Capítulo 21

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En estos momentos el corazón y la mente de Jimin eran un completo caos; como si ambas fueran unos pequeños canarios que revoloteaban como locos dentro de una jaula con una necesidad inmensurable. Unos extendían sus alas con esmero y felicidad mientras que otros lo hacían a manera de reflejar el pánico, provocando que el príncipe se sintiera mareado y con ganas de salir corriendo del consultorio.

Y es que todo había pasado demasiado rápido y ni siquiera pudo percatarse en qué momento comenzó a caminar sobre el pasillo para ir en busca del pelinegro y expresar de una maldita vez lo que estaba manteniendo oculto desde hacía varias semanas.

El príncipe tenía que admitir que sentir aquellas manos sosteniendo su mejilla, sentir aquellos delgados labios besando su pómulo y ver al pelinegro marcharse y no poder hacer que se quedará más tiempo con él fueron su perdición, fue el momento en que la bomba de retención de sentimientos explotó y creyó caer en la locura.

Jimin ingresó a su habitación solo para quedarse de pie sobre la puerta, inmerso en sus propios pensamientos y escuchando sus sentimientos rogar y suplicar por atención, y no pudo ignorarlos más.

No pasaron muchos minutos para que rápidamente se diera la media vuelta para salir y comenzar a correr, maldiciéndose así mismo una y otra vez por la necesidad tan grande que tenía de ver a Jungkook y tenerlo cerca.

No quería preocuparse por nada.

No quería pensar en ninguna promesa.

En la situación en la que estaba.

Solo lo quería a él.

Aunque fuera por unos cuantos minutos.

Y oh joder.

Como le encantó la sensación de tener esos brazos fuertes rodeando su cintura mientras los dos se entregaban con pasión a un beso con sabor a gloria, como le encantó sentir que ese momento solo les pertenecía a ellos y que no existía poder en el universo que pudiera quitarle eso.

No fue hasta que Jungkook dirigió su mano hacia su pecho desnudo, justo donde se hallaba su corazón y al sentir el calor que este irradiaba y la manera en que dicho órgano latía, pudo darse cuenta del efecto que había provocado sus labios.

Y ante la sonrisa llena de amor que le estaban regalando en ese momento, el príncipe de Gliese solo pudo maldecir en su cabeza.

Mierda...

¿Qué carajos había hecho?

¿Cómo pudo permitir que esto sucediera?

Había tirado por la borda todo el esfuerzo que había hecho por mantenerse sereno y no flaquear, para mantener sus sentimientos prisioneros y no caer en la tentación.

Pero su corazón le ganó a su razón y ahora tenía que enfrentarlo.

Tenía que hacerse responsable.

Aunque tristemente, de una manera bastante cobarde.

— Jungkook...— pronunció el nombre del pelinegro con voz temblorosa mientras agarraba con ambas manos la camisa ajena y la arrugaba con fuerza, tratando de encontrar las palabras adecuadas para el momento.

El pelinegro solo se limitó a posar su mano en su rostro y con su dedo pulgar, acariciar el labio inferior de Jimin, limpiando a su paso un pequeño rastro brillante de saliva mientras le sonreía con ternura e ilusión.

Gliese - Kookmin (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora