Capítulo XXXVI.

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Won Katly.

Sucesos del mismo día en qué Alisha fue a buscar la autopsia.

Línea de tiempo actual.

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Sabía que lo que estaba haciendo no era correcto, tenía que parar, pero no podía. Lo que sea que Michael Towers me hizo me mantiene cómo un imán con él hierro, adherido a él. Me maldecía mentalmente, debía haberme negado, pero aquí estaba, sentada en el asiento de copiloto junto al cobrizo, está falta en la universidad me costaría mucho.

Miré su perfil cómo una idiota embobada y no pude evitar sentirme mal, estamos en una situación complicada con nuestras familias y aun así nos escabullimos para vernos. Él me invitó a una “última cita” ya que lo que pasará después (según él) será difícil.

—¿Podrías ser sincero conmigo? —subí mis pies al asiento, llevaba un vestido negro que me daba por las rodillas, era de tirantes, mi chaleco estaba descansando en la parte de atrás, recién salía del funeral de Jack cuándo Mike apareció, interrumpiendo mi camino hacia mis clases. Me dio una ojeada.

—Supongo...

—Dime todo. ¿Qué hay detrás de las cascadas? ¿Qué eres? ¿Qué le pasó a Cass? ¿Tú familia...? ¿Tú madre es...? —relamí mis labios, sabía que la respuesta que me diera podría lastimarme, se derrumbaría aquel sueño que creía que era real, dónde por fin tenía a alguien a quién amar, con quién no necesitaba esforzarme porque se quede o con quién me sintiera cómoda.

Él suspiró —No creo que hablar de eso sea necesario...¿aporta algo a nuestra relación?

—Sí...creí que te conocía, qué no había secretos entre nosotros y que nos contábamos todos...y de repente resulta que es todo lo contrario y que tú no has sido sincero.

—Tú tampoco has estado siendo sincera —fruncí mi entrecejo.

—No te he mentido en nada.

Soltó una risa irónica—Claro... —No despegó su mirada ni un segundo del frente, conducía con una sola mano mientras la otra descansaba en la posa brazos del asiento.

—¿Tú forma de evadir mis preguntas es echando me en cara que también soy una mentirosa?

—¿Entonces si me mentiste?

—No —Me estaba empezando a desesperar y molestar —¿Vamos a discutir en nuestra posible última cita?

—Tú empezaste.

Mi boca se entreabrió de la sorpresa.

—Imbécil —Giré mi cabeza hacia la ventana y me cruce de brazos un tanto ofendida. Lo escuche suspirar.

—Bonita, no quiero que nuestra cita se convierta en una innecesaria discusión. Consideró que mejor olvidemos todo el trasfondo y disfrutamos nuestro tiempo.

—Mike, el punto es que no es así de simple, me siento engañada, siento que lo nuestro es una farsa, y qué no niegues o afirmes mis preguntas me pone en posición de duda.

—Es innecesaria esa información...

—No. Todo va a salir mal entre nuestras familias, estoy segura y tú lo sabes, y no tienes los huevos para contarme la verdad, sólo existen para... —me interrumpe.

—Ha este punto ya no importa nada de eso, y tú estás clara de la verdad, oírla de mi boca no hará la diferencia —rode los ojos y lo torturé con un silencio incomodó, sólo deseaba honestidad, ya estamos en la recta final y a sincerarnos podría ser nuestra muestra de cariño más sincera, pero él no lo entiende.

Entre las paredes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora