Capítulo 12

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La noche cayó, todos los trabajadores habían finalizado sus jornadas laborales dentro de la base a excepción de aquellos que tenían que realizar turno nocturno; los refugiados y soldados se encontraban en el comedor disfrutando de sus últimos alimentos del día antes de irse a descansar.

Por su parte, Jimin no tenía deseos de ingerir alimentos y tampoco de irse a dormir en su respectivo lugar, el príncipe optó por buscar algún otro espacio en el que pudiera sentarse, pensar y relajarse por unos momentos.

Luego de caminar en los cientos de pasillos de las grandes instalaciones de la base, logró encontrar un pequeño balcón al salir de la zona escolar de los refugiados, se sentó muy cerca de la orilla y dejó que sus pies se metieran entre los barrotes que se encontraban ahí para que así, pudiera balancearlos.

Con un suspiro, comenzó a admirar el cielo del planeta Tierra, centrándose en lo diferente que este era a comparación del cielo que tanto amaba ver en Gliese; este cielo le parecía un tanto... vago, es decir, las estrellas no eran tan notorias, casi invisibles y había muy pocas, como si realmente fueran escasas en el universo.

También pudo observar como algunas otras eran cubiertas por una ligera capa grisácea, pero el príncipe no creía que aquello eran las nubes.

A pesar de eso, se quedó observando todo lo que se encontraba allí arriba y dentro de él, comenzó a rogar para que aquella capa amarga le dejara ver aún más y tal vez pudiera encontrar aquellas estrellas de color rosa y azul, como su padre le había dicho...

— ¿Cómo siguen tus nudillos?

El pelirosa se sobresaltó un poco al escuchar aquella conocida voz, ya que lo tomó por sorpresa, alzó su mirada encontrándose con un Jungkook que carecía de su vestimenta usual de médico y ahora, llevaba una ropa casual, indicando que tal vez él estaba próximo a retirarse a su hogar.

— Bien, están mucho mejor.— contestó.— La pomada funcionó bastante bien.— afirmó Jimin mientras observaba sus dedos y regresaba su mirada hacia el cielo.

Jungkook asintió con la cabeza y sonrió, luego de un suspiro, optó por imitar la posición del ojiazul y se sentó, apoyando ambos antebrazos en el barandal de manera casual.

Después de un par de segundos sin decir absolutamente nada, el joven médico decidió hablar.

Y obvio, eso no tenía nada de malo.

— Ojalá pudieras ver este cielo sin ningún tipo de contaminación.

Jimin giró su rostro para observar al pelinegro con curiosidad. — ¿El cielo está contaminado?

El azabache asintió con una mueca.— No somos exactamente los mejores residentes para este planeta.— bufó un poco a la par que le regresaba la mirada al príncipe.— Hemos lastimado mucho a nuestro hogar... pero hay lugares donde el cielo se ve precioso. Normalmente en las praderas donde no hay ningún tipo de civilización cerca.

El príncipe asintió ligeramente con la cabeza antes de regresar su mirada hacia el cielo, el silencio se apoderó de ellos nuevamente y pasaron un par de minutos sin decir nada más, de pronto, aquella capa grisácea comenzó a alejarse poco a poco, dándole la oportunidad a los jóvenes de observar algunas otras estrellas.

Jimin sonrió de manera dulce y brillosa al observar una estrella rosada en el cielo y a un costado, una estrella azulada.

— Ahí están mis padres...

Gliese - Kookmin (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora