Capítulo 8

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El pelinegro y el pelirosa caminaron sobre el bosque por unos cuantos minutos con Calico siguiéndoles el paso a un lado de ellos, retrasándose solo un poco debido a que se detenía a agarrar piedritas que para él eran bonitas, ignorando por completo las quejas y gruñidos de su dueño para que el joven doctor le soltara la mano, fallando completamente.

Cuando por fin salieron de los adentros del bosque y dieron con el camino de asfalto, Jungkook soltó la mano del ojiazul y trotó un poco hacia su motocicleta, montándose en ella y tendiéndole el casco al príncipe.

— Sé que no es a lo que probablemente esté acostumbrado, alteza.— acomodó su chaqueta y movió su cuello suavemente a ambos lados.— Pero esto es lo único que puedo ofrecerle. Venga. Súbase. — indicó en un movimiento con su cabeza. Invitándolo.

— ¿De verdad debo subirme?— preguntó Jimin arrugando su frente.— No me parece algo... seguro.— hizo una mueca un tanto de disgusto.

— ¡Buri, Buri!

Calico asintió emocionado y corrió hacia la motocicleta con todas las piedritas en sus pequeños bracitos, saltando hacia las botas del pelinegro y luego repitiendo la acción hasta llegar hacia el hombro del joven doctor, señalando el camino mientras hacía ruiditos de motor con su pequeña boquita.

— Déjeme decirle que Calico es más obediente que usted.— sonrió el pelinegro mientras miraba de reojo al animalillo rosado.

El príncipe arqueó una ceja y se cruzó de brazos.— ¿Debo de ser obediente ante ti?

Jungkook apoyó sus antebrazos en el manillar de su motocicleta. — En algunas cosas. En otras, lo dejaré tomar el mando, su alteza real.— guiñó un ojo.

Jimin rodó los ojos. — Tú no eres de mi agrado. ¿Lo sabes, verdad?

El joven doctor puso su mano sobre su pecho, fingiendo dolor. — Auch, que cruel es, su majestad. — soltó una risita.— Anda, no pasa nada. Vámonos.

..。.:・゜゜・:.。.

El camino de regreso a la base fue bastante largo, esto debido al tráfico que había en la zona de la carretera en los alrededores del bosque donde ocurrió el accidente de la nave de Gliese; Jungkook trataba de ir a velocidad moderada mientras esquivaba algunos automóviles, esto con el fin de no asustar al príncipe detrás suyo, y por supuesto, que este no se cayera ya que se había negado rotundamente a sostenerlo de la cintura o de la espalda.

Luego de que el tráfico comenzara a fluir y siguieran tomando el rumbo correspondiente, Jungkook miró hacia la izquierda y sonrió de lado, giró su motocicleta saliéndose del camino para ahora, estacionarse en una pequeña plaza donde había una tienda de conveniencia, una gasolinera y un restaurante de moda ochentera.

El príncipe ladeó su cabeza y miró al doctor poner el freno trasero de la moto con su pie.— ¿Por qué te detienes?

El pelinegro apagó el motor y guardó las llaves en su bolsillo, se bajó de la moto y miró al ojiazul mientras se rascaba su estómago. — ¡Ah! ¡Estoy muriéndome de hambre! ¿Tú no?— estiró un poco sus brazos haciendo que Calico se tambaleara sobre sus hombros y sus piedras cayeran al suelo.— Este restaurante tiene unas hamburguesas deliciosas, debes de probarlas. No te arrepentirás.— le sonrió alegremente.

El pelirosa observó el restaurante frente a sus ojos, hizo una mueca mientras se bajaba de la moto y cruzaba sus brazos.—Yo no pienso entrar a ese lugar.

El joven doctor soltó una risita y se mordió el labio. — Bien, en ese caso puedes esperar aquí.— Jungkook comenzó a caminar hacia el lugar.

— ¡Buri, buri!— la mascota rosadita le dedicó un "adiós" a su dueño utilizando su mano y dándole una sonrisita. Restándole importancia a que el joven ojiazul se quedará afuera esperando por ellos.

Gliese - Kookmin (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora