Capítulo XXXI.

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Won Cassandra.

Tenía la mirada perdida. Mi hermana menor se encargó de curar y limpiar mis heridas, ninguno ha dicho nada desde que Dante me dejó aquí, Katly lo intento, pero Rowan la mando a callar, se fue a una esquina con Dante y sabía que era para preguntarle que sucedió.

Las imágenes de lo sucedido se reproducían en mi cabeza, desde Jack hasta Daysi, ahora no sentía nada, quería llorar, pero no podía, quería gritar, tampoco podía. Tome aire. Katly me miró confusa y con pena, yo preferí evitar su mirada.

—Esto está acabando contigo, Cassandra, tienes que parar —Mordí mi lengua en mi interior y traté de soltar palabras, pero no podía, tenía un nudo en la garganta reprimiendo cualquier sonido de mi boca. Ella suspiro.

Ella lo sabe.

Rowan se sentó frente a mí en la mesita del sofá, si mamá la veía ahí la mataría. Adoptó un porte de oficial y ya sabía que se venía. Le di un corto vistazo, las piernas ligeramente abiertas, inclinada levemente hacia a mí con sus codos sobre sus mulos y las manos entrelazadas, tenía un moño desenfado de donde varios mechones se escapaban, usaba sus lentes, supuse que de seguro estaba trabajando antes de que yo llegara en estas condiciones.

—Sabes que debo hacerlo... —Dijo en voz baja, Katly se sentó junto a mí, pero un poco alejada y Dante se limitó a observar de pie en una esquina. Asentí, trataría de hablar, tenía que soltar todo, desde Aitana, lo que hizo, Jack, Daysi y este asesino —¿Qué sucedió?

Cerré mis ojos y sentí las emociones volver aparecer, el dolor se estableció primero en mi pecho, estrujándolo y luego se extendió por todo mi ser en un amargo escalofrío, abrí mi boca y al inicio mi voz tembló y me trabe, pero la mano de Katly sobre la mía me ayudo a calmarme, para iniciar hablar.

Lo hice, conté todo lo que sabía, lo que hice, lo que no, lo que sucedió, lo que pudo no haber pasado, dije hasta demás y ya me encontraba llorando de manera desgarradora en el hombro de Katly, ella lloraba junto a mí en silencio y me apretaba suavemente. La habitación se mantuvo en silencio hasta que me tranquilice un poco.

—¿Por qué no me contaste todo esto antes? Eres una estudiante, aún no estás capacitada para nada de esto, ni física y menos mentalmente Cassandra, por eso hay un internado antes de llegar a trabajar en esto, el humano es débil, y hay que entrenarlo para lo que venga, no debiste pasar nada de esto sola...

Limpié mis lágrimas y reconocí que ella tenía razón, era lo mismo que Daysi me decía cuándo íbamos a lo práctico. Rowan puso sus manos en su frente y froto sus sienes en busca de paciencia, no sabía si estaba molesta, estresada, frustrada o triste.

—Yo, yo, lo siento, tú tienes razón...es qué pensé...es, es que...la curiosidad...tenía miedo... —Solté lo último sin pensar y sin sentido, Rowan negó levemente, sabía que me iba a seguir regañando.

¿Miedo? ¿De qué?

Lo pensé, y sólo venía Aitana a mí cabeza ¿Le temía a ella? No...Le temía a lo que sentía por ella, cada cosa que hacía en este caso era con intenciones de acercarme más a ella, pero me negaba a creer que ella me gustaba o sentía algo más allá de atracción, porque no podía, ella era una asesina...me estaba lastimando y aun así no la odio, estoy mal de la cabeza y eso era lo que no quería aceptar, pero ya no puedo negar más la verdad. Me gustaba Aitana, aun siendo una psicópata, me encantaba.

—¿Miedo de qué, Cassandra? ¿Sabes todo lo qué te hubieras ahorrado si lo dejabas en mis manos, o te alejabas? —Katly limpio mis lágrimas y acaricio mi pelo, yo estaba ahora contra sus pechos, con las manos abrazando mi cuerpo.

Entre las paredes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora