37 - No más peligro.

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-Últimos caps-.

El sol se estaba poniendo y la gente apagaba las luces de sus casas mientras Katniss caminaba de vuelta a su casa, acompañada de unas especias que acababa de ir a comprar. La tierra y piedras crujían bajo sus botas mientras ella avanzaba hacia su hogar, donde seguramente Peeta la estaría esperando con una cena, al lado de su hermana pequeña.

Pero dos chicas vestidas completamente de negro la hicieron parar a unos cuantos pasos de que por fin pudiera llegar tranquilamente a su casa, poniéndose frente a ella.

-Katniss Everdeen -cuando Katniss entornó los ojos, pudo reconocer a Delly Cartwright y a Clove Kentwell frente sí.

-Katniss Mellark -las corrigió, con cierto enfado.

-Katniss Everdeen -repitió Delly, haciéndola soltar chispas-, hace cuanto no te veo, no pensé toparte en el Distrito 12... ¿Qué pasó con tus vestidos de princesita? ¿Y tu palacio, que tal con tu palacio?

-Los vestidos me quedan chicos -respondió mordaz-, y el palacio de los Everdeen está destrozado, digo, lo bombardearon ¿No recuerdan? ¿O son demasiado tontas para que se les quede algo en la cabeza?

-Katniss Everdeen tiene garras -dijo burlona Clove, con una media sonrisa. En la noche, y con esos atuendos, parecían aterradoras. Pero Katniss no se intimidó ni un poco.

-Mellark -volvió a corregir ella.

-Como sea, princesita -soltó Delly-. Y de eso mismo veníamos a hablar contigo, de Mellark. De Peeta Mellark.

Katniss frunció el ceño y casi, casi, dejó salir una carcajada ahí mismo.

-¿De verdad tienes tantas ganas de pelear por un chico que tiene pareja? Porque yo no tengo ganas de lidiar contigo. Y si me disculpas...

-Oh, no -Delly se interpuso en su camino cuando ella se dirigía a abrir su puerta y entrar a casa, poniendo una mano en el pecho de Katniss-. Tú no vas a ningún lugar.

Katniss bufó y se cruzó de brazos.

-¿Qué quieres hablar de Peeta? -dijo Katniss, con el fin de aquella conversación terminara rápido. Sonrió de lado, con un argumento que le parecía poco decente, pero que funcionaría para hacer enojar a Delly- ¿Quieres acaso saber que tan bueno es en la cama? Te lo puedo decir.

Decir esa frase le pareció, aunque estúpido, efectivo. No se imaginó nunca diciendo eso.

Le fue graciosa la furiosa expresión de Delly, y de nuevo, casi suelta una carcajada.

-Mira, princesita -comenzó Delly. El tono de odio no le pasó desapercibido a Katniss-, no me importa ni mucho menos eso ¿De acuerdo? ¡No! -se revolvió con las palabras, obviando que el comentario de Katniss no se lo esperaba, y que por lo tanto, no tenía una respuesta inteligente- Mira, sé que ustedes dos se van a casar y tendrán un hijo, lo sé.

Katniss abrió los ojos sorprendida.

-¿Cómo sabes eso...? -preguntó, sin dar crédito.

-Soy como los ojos y oídos de este Distrito -respondió Delly.

Katniss negó con la cabeza, y caminó hacia la puerta, sin dar con una explicación de cómo ella se enteró.

Delly la volvió a parar por el pecho.

-Tú no vas a ningún lugar que no sea con nosotras -Delly la hizo dar unos pasos hacia atrás- Vas a aprender que debes alejarte de él, a mi manera.

Katniss dio dos pasos más hacia atrás. Su cabeza comenzó a pensar rápidamente en cómo pasar por ellas hasta la puerta.

Tomó a Delly de los hombros y la empujó. Tal vez podría funcionar.

-Más te vale irte de aquí -dijo Katniss, empujándola una vez más. Delly le devolvió un empujón.

Katniss la volvió a tomar por los hombros e hicieron que quedaran ahora al revés, dejándole un camino para correr a casa.

-No me voy, y tú tampoco -contestó Delly.

Katniss le dio un último empujón haciendo que chocara con Clove, que se mantenía detrás de ella. Salió corriendo hacia casa, y tan solo pasaron unos segundos para que el par la siguiera.

-¡Peeta! ¡Peeta! -gritó, mientras golpeaba con los puños la puerta- ¡¡Peeta!!

Clove la tomó por la cintura llevándola hacia atrás en el momento en que Peeta abría la puerta asustado.

-¿Qué...? -Peeta miró confundido y enojado a Clove y Delly, quienes quitaron sus manos de Katniss en cuanto lo vieron- ¿Qué hacen ustedes dos aquí?

Ambas balbucearon. Katniss abrazó a Peeta por el cuello. Peeta puso sus manos en la espalda de ella.

-¿Qué hacen aquí? -volvió a preguntar Peeta, enojado.

-Ya he llamado a seguridad -avisó Prim.

Delly y Clove se mostraron asustadas.

-No, no, no ¡No! Por favor, no los hagan venir -dijo Clove alarmada, con lágrimas en los ojos.

-Debiste haber pensado eso primero -Peeta la miró con los ojos encendidos de odio- ¡Y más te vale que no te vuelvas a acercar aquí Delly, no te quiero volver a ver!

Delly se vio dolida por las palabras de Peeta. Sus pupilas expresaban tristeza.

Más tarde, ellas fueron arrestadas.

Ya no había peligro.

Escapando con la princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora