35 - El comienzo de una noche inolvidable.

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Por fin estaban en su hogar de nuevo, luego de la ya terminada guerra y las dolorosas despedidas a Gale y Cato, en las que todos lloraron en todo el momento que duraron.

Johanna, Finnick, Annie, Haymitch y Effie habían decidido vivir en el Distrito 12, y ahora, Haymitch y Effie regresaban a la antigua casa que habían abandonado hace años y años mientras que los demás arrendaban cada quien una casa, Johanna por un lado y Finnick y Annie por otro.

Katniss, Peeta y Prim seguían viviendo en la casa que era de Gale, que les había cedido. Rory decidió vivir en el hogar Undersee, por idea de Madge, a lo que él aceptó. Era triste el hecho de que Rory era el último Hawthorne en existencia a sus escasos 16.

A un considerable tiempo desde que pasó todo, se sabía que todos los miembros de la realeza habían muerto, además de los obvios, incluía esa lista a todos los Fich y a Cashmere y Glimmer. Ahora Panem estaba en votaciones y de todos los candidatos, como se esperaba, la más elegida hasta ese momento era la comandante Paylor, seguida del líder de armadas Plutarch Heavensbee.

Había pasado una semana de instalación a la vida normal y Peeta tenía un plan en mente que seguro reemplazaría la tristeza de Katniss por felicidad absoluta: Él ya había leído los exámenes de la carpeta, mientras que Katniss era completamente ajena a la existencia de ellos, pensando que eran simples pruebas de enfermedad. Pero no lo eran. El contenido de esa carpeta le había levantado el ánimo a Peeta de maneras inimaginables y le había dado el atrevimiento de darle marcha a la sorpresa que tenía para su amada desde hace ya un tiempo.

Así que, esa mañana fría de invierno, Katniss despertó sola. Al analizar la habitación que compartía con Peeta con la mirada, descubrió que frente a la cama había una caja de color beige. Se levantó, estiró y encaminó hasta el novedoso paquete.

Lo tomó del suelo de madera, también frío, y la dejó en la cama. Quitó la tapa y lo que se encontró en su interior era algo que definitivamente no se esperaba. Lo que guardaba la caja era un vestido corto tinto, de tela ligera y bastante bonito para los ojos de Katniss. Debajo de él, había una hoja de papel azul pálido, con una nota escrita en tinta gris.

Katniss la tomó y comenzó a leerla.

"Katniss,

No preguntes para qué es el vestido, sólo pórtalo esta noche y baja a las 8pm al comedor.

Tuyo,

Peeta."

Sonrió y miró la hora en el reloj de la mesita de noche. Marcaba las doce de la mañana. Iba a ser una larga espera.

Salió de su habitación y bajó las escaleras descalza. Abajo, se encontró con Peeta y Prim sirviendo el desayuno.

-Buenos días, princesa -le dijo Peeta mientras la veía bajar los últimos escalones.

-Buenos días, cariño -dijo ella también, sonriendo- Hola, patito.

Prim fue contagiada por su sonrisa.

-Hola, Kat.

-¿Cuál es el desayuno del día de hoy, cocineros? -preguntó Katniss, sentándose en una silla del comedor que formaba parte de la curiosidad que sentía por lo que Peeta le había dicho en su pequeña nota.

-Panqueques -respondió Peeta, acercándole su plato-, y café.

Después de que Katniss hubo terminado su segundo plato de panqueques (Peeta ya sabía la razón de su gran apetito), Prim se llevó a Katniss a su habitación para darle paso a Peeta a que comenzara con sus preparativos.

Cuando llegaron a la habitación de Prim, ella decidió prender música en su máximo volumen para que Katniss no tuviera la oportunidad de escuchar lo que hiciera Peeta abajo.

-¡Ayúdame a reubicar la habitación! -gritó Prim a Katniss para que le pudiera oír por encima de la música.

Katniss asintió.

Comenzaron moviendo la cama, cambiándola de lugar, aseando todo, reacomodando las estanterías y organizando por colores la ropa, para darle un toque distinto a lo de antes. Al final, terminaron a las seis de la tarde exhaustas y después de varias listas de reproducción escuchadas. Se tumbaron en la cama y ambas comenzaron a quedarse ligeramente dormidas.

Prim abrió los ojos de golpe al recordar que ya era buen momento para empezar a arreglar a Katniss para lo de esa noche.

Se levantó y después despertó a Katniss, quien reaccionó con un susto.

Antes de que pudiera preguntar cualquier cosa respecto a que la despertara de golpe, Prim ya la arrastraba hasta su cuarto para comenzarla a arreglar. Katniss comprendió todo cuando ella tomó la caja que llevaba el vestido.

Peeta puso en la mesa adornada por velas y primroses los platos de su cena ya servida. Prendió las velas y esperó a que Prim bajara con Katniss.

Cuando la vio, se quedó sin habla. El vestido le quedaba a la perfección, hacía que su rostro se llenara de luz junto con el cabello oscuro que Prim le había acomodado. La patito subió rápidamente a su habitación una vez Katniss hubo terminado de bajar para no irrumpir en su noche.

Katniss estaba maravillada con todo lo que él le había preparado para esa velada.

Peeta la tomó de la mano y la ayudó a sentarse en una de las dos sillas de la mesa, con una sonrisa imborrable.

-Estás muy preciosa -le dijo él, besando delicadamente su mano.

Ella se sonrojó un poco. Peeta siempre podía provocar ese sentimiento de que se sintiera guapa. Ya se estaba acostumbrando a sentirse así, lo cual la estaba convenciendo a sí misma que de verdad lo era.

Peeta se sentó en su lugar y comenzaron con la cena, no sin antes sirvieran el vino tinto en las copas. Peeta llenó poco las copas, ya que era debido que Katniss no tomara alcohol, pero sólo era una probada en esa única noche.

-Wow, Peeta -dijo Katniss mientras terminaban con su plato, sonriendo hacia él- Esto es increíble. Gracias.

-¿Te gusta?

-Me encanta. Gracias por hacerlo, de verdad.

-No es nada -Peeta se levantó, con la carpeta que descansaba sobre la mesa. Levantó a Katniss y rodeó su cintura con un brazos- ¿Recuerdas esto? -agitó la carpeta en su mano, y ella al momento la reconoció, asintiendo- Ábrela.

Katniss la tomó entre sus finos dedos y comenzó a leer las hojas que habían en su interior. Cuando sus ojos leyeron qué era, miró a Peeta con la emoción perfectamente reflejada en su expresión.

Escapando con la princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora