Capítulo 25

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El teléfono de Emma vibró estruendosamente, siendo el único ruido en la recámara y probablemente en toda la casa. La manera en la que ambos gruñeron, los hizo reír entre sueños. Se limitó a estirar el brazo para oprimir un botón y silenciar el vibrador del celular. Suspiró mientras se giraba hacia Robert para dormir cuando el teléfono volvía a molestarlos.

—Maldita sea —masculló.

—Tal vez es urgente —murmuró Robert aún con los ojos cerrados. Se mordió la lengua porque temió que se tratara de Dale. Ella gruñó antes de levantar la cabeza y estirarse a tomar el móvil. Vio la pantalla y gimió.

—Es mi padre.

Robert no pudo decir nada.

—¿Qué ocurre? —masculló cuando se colocó el teléfono en la oreja. Se concentró en el ligero pitido para lograr detectar alguna voz, pero solo alcanzó a oír un ligero murmullo y supo que no era nada bueno, porque ella puso mala cara.

—Sabes que me molesta que me llames cuando estás con ella. Ya te dije que no voy a ir en Navidad, además tengo planes —se encogió ligeramente cuando dijo ella. El pánico se apoderó de él—. Oye, ¿y por qué ahora te interesan mis planes? Sí, iré a California con Patrick, pero eso no te incumbe. Mira, voy a colgar, estoy agotada y quiero dormir un poco más. Me da igual, adiós.

Y colgó para luego tirar el móvil hacia el buró junto a la cama.

Robert se limitó a mirarla mientras se sentaba en la cama y suspiraba pesadamente. Se incorporó también para darle un beso en la sien.

—¿Todo en orden? 

Emma negó con la cabeza.

—Mi padre insiste en que pase la Navidad con él y además habló de una sorpresa para mí. Quiere que vaya con su familia feliz a fingir que yo también soy feliz con ellos cuando lo cierto es que no los soporto —lo miró con un gesto de disculpa—. En ese caso, tuve que mentir. Les dije que iría con Patrick y lo siento, es que no sé cómo decirles...

—No, nena, tranquila —se apresuró a abrazarla—. Yo te entiendo perfectamente y sé que no es algo fácil.

—Pero siento como si te hubiera negado —protestó.

—No lo hiciste. Yo estoy contigo, ¿de acuerdo? Cuando estés lista, yo lo estaré también. Unieron sus frentes y ella asintió.

—Gracias.

Permanecieron en silencio por un momento y ella cerró los ojos mientras él se limitó a mirarla.

—¿Quieres hacer algo hoy? —le preguntó entre susurros— Podemos salir a alguna parte, o si prefieres quedarte conmigo y vemos alguna película...

Pero ella negó con la cabeza y se alejó.

—No te preocupes. Creo que mejor deberías pasar tiempo con Blair y Thomas. Los abandonas mucho por mí y ellos vinieron a verte. No es justo para ellos.

—¡Oh, vamos! Ambos te adoran y sabes que no hay ningún problema. Además ahora están dormidos y no sabes cuánto me alegra eso —le dedicó una sonrisa torcida, con la intención de relajar la burbuja—. Gritan bastante.

Funcionó: Emma se echó a reír.

—Creo que me dará mucha vergüenza cuando los vea. ¿Y si nosotros gritamos más que ellos?

—No estaría mal. Entre más gemidos, mucho mejor, preciosa.

—¡Fanfarrón!

—Está bien —Robert se levantó y se puso los pants—, mientras decides lo que quieres hacer, vamos a ducharnos. La siesta de Blair y Thom va para largo. Me pregunto si hicieron más ejercicio que nosotros...

El amor que construimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora