Capítulo I

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Won Cassandra.

Muevo las estatuillas de muñecos cabezones de mi colección de Harry Potter para poder limpiar mi estante de libros y de paso los libros, el polvo se cuela por mi nariz haciéndome cosquilla en ella provocando un pequeño estornudo, espero dos segundos y este es seguido de otro estornudo. Siempre son dos. Continúo la limpieza habitual de mi habitación, en cuanto acabo de despolvar y organizar mi librero me siento en el colchón sin sabanas de mi cama sintiendo la áspera y molesta sensación de la fibra del colchón bajo la piel de mis muslos, hago una mueca y me levanto para salir de mi habitación a revisar la ropa en la lavadora al ver qué el tiempo no ha acabado me encamino a la cocina por un vaso de agua fría en la nevera, la temperatura empezaba a ponerse caliente debido a que la pascua se acercaba. Disfruto mi vaso de agua fría el cuál refresca mi garganta, suelto un suspiro ante la sensación. Bendita sea el agua fría.

Dejo el vaso en el lavadero y mi vista panorámica capto movimiento en la casa de al lado por la ventana de su cocina, unos hombres dejaron una gran caja, inmediatamente fruncí el ceño y me estiré para poder divisar la entrada, al no lograrlo me encamino a la sala en busca de otra ventana dónde tenga mejor vista del frente, notó a mi hermano acostado en el sofá viendo videos de streammer mientras come un montón de frituras y papitas, lo ignoro y prosigo mi camino el cuál es irrumpido por la puerta que fue abierta de golpe, Dante y yo nos exaltamos y miramos hacia ella, mi hermana sostenía el mango de la puerta, al entrar cierra de ella sigilosamente y da pequeños saltos hacia nosotros.

—¿¡Adivinen qué!? —Grita en susurros, ambos nos damos una mirada y volvemos a fijarla en la pelinegra de baja estatura —¡Adivinen!

—Carajo Katherine, no me jodas con adivinar y sólo dime —Dante pauso la TV y le prestó atención, Katly rueda los ojos.

—Tenemos nuevos vecinos en la casa del al lado —Sigue hablando en susurros.

—bangbeob-i eobsda —Se levanta y va casi corriendo a la cocina, nosotras lo seguimos y vemos cómo sale por la puerta del patio dejándola abierta, nos paramos bajo el marco de esta y vemos cómo toma la manguera para regar las plantas mientras observa sin disimulo la mudanza y cómo trata de identificar a los dueños.

dangsin-eun gasib-ieyo, Dante.

—Tu fuiste quién empezaste de chismosa así que cállate.

—Ya regué las plantas las vas a ahogar —Ni siquiera creo que él la haya escuchado hasta que responde segundos después.

—Un poco más de agua no les hará daño, eso es vitamina para ellas —Katly va y cierra el grifo conectado a la manguera y Dante ni cuenta se da ya que mira sin descaró. Nos acercamos a él para comentar.

—Pura gente que muda o cómo se le diga a esa gente que trabaja de eso, ¿Dónde diablos están los dueños? —Él pelinegro se mueve de un lado a otro intentando buscar a alguien no uniformado —Hay un auto, uy, un Renegade Jeep Sport negro, eran limitados, no me gusta el modelo—Entrecierra los ojos de tal manera que estos desaparecen al ser achinados. Los tres buscamos con la mirada gente no uniformada que puedan ser los dueños. Y bingo, Dante nos agarra del brazo y jala hasta a él para qué podamos ver a una hermosa mujer —¡Carajo qué mujer! —Exclamo mi hermano con puro asombro, yo no pude evitar sentir una leve atracción por aquella mujer esbelta, era alta y de tez muy pálida, lucía un vestido negro pegado a su figura y de gran escote sin tirantes, usaba unos tacones altos del mismo color que su vestido, su cabello pelirrojo caía cómo cascadas en ondas por su espalda, llevaba un labial rojo fuerte y sus ojos verdes brillaban, esa mujer desprendía elegancia, sensualidad y seguridad, era sumamente atrayente y nosotros tres nos encontrábamos embelesados por su belleza.

Entre las paredes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora