeza. No confiaba en ella.

Aún así, decidió que iría. Por Peeta, ya que él está de alguna forma de su parte, y Peeta era en quién confiar.

-De acuerdo -respondió.

-Bien, la veré aquí.

-Ajá -dijo solamente ella.

-Hasta entonces, señorita Mellark -se despidió Coin.

Katniss colgó la llamada. Peeta se acercó a ella con dos artilugios. Era lo que recordaba ella como un arco y flechas.

-Tienes que tener algo con qué defenderte para cualquier situación. Me dijo Gale que te diera esto, que tú misma sabrás usarlos y que mejorarás -le explicó Peeta.

Le entregó el arco y el carcaj con las flechas. Pasó las yemas de sus dedos por la madera del arco.

Además del arco y las flechas, Katniss se llevó papel y lápiz para escribir sobre el bosque. En el camino hasta ahí había aprovechado para mandar la carta que escribió ayer.

Se levantó de la piedra de donde estaba sentada una vez terminó de escribir. Tomó de su carcaj una flecha y la preparó en el arco. Tensó la cuerda y se puso a practicar con un árbol.

Tiró. La flecha se fue de largo.

Preparó otra flecha.

La acomodó en el arco y ahora concentró más su tiro. Disparó y la flecha dio el árbol, sólo que segundos después ésta se cayó. No dio con suficiente fuerza.

Siguió y siguió tirando. En sus próximos intentos, ahora lograba que la flecha se mantuviera encajada y conforme las horas pasaban poco a poco se acercaba a acertar al punto que quería tirar.

Ya no estaba consciente de la noción del tiempo.

Cuando estaba apuntando a su objetivo de nuevo, escuchó unos ruidosos pasos a su izquierda y rápidamente cambió la dirección en que apuntaba.

-Wo wo wo -escuchó a Peeta, y minutos después lo vió entre los árboles- Tranquila.

Ella bajó su flecha y destensó el arco.

-Hora de irnos, llevas horas aquí -le dijo él.

Katniss asintió y tomó todas sus cosas.

Mientras caminaban entre los árboles, decidió hablar con él de los planes con Coin. Le contó toda su llamada y de la reunión en un par de días.

-¿En dos días? -preguntó Peeta cuando Katniss terminó de hablarle.

-Sí -respondió- No confío en ella, Peeta.

Él suspiró y dijo:

-No eres la única.

Peeta y Katniss entraron a su casa y se sentaron a platicar juntos en la barra de la cocina.

-¿Te puedo preguntar algo?

-Sí -respondió Katniss.

Peeta le tomó sus manos entre las suyas.

-¿Qué es lo que escribías?

Ella lo miró con ternura y respondió.

-Una carta para Prim.

-La extrañas -dijo comprensivo Peeta- Yo también extraño, a mis amigos.

Katniss derramó una lágrima.

-Sí, la extraño -le dijo Katniss- Y de verdad perdóname por traerte aquí,... te alejé de tu vida. Lo siento, amor.

Peeta le limpió su mejilla.

-No pasa nada, pequeña. Yo elegí esto al igual que tú. Y recuerda que yo estoy aquí para lo que quieras.

Él rodeó la barra de la cocina y fue a abrazarla. Katniss lo recibió en sus brazos con agradecimiento.

-Katniss -Peeta le levantó la mirada tomándola de la barbilla- Te amo.

Lo miró fijamente. Acarició la mejilla de él con su mano.

-Te amo también -dijo Katniss- Como a nadie, nunca.

Peeta sonrió.

-Eres mi familia -le susurró a ella- Yo soy tu familia.

Katniss no se resistió a su dulzura y lo besó. Peeta lo correspondió al instante.

Rodeó el cuello de él con sus brazos, atrayéndolo más hacía sí. Él hizo lo mismo con la cintura de ella.

Peeta hizo suspirar a Katniss al rozarle el cuello con los labios. Ella acarició a Peeta por debajo de la camisa despacio, lo cual lo alentó a hacer lo mismo. Katniss le sacó la camisa por la cabeza, y ahora tocaba su cálida piel desnuda.

Delineó sus musculos con los dedos. Pasó sus manos por toda su espalda. Aquello lo estaba volviendo loco, deseaba más, pero iba a esperar a que ella accediera a eso. En cambio, le quitó el elástico que sostenía su trenza. La deshizo, pasó su cabello por detrás y lo alborotó. El cabello de ella caía en preciosas ondas oscuras por su espalda sin descubrir. Ella pasó sus dedos por el rubio cabello de Peeta, despeinándolo y dándole una vista más atractiva.

Katniss sabía que, era momento de entregarse al hombre que había estado deseando por un tiempo. Tan sólo hacía falta alzar los brazos para darle paso a él a que le sacara la camisa.

Y lo iba a hacer, al hombre del que estaba enamorada. Al amor de su vida. Al que la había hecho cambiar de la mejor forma posible. Al hombre que sabía la respetaría en todo instante a su lado. Al hombre indicado para ella.

Y alzó los brazos.

Escapando con la princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora