Capítulo XI.

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Won Dante.

La música reproducida desde mis headphones no me permitían escuchar nada a mi alrededor, estaba sumido en las letras de The Weeknd en Creppin. El sol estaba al tope, ya era medio día, junio, verano, por lo tanto, el calor era aún más fuerte. Ya había realizado mi inscripción a la universidad había decidió conseguir trabajo de medio tiempo en estás vacaciones, así me escapaba de Loren cuándo fuera a mi casa o de que mi madre me hiciera ir a casa de los Towers.

Estaba en el taller del Señor Leandro Ramírez, era un hombre de color mestizo, regordete, y de cabello negro largo, siempre en una coleta, era un agradable mexicano, nuestro único mecánico automotriz con un taller en el pueblo, no se puede quejar, le va bien.

-I don't wanna know... ¡Auch! -Sentí un golpe en mis costillas y por instinto sostengo de estas, miro al señor Leandro y me quito los cascos para oír que dice este.

-Chino, más trabajo, menos canto, vamos, chaun chin chin, en tú idioma para qué me entiendas.

-¡No soy chino! ¡Y no entendí lo qué me dijo! No hablo español-Me sentí ofendido por que me dijo chino, ¿Por qué nos confunden con esos creadores de pandemias?

-Y yo no hablo mandarín, ¿Qué hacemos, mi hijo?

No tengo idea que fue lo que me dijo, pero seguí con mi trabajo, estaba reparando un auto que nos llego está mañana tenía un problema en la Válvula, por lo que me estoy encargando yo, mientras los otros dos trabajadores se fueron a almorzar, los que estamos de pasada por el verano somos los únicos aquí, estaba un amigo de Cass de la prepa, el hijo de Leandro, él mismo y yo.

Duré un buen rato reparando la Válvula, todo mi sudor se había pegado a mi ropa, me sentía tan pegajoso e incómodo, estaba ansioso por llegar a casa y tomar un baño de agua fría. Sequé el sudor de mi frente. Había hecho de mi cabello un moñito alto para qué no me estorbara, mi moñito era la gracia de Leandro, no sé que decía, pero sí sé qué se burlaba por sus intensas carcajadas.

Acabé mi turno y ya tenía el trabajo hecho, me senté a descansar, antes de tomar mis cosas e irme a casa, le dije a Liam, el hijo de Leandro, que le avisará a su padre que acabé mi turno por hoy, domingo. Camine de regreso a casa, y es qué era un camino largo, por lo que termine el doble de cansado, sólo quería llegar a casa y meterme bajo aire mientras veía los nuevos vídeos de mi canal favorito, odio trabajar, necesito una mujer mayor, guapa y adinerada que me mantenga, soy demasiado bonito para mal pasar tanto. Una mujer así cómo Lorena, guapa, mayor y con dinero.

La casa de los Towers quedaba antes que la mía, la observe mientras caminaba, tan grande, elegante, con esas vibras tétricas...llena de secretos, capte movimiento en una de las ventanas, Loren, se movía de un lado a otro con su vestido floreado, parecía acompañada, por qué sus labios se movían y miraba constantemente a un punto. El viento movía sus cortinas y su cabello también. Solté un suspiro, es demasiado linda para mi propio bien, no sé cómo contener lo que ella provoca en mi estómago, y es verdaderamente molesto, por qué ella no es mi tipo, no me gusta, no es la persona con la que desearía llevar una relación, pero mi cuerpo pide a gritos interacción entre nosotros, cuándo ella está cerca me quiero alejar, mi cuerpo y yo peleamos cómo si no fuéramos uno sólo, de alguna forma ella causa algo en mí, y lo odio, porque están forzado, no sé qué diablos ella le esté haciendo a mi ser, pero esté no soy yo, mis pensamientos se ven envueltos en ella y su madre, las dos remueven tanto en mí, pero lo de Lorena no se siente tan forzado.

Suelto un gran suspiro y entro a mi casa, la sala vacía, mi mejor amigo el sofá, me ha estado extrañando, y yo a él. Acaricié el espaldar de este y lo abracé.

Entre las paredes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora