Capítulo 11

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Soporte en entrenamiento militar.

Ese fue el oficio seleccionado para Jimin.

El príncipe tenía que dedicarse y asegurarse de que los soldados tuvieran a su disposición lo necesario para llevar a cabo sus sesiones de entrenamiento y demás actividades dentro de su itinerario diario.

Nada complicado, a decir verdad.

Cuando el ojiazul revisó en qué consistía determinado oficio, lo creyó bastante conveniente, ya que, pensó que podía aprovechar algún espacio libre para que él mismo pudiera entrenar y no perder ninguna de sus habilidades de batalla y por supuesto, su habilidad y manejo con la espada.

A pesar de que, en este lugar, su postura como príncipe de un reino extra planetario no significaba nada, se le brindó la oportunidad de que pudiera entrenar en sus momentos libres junto con su espada, claro sin poder lastimar a alguien.

Tal y como estaba sucediendo en esta ocasión, el príncipe de Gliese liberó el estoque de su vaina y posicionó sus pies formando una v. Frente a él, se encontraba una especie de maniquí hecho con costales de aserrín, alzó su espada y la acomodó de manera que parecía que se estaba preparando para atacar a alguien.

Tomó un respiro y cerró los ojos, concentrándose.

"¡Viva la reina! ¡Ustedes van a morir y ella dominará el universo!"

"¡El rey Arcanus siempre fue un mal hombre y tú no eres mejor que él príncipe Jimin!"

"¡Desviaré esta nave y nunca jamás los van a encontrar!"

El pelirosa gruñó y abrió los ojos, comenzó a correr dirigiéndose hacia aquel maniquí y no dudó en atacar, recordando con furia las frases que fueron pronunciadas por aquel individuo traicionero que se encontraba en la segunda nave una vez que escaparon de la reina Lyra y su imperio.

Con rencor, soltó una patada directo al "rostro" del objeto frente a él y dio una fuerte estocada, haciendo un corte sobre el "pecho" logrando que el aserrín comenzara a salir de los costales.

— Maldito hijo de puta.— susurró con enojo mientras continuaba su práctica.— Maldita Lyra, ¡te odio tanto!— con impetú, comenzó a realizar diversos cortes a gran velocidad, sacando aquel sentimiento que guardaba en su interior.

Una vez que terminó y el maniquí quedó sin rastro alguno de aserrín, Jimin dejó caer su espada y colocó sus manos sobre las rodillas, tratando de recuperar el aire que había perdido, el sudor recorría toda su frente y sentía su cuerpo demasiado caliente. Su alteza real optó por quitarse su playera y limpiarse el líquido corporal con ella antes de continuar su entrenamiento.

Mientras tanto, Jungkook caminaba sosteniendo un botiquín entre sus manos, habían solicitado su apoyo para revisar a un par de soldados que habían tenido un encuentro algo caótico en las duchas por lo que ahora que terminó con ello, se dirigía a su consultorio.

Unos ligeros gruñidos llamaron su atención, dirigió su mirada hacia las rejas que daban a la zona de entrenamiento para encontrarse con nada más y nada menos que una de las mejores imágenes que haya visto en su vida.

Joder...

Sus labios se abrieron ligeramente al observar al príncipe de Gliese continuando con su respectivo entrenamiento, su pecho firme y sus pectorales delicadamente diseñados subían y bajaban debido a lo agitada que se encontraba su respiración, gotas de sudor resbalaban por su cuello y sus labios tenían un tono rojizo.

Gliese - Kookmin (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora