Capítulo XL.

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Daysi Crane.

Sentía todo mi estómago revuelto, mi cabeza palpitante por el dolor de mis sienes las cuales estaban peleando por explotar. Todo a mi alrededor estaba oscuro, mis recuerdos dispersos, no tenían un orden, volaban al azar, y estaban borrosos.

Escuchaba pasos afuera, voces, risas, ruidos, a veces pasos, estaba segura de qué algo me cubría los ojos para impedir que viera lo que sucedía.

Intentaba aclarar mis pensamientos y recuerdos, pero era un tanto doloroso hacerlo, mi cerebro dolía y sentía que lo forzaba.

A veces venían, creo que el único recuerdo que estaba claro en mi cabeza era uno que no entendía muy bien.

Salí a la superficie de un río y un atardecer rojizo con auroras boreales de una tonalidad lila me recibieron, el agua era un tanto espesa y tenía brillos, cómo si fueran estrellas en el agua, relucían, eran atrayentes.

Nado a la orilla y al estar encima de una roca detalle mejor el gran bosque a mi alrededor, con frondosos árboles y este bello lago transmitían una rara paz inquietante.

Escuche un gran rugido, cómo si de una bestia se tratase y al mirar al cielo por la gran sombra que cubrió el lugar, quede perpleja y boquiabierta, había resbalado y caí al agua por el miedo. Porque arriba estaba algo que sólo veía en películas, series y hasta libros, un dragón gigante de color blanco brillante, este había sumido todo en oscuridad, me quede mirando como se alejaba mientras tragaba agua sin querer, está sabía dulce y ácida, hice una mueca y me espanto al ver cómo una persona salió de las profundidades dejando sólo la punta de su cabeza y sus ojos a la vista. Lo que me espanto no fue que saliera de la nada, era aquellos ojos blancos sin iris.

Lentamente retrocedí y luego...no sé que ocurrió, todo estaba oscuro.

Escuche una puerta rechinar y luego pasos de tacón acercarse a mi, un embriagador aroma frutal se coló por mis narices haciendo que esta ardiera en una terrible comezón que no pude calmar con mis manos debido a que estás estaban técnicamente atadas por alguna cadena.

Mis ojos se abrieron lentamente y la persona que me recibió me hizo entrar un poco en pánico, no era horrenda, no era rara, pero me sentía en un secuestro.

La mujer rubia de algunos 40 y tanto de años me miraba de manera curiosa con esos iris azules, y facciones delicadas.

—Es adorable, podríamos enviarla al zoológico...—comentó con una voz baja y suave. Mire sobre su hombro a aquel hombre de gran tamaño y cabello rojo encendido, tenía ojos blancos y una piel clara con tatuajes marcados, sus facciones marcadas y rudas se veían seductoras, pero aún así gritaban que no debías acercarte.

—My lady, ya no hacemos eso—Dijo el cabello de fuego.

—Odio que me digas: "my lady"—entorno los ojos y estos cambiaron a un verde brillante que me parecieron un tanto familiar. Me extrañe ante ese suceso pero luego al verla ponerse de perfil y notar sus puntiagudas y estiradas orejas, mi rostro no sé pudo contener y mis expresiones hablaron por si solas.

—Tengo que ser profesional...—hizo una pausa, la mujer lo miraba sobre su hombro—amor...—suspiro, la mujer ríe, llevaba una diadema de hojas y flores enlazadas por un tipo de varilla dorada de la cuál en el medio tenía un diseño en forma de diamante junto a piedras preciosas cómo cuarzos.

—Me dijeron que intentaron entrar en su cabeza, no debieron hacer nada sin mi consentimiento, o en este caso él de alguien con más autoridad que yo.

—Lo siento cielo, pero ella insistió—La mujer volvió a rodar los ojos, ahora estos cambiaron a un gris brillante. Volvió a mirarme y yo trate de estar tranquila, me sonrió cálidamente, se veía una mujer mayor, podría tener hijos adolescentes, quizás, no sé, pero necesito que me pase la crema que usa para tener una piel tan limpia y fuera de arrugas.

—Lamento el dolor por él que te han sometido...—se disculpa—¿Recuerdas tú nombre?—Tardó en responder con un asentimiento de cabeza, ella parece esperar que le diga, así qué trago antes de hablar.

—Daysi...

—Daysi...—sabrosea mi nombre entre sus labios— encantador nombre para una linda humana...Yo soy Lady Laena Lestreille, señorita de mentes, vengo de la casa real Laiweet, en nombre del palacio Blank, queremos pedir disculpas por el daño mental que se te ha ocasionado, no suelo dejar novatos a cargo de esto, ten por seguro de que serán castigados por tal falta—Quedó en silencio, procesando sus palabras y presentación larga y confusa...Blank...dónde escuche eso...—Quiero saber que tanto recuerdas, estrellita.

Me dejó procesar unos segundos, me dio comida, acomodo, hidrató y me dio tiempo, al cabo de unas horas trate de ser específica y decirle que recordaba, pero se me dificultaba, ella tomo mi mano y sentía una rara energía recorrer mi cuerpo desde ese roce hasta todo mi ser, poco a poco los recuerdos fluían, se perdían y se distorsionaban.

El hombre pelirrojo había salido hace un buen rato y recién regresó ahora con noticias.

—Enviaron una guardiana de la zona en la que habitaba la humana—Informó, la rubia, la cuál ahora tenía unos iris de color violeta posó su mirada en él y asintió.

—Qué pase—ordenó. A pesar de toda la rareza que sucedía en este momento me sentía tranquila, no me preguntaba por sus orejas o porque sus ojos cambiaban tanto de color, tampoco me inquietaba aquel guardia de gran tamaño y ojos blancos, ni tampoco las demás personas que habían entrado.

Cuándo vi quién atravesó la puerta, me sentí feliz, entusiasmada, grata, pero se me pasó rápido al ver su ligero temor, y sorpresa, y poco a poco entendí que sucedía aquí.

Esto no era un sueño, y si lo era, que aterrador debía de ser, esto era algo más allá de lo humano, y acabo de recordar cómo llegue aquí, al ser lanzada por aquel asesino al agua, cuándo salí me encontré aquí, puede ser qué esté muerta y en el más allá, pero no creo que él más allá parezca un cuento de hadas...

Relamió sus labios y hizo una leve reverencia a la mujer frente a mí. Iba a hablar en código, pero la mujer frente a mi la corto antes de iniciar, noté un leve parecido a alguien que ya conocía y me resulto preocupante pensarlo, pronto ese pensamiento se fue de mi cabeza y la mujer me miró por el rabillo del ojo como si hubiese pensado lo mismo que yo y quería comprobar que lo olvide.

—¿Cuál es tú nombre, guardiana?—Preguntó antes de girarse a mi.

—Alisha Yukeiweft, de la casa de guardianes Yukeiweft...

Fue ignorada, la mujer me miro y relamió sus labios, de repente todas las escenas y recuerdos que tengo de los Towers fluyeron sin yo desearlo, o si quiera tenerlos en cuenta, fue tan espontáneo que me extraño, la mujer llamada Laena, me apretó la mano con firmeza sin despegar nuestras miradas y sus iris violeta brillaban más, de un momento a otro perdí conocimiento y de pasó también la consciencia.

***
¡Hola! Perdonen la tardanza en actualizar y que los deje con 2/3 capítulos, se los voy a recompensar, es qué esté cuerpo ha tenido unas semanas duras, me están haciendo explotación estudiantil y ya saben, hay que salvar el semestre😭

Sigan leyendo♡.




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