Capítulo XXI.

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Won Dante.

Desperté en el sofá con la espalda adolorida, maldigo altamente. Debo dejar de dormirme aquí. Me incorporó hasta quedar sentado y con un leve mareo me levanto, me sostengo de uno de los brazos para no caerme y subo a mi habitación a tomar un baño y hacer mi rutina de higiene personal, aún con el sueño en las pestañas.

Al acabar voy a buscar algo de ropa para ponerme y ¡sorprise! no encuentro ninguno de mis T-shirts favoritos o cómodos. Suspiro y salgo de mi habitación sin nada tapando mi torso, atento a mí, irrumpo en la habitación de Katly y rebusco en sus gavetas y closet hasta sacar todo lo que considere mío, pase a su baño y me puse un poco de su crema hidratante, está me deja la piel más suave y reluciente, lo mejor es, que es gratis para mí. Luego de salir de su habitación me dirijo a la de Cassandra, sin importarme que Daysi esté ahí. Abro, Cass no está, pero Daysi sí, acostada en el colchón inflable, durmiendo. Trato de no hacer ruido y hago lo mismo que hice en las gavetas de Katly, rebuscar por mi ropa.

Malditas, compren su ropa. Aproveche y use su aceite para el cabello, me lo deja más luminoso y ayuda con el crecimiento. Salí de la habitación de mi hermana y regresé a la mía con los brazos bien llenos de camisetas. Lo deje sobre la cama y tome mi celular para ir al chat de Rowan.

Owi.

Estúpida. Quiero mis camisetas cuándo vuelvas por aquí,

si no vienes con ellas en manos, no entras, sin vergüenza.

Me puse una camiseta cualquiera y bajé a desayunar, en la cocina estaba Katly, cómo siempre, pero está vez acompañada, sonreí alegremente, me acerqué por detrás para abrazar a Alisha y ella me correspondió.

—Preparé waffles y café —Hice una mueca y me aparté.

—Café...

—Está vez trate de que no saliera tan puro...

—Ali, ríndete, no naciste para preparar café. No tiene sentido, es solo poner un sobre de café en la máquina, y ella lo hace por ti.

—Es qué no sé qué cantidad echar, estás maquinas modernas no sé entienden, prefiero mi cafetera antigua, de las que usa mi abuela —Me paso un plato con Waffles, sonreí y me senté en la barra para desayunar.

—Cariño, no puedes hacer café tampoco en esas —Katly río por lo bajo, ella se hizo la ofendida y me paso de mala gana, la taza con el café. Yo la recibí, miré el contenido y luego a ella, estaba frente a mí esperando a que aprobara. Mire a Katly detrás, quién me hizo una mueca de burla, yo aguante las ganas de reír. Le di un sorbo al café, lo saboree un poco y trate de disimular mi cara, la mire.

—¿Y bien?

—Al menos no está fuerte... —Rodó los ojos.

—¿Está rico?

—Pasable...no sabe a café... —Ella me arrebato la taza de las manos.

—¿Cómo que no sabe a café? —le da un sorbo y hace una mueca, me vuelve a mirar, yo puse mis labios en una línea.

—Está aguado... —Ella suspiro rendida y boto el café por el fregadero.

—Me voy a rendir con esto.

—Toma medidas —Empiezo a comer los waffles.

—¡Lo hago! Ahhh, odio estás maquinas.

Sonreí y me mantuve en silencio mientras desayunaba, ella se unió a mí y desayunamos juntos.

Entre las paredes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora