Capítulo 26

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Jungkook tenía un delantal puesto alrededor de su cuerpo debido a que se encontraba cocinando un omelet para él y para el pelirosa, quién lo miraba atentamente desde su posición sentado en una de las sillas de la mesa de madera que se encontraba ahí.

Ambos sabían que muy pronto tendrían que regresar a la base para que el pelinegro pudiera solicitar el reingreso a ésta sin ningún problema y hablar con los encargados en Daegu, pero honestamente, querían disfrutar del tiempo privado que ahora mismo estaban teniendo antes de volver a la rutina que llevaban a cabo dentro de la base.

El pelinegro giró levemente su rostro para sonreírle a Jimin.— ¿Quieres intentar mover esto?— alzó el sartén para hacer énfasis en su pregunta.

— ¿Ah? ¿Yo?— se señaló el príncipe con las cejas alzadas.— No sé si sea una buena idea, yo nunca he cocinado.— afirmó colocando sus manos en medio de sus piernas y alzando sus hombros, un tanto apenado por su poca habilidad para hacer sus propios alimentos.

Jungkook negó con la cabeza.— Se me olvida que tenías todo un chef para ti solo, su alteza.— sonrió al ver el rostro apenado del pelirosa.— Pero no hay problema, ven. Yo te muestro, cariño.— lo invitó con un movimiento de su cabeza a lo que con un suspiro, Jimin se levantó de su asiento y se acercó al pelinegro.

— Es muy sencillo, solo tienes que moverlo así, y luego ¡pam! Voltearlo para que el siguiente lado del omelet pueda cocerse. Es muy fácil. – explicó de manera rápida y sencilla lo que el príncipe tenía que hacer, ahora colocándose detrás de él.

El ojiazul con mucha delicadeza, tomó el mango del sartén como el azabache le había indicado, movió el omelet y después de unos segundos mordió su labio sintiéndose un tanto inseguro, pero de igual manera, lanzó el alimento hacia arriba con tanta fuerza que este se quedó pegado en el techo.

Jimin soltó el mango del sartén dejándolo caer sobre la estufa y se tapó la boca con ambas manos, apenado.

— ¡Dios mío! ¡Lo siento tanto!

El pelinegro soltó una carcajada mientras miraba al techo y negó con la cabeza un par de veces.

— ¡Qué vergüenza!— el príncipe se alejó aún con las manos sobre su boca, sintiendo que sus orejas y mejillas estaban completamente rojas.— ¿Qué desayunaremos ahora?

— Siempre hay una opción B, cariño. No tienes que preocuparte.— comentó intentando calmar el sentimiento tan vergonzoso que estaba experimentando el pelirosa, colocándose nuevamente detrás de él y haciéndole un ligero masaje en los hombros.

— ¡No! Qué pena, ¿cómo vamos a bajarlo? Tú padre podrá molestarse y-y-y...

— Mierda, que adorable. El príncipe preocupándose por lo que su suegro pueda pensar.— completamente divertido y maravillado, Jungkook ignoró toda vergüenza que el ojiazul estaba sintiendo en ese instante y trató de calmarlo, por lo tanto, solo pudo colocarse frente a él y acariciar su rostro.

— Te prometo que lo voy a limpiar.— asintió arrugando su frente.— O sí Calico estuviera aquí fácilmente treparía y...

— Me gustas tanto, Jimin...

Sin dejarlo responder a esa confesión, el pelinegro lo besó con ímpetu, siendo correspondido de manera inmediata por el príncipe luego de procesar esas palabras pronunciadas.

No era un beso romántico, ni mucho menos suave. Era un beso fuerte, apasionado y exigente, separándose únicamente para agarrar oxígeno y sentir el aire caliente de sus bocas y respiraciones, inclinándose en repetidas ocasiones para ahora invadir con sus lenguas.

Gliese - Kookmin (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora