Capítulo XXIII.

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Won Cassandra.

Nada. No encontró nada. Sólo un viejo almacén de cuadros.

Me negaba a aceptarlo. Algo no cuadra, la comunicación se cortó ese día, el equipo sufrió daños menores, pero seguía bien. Rowan no pudo durar tanto tiempo viendo cuadros viejos.

Paso mi mano por mi cabello, peinándolo hacia a un lado, la frustración rebosaba en mí. Mi hermana no me mentiría, ¿cierto?. Me quedo observando la ventana junto a mí, él olor a café me tranquilizaba, pero no lograba concentrarme en mis tareas. Tuve que venir sola a Sweet Place, Daysi aún no se siente bien para salir. Jack dejo mi orden en la mesa y se permitió examinar mi expresión, cruce miradas con él.

—¿Qué? —No esperaba sonar brusca, pero así fue. Jack no se ofendió, sólo sonrío.

—¿Qué te perturba, linda? —Nos quedamos unos segundos mirándonos. Me percaté de un leve morado en su pómulo, mi cabeza se ladea inconscientemente y me muestro confusa.

—¿Te metiste en una pelea? No sabía que eras de eso —Intentó sonreír, pero le salió una mueca. No dijo nada, yo tampoco, el momento se sentía amargo, ambos pasábamos por algo —¿Te puedo ayudar en algo, JackJack? —Sus ojos lagrimearon, pero él se limpió antes de que si quiera la lagrima salga. Negó.

— ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte Miss Korean? —Su tono de voz fue algo apagado, un pinchazo de dolor cruzo mi pecho, Jack es un buen amigo mío, y sea lo que sea que le esté pasando, lo tiene tan mal al punto de que su brillo y su esencia se estaba perdiendo, pero, aún así, seguía siendo Jack, él chico de los cafés, él chico que siempre aconseja a quién lo necesita y está dispuesto a siempre ayudar. Niego.

—Si me necesitas, tienes mi número y sabes dónde vivo —Ambos nos sonreímos cálidamente. Nuestro momento fue interrumpido por la campana que retumbo en el local, ambos miramos inconscientemente hacia la puerta, me tense levemente al verla, ella fue directo a su objetivo, la barra para ordenar. Jack fue corriendo a atender, su compañero había ido al baño. Le di el primer sorbo a mi café.

No la había visto desde aquel día de nuestra "pequeña" y "amigable" discusión. No sabía nada de ella, salvó que incendió la casa de mi mejor amiga. Estaba molesta por eso, su intención no parecía ser dejarla viva. Miré de reojo hacia a ella, estaba sentada en un banco frente a la barra, con su teléfono en manos, cómo siempre vestía desenfadada. Suspire con un poco de rabia, ¿Me estaba ignorando? ¿Se cree en derecho de ignorarme luego de lo que hizo?. Maldita perra. En un impulso me levanté de mi lugar y me encontré caminando hacia ella, me pare a su lado, ni se inmuto.

—¿En serio? —Me ignoró. Sentía esa vibra pesada a su alrededor, aún estaba molesta, pero yo estaba el doble de molesta que ella. Le arrebate el celular de la mano, ella soltó un bufido y apretó su mandíbula —¿Estás loca? —Voy directo al grano. Jack nos miró de reojo mientras prepara la orden de Aitana. Me senté en el banco a su lado —¡Eres una puta niña inmadura y loca! —Grite en susurros contra su rostro, me sobresalte al sentir cómo su mano atrapo mi mandíbula para callarme, por fin me miró y trato de concentrase en mis ojos.

—¿Yo? —Había fuego en su mirada.

—Tú. —Afirme con desafío, ella se río en mi cara.

—Tú eres la que se acercó luego de mandarme al diablo. Te atreves a molestarme e insultarme, cómo si fui yo la que luego de coger se desapareció de la vida de la otra, ¿Te parece que yo soy la puta niña inmadura y loca? —su agarre se hizo más fuerte, sus uñas estaban más largas, filosas y puntiagudas, pintadas de rojo. Ya siento que ese color le pertenece a los Towers.

Entre las paredes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora